El 24 de febrero de 1957, Scandinavian Airlines System (SAS) realiza el primer vuelo comercial transpolar de carácter regular. La operación representa no sólo un paso fundamental para la compañía, sino que para toda la industria aérea.
Los vuelos transpolares son un objetivo que la aviación tiene para optimizar las operaciones y alcanzar destinos lejanos en el menor tiempo posible. En épocas en los que los vuelos de largo recorrido son todavía un sueño, aparecen para volar largas distancias con el alcance que ofrecen las aeronaves de esas épocas.
Con los viajes marítimos del siglo XV y el desarrollo de la cartografía que muestran la realidad del planeta, se concluye que la distancia mínima entre dos puntos en la superficie de una esfera es siempre un arco. La planificación de las rutas aéreas sigue el mismo principio. Por eso, los primeros vuelos trasatlánticos como el realizado por Charles Lindbergh desde Nueva York a París sigue una ruta curva sobre el Norte del Atlántico en lugar de la línea recta.
Preparativos y primeros vuelos
Antes del vuelo comercial de carácter regular, SAS ya explora las ventajas del vuelo transpolar. Con las entregas de aeronaves, efectúa las primeras operaciones, incluso con pasajeros, pero sin establecer todavía los vuelos regulares. Desde la década de 1940, la empresa viene explorando las rutas en conjunto con Bendix Aviation y expertos aeronáuticos.
En 1952, con la entrada del Douglas DC-6B bautizado como Arild Viking desde Long Beach, California (donde se encuentra la fábrica de Douglas) hasta Copenhague. Con 24 pasajeros, hace escala en Edmonton y en la base Thule, en Groenlandia, antes de llegar a la capital danesa. Cabe recordar que el DC-6B es uno de los aviones que permiten los primeros vuelos intercontinentales, junto con el Boeing 377 Stratocruiser y el Lockheed L-049 Constellation.
Otro ensayo importante ocurre el 15 de noviembre de 1954 en la ruta Copenhague – Los Ángeles también en un DC-6B. El ensayo cuenta con el apoyo de un segundo avión del mismo modelo que sale 20 minutos más tarde que el primero. La razón responde a una estrategia de SAS para mostrar el mundo un éxito rotundo, independiente de que hubiese una falla en el avión. Ante cualquier incidente, se procede a cambiar de aeronave y hacer como si nada hubiese pasado. Para ello, el segundo DC-6B se bautiza igual que el primero con el nombre Helge Viking.
El vuelo que marca el hito
La operación que marca el hito ocurre el 24 de febrero. Con un DC-7C (registro LN-MOD) bautizado como Guttorm Viking, SAS se propone unir Copenhague con Tokio. Para conectar ambas capitales, propone la ruta transpolar utilizando una escala en Anchorage (Alaska).
Al mando del capitán Hedell Hansen y Kare Herfjord, el DC-7C despega desde el aeropuerto Kastrup de Copenhague a las 11:35 UTC. La dirección es hacia el polo Norte para optimizar el viaje hasta Alaska y luego hasta Japón. Con 47 pasajeros a bordo, incluidos el Príncipe Axel de Dinamarca y Thor Heyerdahl logra su objetivo.
Demostrando confianza en los estudios y operaciones previas, otro DC-7C (registro LN-MOE) despega desde Tokio rumbo a Copenhague realizando la ruta inversa. A bordo están 45 pasajeros entre los que destacan el Príncipe y la Princesa Mikasa de Japón.
En perfecta coordinación, los dos aviones se reúnen en el polo Norte a las 21:37 UTC. La ruta permite ahorrar 2.000 millas náuticas de recorrido (3.219 kilómetros). En tiempo de vuelo, representa una disminución de 18 horas de viaje, respecto a la ruta normal de esa época.
Una práctica común hoy en día
Con el desarrollo de las aeronaves, los vuelos transpolares comienzan a frecuentarse. Tras la hazaña de SAS, otras líneas aéreas también se aventuran por estos tramos, especialmente cuando se materializan las rutas sin escalas de largo recorrido.
Si bien en el hemisferio Norte ocurren con mayor frecuencia, dado que es en esa zona del planeta donde más se requieren, en el Sur también se manifiestan. En Argentina con el vuelo transpolar de Aerolíneas Argentinas y en Chile con la histórica operación realizada por LAN Chile en un B707 desde Punta Arenas a Sydney. Precisamente, la hazaña de LAN y su tripulación recibe las felicitaciones de la propia SAS. “Es un gran evento en la historia de la aviación civil”, felicita la línea aérea escandinava a la compañía chilena.
Actualmente, los vuelos transpolares son comunes y prácticamente pasan desapercibidos por los miles de pasajeros que los toman diariamente. Si bien no pasan directamente por el polo, su proximidad permite conectar el Medio Oriente e India con Norteamérica o Europa con Asia, ahorrando tiempo y combustible.
Fotografía portada – SAS