Factibilidad de vuelos a Chillán tiene altos desafíos por cercanía a grandes ciudades y nuevo tren rápido

Una delegación de SKY visita el pasado 18 de mayo las instalaciones del aeródromo Bernardo O’Higgins de Chillán. La razón realizar una inspección técnica en el marco de un estudio de factibilidad para evaluar la posibilidad de vuelos comerciales.

El anuncio sorprende más que por la ruta por los desafíos que esta presenta. Por su cercanía a Santiago y la falta de catalizadores importantes para asegurar una demanda que asegure la rentabilidad de los vuelos dificultan la posibilidad de vuelos regulares. A esto se agrega, la próxima entrada de un tren rápido entre Santiago y Chillán que con seis frecuencias diarias en ambos sentidos, ofrecerá conectividad rápida entre las ciudades.

Los trascendidos indican que si proceden los vuelos comerciales, SKY podría colocar una operación de dos a tres frecuencias por semana en Airbus A320neo con capacidad para 186 pasajeros. Considerando la oferta terrestre de buses, la infraestructura vial y la puesta en servicio del tren rápido en los meses siguientes, la propuesta de la línea aérea no sería muy atractiva para los viajeros en general, más aún si se consideran los tiempos de traslados al aeropuerto y las esperas correspondientes.

Si bien a través de políticas permanentes de estímulo a la demanda las líneas aéreas consiguen desarrollar distintas rutas, la presencia de una cantidad suficiente de pasaje con una necesaria disposición a pagar distintas tarifas sigue siendo imperiosamente necesaria para sostener los vuelos en el tiempo. Posiblemente, una alianza con tour operadores nacionales o extranjeros pueda ser la única forma de dar viabilidad a estos posibles vuelos, siempre y cuando, dicha demanda también sea suficiente.

Últimos vuelos a Chillán

La última exploración de vuelos comerciales entre Santiago y Chillán los realiza LAN hace más de una década. La decisión de no continuar con estos servicios responde a una razón simple la falta de una demanda adecuada y las cercanías con Concepción y Santiago.

Hacia 2013, se abre la posibilidad de vuelos comerciales con Aerocardal como parte de las opciones para dar ampliar la operación de los aviones Dornier Do328 adquiridos para operar vuelos regulares regionales a Vallenar. Sin embargo, el término de los proyectos en el valle del Huasco pone fin a los vuelos regulares y a la posibilidad de sumar otras ciudades como Chillán, una de los consideradas.

En esos momentos, la empresa de vuelos privados considera que si se desarrolla una red suficiente de ciudades, se podría sustentar la operación con su nueva flota. Además de Chillán, consideran Los Ángeles y Pucón. Sin embargo, ninguna localidad reúne condiciones apropiadas para rentabilizar los vuelos por la baja demanda. Ante la realidad, los aviones terminan saliendo de la flota.

Anhelos y supuestos

A pesar de que la conectividad es relativamente buena a través de distintos medios de transportes los vuelos comerciales siguen representando un anhelo para la comunidad local de Chillán. Sin mucho conocimiento técnico -y menos aeronáutico-, las autoridades políticas y gremiales de la zona aprovechan la percepción para presionar por un transporte aéreo. Probablemente, su petición de vuelos comerciales responda a intereses propios, a compromisos asumidos o bien a intentos para demostrar ciertos logros ante la comunidad.

“Según lo que hemos observado a partir del crecimiento de nuestra capital regional, existe un consumidor que va a privilegiar el traslado aéreo hacia Santiago y también de muchos ejecutivos de Santiago que van a privilegiar el transporte aéreo para venir a Chillán. El potencial de crecimiento de nuestra región es grande y cada vez vemos que crece el interés por un medio de transporte más ágil que el transporte terrestre, muy congestionado, con serias dificultades y mucho peligro”, señala en prensa Alejandro Lama, presidente de la Cámara de Comercio de Chillán.

El diputado (UDI) Cristóbal Martínez expresa que “junto a los gremios, le expusimos el potencial de demanda que tiene la región de Ñuble para que vuelvan los vuelos comerciales, y no tan solo para la región, sino que también para comunas aledañas, como Parral o Linares; todos sabemos lo colapsadas que están las carreteras”.

Ricardo Salman, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de la región del Ñuble, agrega que el establecimiento de los vuelos, “permitirá que muchas inversiones puedan llevarse a cabo, ya que acercará a los inversionistas, tanto nacionales como internacionales”.

