A décadas de la masificación de los vuelos por el Pacífico Sur, una operación especial de LAN Chile marca los annales de la historia aeronáutica chilena. La hazaña no sólo demuestra el progreso tecnológico en la aviación de la época, sino las capacidades de un país y su línea aérea por aprovechar su ubicación geográfica en función de la conectividad global.
Corren vientos tormentosos por el Chile de esos años. En medio de una reorganización política, económica, social -y también cultural-, la entonces línea aérea de bandera del país recompone sus servicios. En las rutas internacionales, exhibe con orgullo sus más recientes incorporaciones: los Boeing 707. Dichas aeronaves son la vanguardia de la compañía y como en el resto del mundo protagonista de los primeros vuelos de larga distancia sin escalas.
Media década antes, la modernización de la flota de largo alcance de LAN se da de una manera favorable para el Gobierno de Chile. Lufthansa busca por esos años expandirse en Sudamérica y llegar hasta Santiago. Para concretar ese anhelo, abre como destino Lima con sus B707 y pide a LAN Chile los permisos para volar la ruta Lima – Santiago, a cambio de la compra de uno de estos aviones casi nuevo. Después de varias negociaciones -y el fracaso- de un acuerdo inicial LAN accede a la compra del primer B707.
El 1º de abril de 1967 aterriza el primer B707 de LAN en la losa del nuevo aeropuerto de Pudahuel. Lo reciben todos los directivos de LAN, autoridades de Gobierno, y el fundador -y forjador de la aeronáutica chilena- el Comodoro Arturo Merino Benítez. Quince días después la aeronave (registrada como CC-CEA) despega rumbo a Nueva York (JFK) con escalas en Lima y Miami.
Para 1973, la compañía dispone de tres B707. La ampliación de esta flota de aviones está pensada para prolongar las operaciones a través del Pacífico Sur. La idea era llegar a Fiji, extendiendo la ruta Santiago – Isla de Pascua – Papeete.
Con ese objetivo, LAN comienza con vuelos chárter a Australia. El 1º de diciembre de 1973 se realiza el primer vuelo al mando de Jorge Jarpa y Kurt Pfeffer, llevando a un grupo de argentinos y uruguayos. La llegada a Sydney es recibida con honores por las autoridades australianas, diplomáticos chilenos en esa ciudad y la prensa local. A bordo también está Roberto Parragué Singer, como ingeniero de vuelo del Boeing. Por sus hazañas en el Pacífico Sur, se le honra por contribuir al acercamiento de Chile, Australia y Nueva Zelanda.
Sin restar importancia a la llegada, el vuelo de retorno es el que trasciende como noticia internacional. Aún cuando las aeronaves de ultra larga distancia son un anhelo, incluso el propio B747 “Jumbo Jet”, el emblemático B707 de LAN Chile y su tripulación hace historia mundial. Al mando de Jorge Jarpa, la compañía une sin escalas Sydney con Punta Arenas, abriendo la ruta transpolar. La operación trae el correo de la manera más rápida posible para aquella época.
LAN Chile recibe felicitaciones de todas partes del mundo. Desde Europa, SAS escribe que el logro “es un gran evento en la historia de la aviación civil”.
El vuelo no se trata de una ruta transpolar propiamente tal, sino una referencia al utilizar un trayecto por los paralelos más australes posibles. La operación sienta un precedente para futuros vuelos décadas después y da a Chile un rol destacado en el Pacífico Sur. Sin embargo, son los argentinos quienes toman protagonismo comercial de la hazaña con la inauguración de la ruta Buenos Aires (EZE) – Río Gallegos – Auckland – Sydney con Aerolíneas Argentinas. La compañía trasandina comienza esos vuelos con el mismo material aéreo, pero después lo cambia con sus B747-200, B747SP y Airbus A340-200.
LAN Chile no vuelve a Australia hasta 2001 cuando incorpora de los A340-300 que hasta 2015 realizan la ruta Santiago – Auckland – Sydney. En 2012, Qantas se suma a la operación por el extremo sur con la ruta Sydney – Santiago y que después se complementa con operaciones sin escalas de LATAM con Boeing 787-9 desde la capital chilena a Sydney como a Melbourne.
Desde 2020, los cierres de fronteras instaurados como medida para prevenir la pandemia del COVID-19 tienen a estos servicios suspendidos. Pese a que existe una demanda, la falta de iniciativas gubernamentales para recuperar la conectividad aérea afectan el libre tránsito de las personas e imponen un retroceso a los avances que por años la aviación y la voluntad de progreso de autoridades con visión de futuro consiguen.
Mientras la población espera un retorno a la normalidad, la hazaña del vuelo transpolar -totalmente anticipada para la época- es una invitación a rescatar el valor de la aviación y los logros de aquellos hombres que, con los recursos disponibles, hacen eco para la posteridad. Lentamente, el slogan “En Las rutas LAN no se pone el sol” de principios de la década de 1970 comienza a ser una realidad.
Ilustración de portada – Luis Soto P. (Aero-Naves)