Combustibles sostenibles de aviación: la solución inmediata para reducir emisiones contaminantes

Los problemas medioambientales amenazan al planeta y con ello a la población mundial. Dentro de los combustibles fósiles, encontramos al carbón, petróleo y gas natural, recursos naturales calificados como no renovables. La utilización de este tipo de carburantes produce emisiones de gases contaminantes y otros que contribuyen a generar el llamado “efecto invernadero”.

El transporte es una de las industrias que más utiliza los combustibles fósiles para poder funcionar. Pese a que la aviación contribuye apenas con el 3% del total de emisiones contaminantes, es el único sector desde hace años posee compromisos firmes no sólo para reducir las emisiones de CO2 sino funcionar bajo de carbono neutral. Pese a la crisis actual, todos los actores del transporte aéreo refuerzan los compromisos autoimpuestos con la búsqueda de nuevas fuentes de combustible y otras tecnologías como parte de una reducción de sus costos.

Con el desarrollo de los biocombustibles hace prácticamente más de una década, la aviación incorpora el concepto de combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés). El término hace referencia a todo tipo de kerosenes elaborado de manera sostenible que no perjudique la cadena alimenticia, por lo que también se los conoce como de segunda generación. El resultado de su utilización representa una reducción significativa en la cantidad de emisiones, las que aumentan aún más con su aplicación con nuevas tecnologías en motores, diseños aerodinámicos en los aviones, etc.

Los SAF se crean a partir de algunas materias primas son el aceite de cocina, desecho de animales o plantas que no comprometen la cadena alimenticia. También pueden estar elaborados de residuos sólidos de hogares y negocios como empaques, papel, textiles y restos de comida que de otra manera irían a vertederos o a la incineración. La importancia respecto a su utilización en los aviones es la energía que contiene considerando su peso.

Según datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), los SAF proporcionan reducciones de emisiones de hasta un 80% en comparación con los combustibles tradicionales. De acuerdo con datos de BP, la cifra porcentual puede variar dependiendo al combustible que reemplaza, el método de producción y la cadena de suministro. Adicionalmente, tiene como característica que cualquier aeronave certificada para usar la especificación actual de combustible puede usar SAF.

Dado que cualquier otro tipo de combustible y tecnologías están en su fase de desarrollo temprana, los SAF es la herramienta más inmediata para contribuir a un transporte masivo sostenible. Considerando que la aviación es y será el medio de transporte por excelencia del futuro, urge actuar de manera inmediata para propiciar en el corto plazo una aviación sostenible, especialmente cuando para 2050 se espera que la aviación duplique la cantidad de pasajeros transportados sólo en vuelos regulares a alrededor de los 8 mil millones de personas.

La empresa de origen inglés GlobalData asegura que los SAF son la alternativa más ecológica para reducir las emisiones de carbono que genera la industria. En sus perspectivas, señala que las ventajas que ofrece SAF sobre el combustible convencional para aeronaves jet, junto con las iniciativas gubernamentales y de las empresas para reducir las emisiones de carbono, impulsarán significativamente su uso en los próximos años.

Nachiket Kaware, analista de petróleo y gas de GlobalData, asegura que los SAF podrían cambiar las reglas del juego hacia una inmediata aviación sostenible. “Se espera que la demanda de este combustible renovable, que se produce a partir de diversas materias primas que van desde desechos sólidos municipales hasta aceite de cocina usado y desechos agrícolas o forestales, crecerá sustancialmente en los próximos años a medida que los países presionan cada vez más para que las industrias se vuelvan ecológicas”, expresa.

Hasta ahora, los SAF se pueden mezclar hasta en un 50% con combustible para aviones tradicional y todas las pruebas de calidad se completan con un combustible para aviones tradicional. Luego, la mezcla se vuelve a certificar como Jet A o Jet A-1. Su funcionamiento es igual que un combustible de avión tradicional por lo que no se requieren cambios en la infraestructura de abastecimiento de combustible o en la aeronave lo que representa una reducción de costos importante.

Entonces, ¿por qué hay pocos operadores que utilizan SAF? La respuesta está en los altos costos de producción debido a su baja demanda. Al ser altos, las empresas siguen prefiriendo los combustibles tradicionales. Por lo mismo, la industria aérea pide ayuda a los Gobiernos para reducirlos y de esta manera facilitar su adquisición en los próximos años.

El Reino Unido, por ejemplo, tiene anunciado el plan “JetZero” para reducir las emisiones de carbono de los vuelos transatlánticos a cero para el año 2050, incluyendo la financiación de una instalación de producción a escala comercial en el país para entregar SAF a las líneas aéreas. En paralelo, otras empresas de petróleo o gas están participando en la cadena de valor de SAF ya sea mediante producción o en la cadena de suministro.

El combustible suele ser el mayor costo operacional para las líneas aéreas. El precio fluctuante del petróleo hace que sea muy difícil planificar y presupuestar los gastos operativos a largo plazo, independiente de que las compañías generalmente adquieren de manera anticipada los volúmenes de combustible a utilizar. Los SAF pueden ofrecer una solución a este problema, ya que su producción puede extenderse por todo el mundo y con el uso de diferentes materias primas, reducen la exposición a la volatilidad del costo del combustible.

Más allá del transporte aéreo, los SAF también pueden proporcionar beneficios económicos a partes del mundo que tienen grandes cantidades de tierras marginales o inviables para cultivos alimentarios, pero que son adecuadas para el cultivo de SAF o tienen otras fuentes de materia prima. En ese contexto, estos nuevos combustibles podrían estimular el crecimiento del empleo o alentar estrategias mejoradas en la gestión de desechos.

Además de los beneficios en la aviación, los SAF tienen un aporte significativo en la cadena de valor y en rol catalizador del transporte aéreo en el desarrollo de los países. En definitiva, son la alternativa más viable por sobre las demás fuentes de energía.

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