Chillán, ciudad conectada

Chillán se ubica a poco más de 400 kilómetros de Santiago. La distancia hace que el avión no sea competitivo en comparación con otros medios de transporte, salvo que existan condiciones de demanda, tamaño de la población, economía o barreras geográficas. La población es reducida superior a 200.000 habitantes.

La ciudad y localidades cercanas están bien conectadas con otras localidades por una red caminera importante, incluyendo los grandes centros urbanos de Santiago y Concepción. La infraestructura existente puede mejorarse facilitando el transporte. La materialización del tren rápido Santiago – Chillán será una muestra de aquello.

Otro ejemplo es el desarrollo aeroportuario de Carriel Sur (Concepción) que potencia no sólo a esa ciudad, sino que a toda la zona, incluyendo el Ñuble, por la cercanía. En el aeropuerto de Concepción se está llevando un centro logístico que de prosperar será clave para las exportaciones como la fruta desde el centro sur de Chile. Desde Concepción también hay servicios aéreos a distintas ciudades de Chile por parte de tres compañías aéreas lo que asegura competencia y múltiples alternativas de viaje.

El proyecto del tren rápido Santiago – Chillán mejorará la conectividad de la capital del Ñuble. El servicio futuro considera seis frecuencias diarias en ambos sentidos atendidas con seis formaciones de última generación en un tiempo de viaje de algo más de 3 horas. Las estimaciones de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) consideran un transporte de hasta 800.000 pasajeros por año en comparación con los 230.000 actuales y un beneficio para 2.000.000 de personas.

Un problema de intermodalidad

Más allá de la necesidad de vuelos que respondan a los anhelos políticos, gremiales y comunitarios, el problema de Chillán como de otras ciudades intermedias radica en la falta de un desarrollo intermodal de medios de transporte. Pese a los esfuerzos desplegados por el Estado en los últimos años (prácticamente en el transporte urbano de la capital), los distintos medios de transporte en general funcionan independiente.

Los nuevos proyectos parecen no cambiar esta realidad. El proyecto del tren Santiago – Valparaíso sin pasar por el aeropuerto de la capital es un ejemplo. Ningún aeropuerto de Chile tiene contemplado un servicio ferroviario, pese al potencial existente.

Otro caso es el nuevo servicio de transporte público que no brinda una alternativa eficiente para llegar a la terminal aérea capitalina ya que por temas contractuales impuestos del Estado llega sólo hasta el exterior. En regiones, salvo Carriel Sur, ningún aeropuerto tiene servicios de buses urbanos y en algunos hay oferta de servicios subconcesionados como Puerto Montt. La conectividad aeropuerto-ciudad prácticamente está reservada a taxis y transfers.

La falta de alternativas de transporte es demandada por los usuarios. En varios aeropuertos, critican que las opciones disponibles son limitadas lo que también aumenta el precio y la conveniencia.

De existir un desarrollo armonioso del transporte, las demandas de conectividad aérea de Chillán podrían ser atendidas desde Concepción con la combinación eficiente de medios de transporte. Esto, también podría ser replicado en otras ciudades y pueblos que no reúnen condiciones para establecer vuelos comerciales.

Aeródromo de Chillán

En octubre de 2015, el MOP inaugura la remodelación del aeródromo Bernardo O’Higgins de Chillán con una inversión pública de $2.271 millones. Entre los trabajos realizados están un nuevo terminal de pasajeros, mejoras en la pista de aterrizaje, calle de rodaje, una plataforma de estacionamiento de aeronaves comerciales y una nueva torre de control con una visualización de 360º.

También se construye nuevas instalaciones para el Servicio de Salvamento y Extinción de Incendios (SSEI), oficinas para la administración de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y estacionamientos para vehículos. Esta infraestructura aeronáutica tiene la posibilidad de ampliarse en función de una demanda futura que, por el momento, no se manifiesta.

Calificado como parte de la red secundaria, el aeródromo Libertador Bernardo O’Higgins cuenta con una pista (RWY 04-22) de asfalto de 1.750 metros de largo por 30 de ancho con una resistencia de pavimento (PCN) de 54 F/D/X/T que está conectada a las plataformas generales y comerciales por medio de dos calles de rodaje.

Independiente de la no existencia de servicios aéreos comerciales de línea aérea, el mejoramiento realizado en infraestructura, equipamiento y servicios en el aeródromo favorece el desarrollo de la aviación civil y corporativa.

Fotografía portada – Andy Valdebenito

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