Resiliencia y la importancia de su entrenamiento en las tripulaciones de vuelo

Históricamente, distintas investigaciones establecen que el factor humano es la principal causa de los accidentes o incidentes aeronáuticos. En la década de 1980, las estadísticas de la industria señalan que entre 70%-80% de los accidentes o incidentes tienen como causa la intervención humana, cifras porcentuales que se logran reducir en las décadas siguientes al 55%, a través de estudios, programas de capacitación y de entrenamiento. Si bien el factor humano es causa de accidentes, también es fundamental para evitarlos.

Entre los principales errores humanos que derivan en accidentes son: un mal manejo de los recursos, deficiencias en la comunicación entre tripulaciones, falta de liderazgo o errores en el trabajo en equipo o una deficiente conciencia situacional. También se consideran como determinantes los errores en la toma de decisiones, análisis de contexto, la falta de información disponible, planificación y asignación de las tareas, entre otros.

Elwyn Edwards, profesor, piloto y especialista en psicología de aviación, define la incidencia humana como “los factores concernientes a optimizar la relación entre las personas y sus actividades, mediante la aplicación sistemática de las ciencias sociales integradas al marco teórico de la ingeniería de sistemas”.

En sus inicios, la aviación entrena a las tripulaciones en aspectos técnicos, pero deja algo de lado el entrenamiento en gestión, comportamiento humano y habilidades de organización, aspectos definidos como habilidades no técnicas. Al incorporar el concepto de Manejo de Recursos en Cabina (CRM, por sus siglas en inglés), se logra reducir las tasas de accidentes de manera considerable.

El CRM se basa en la gestión de recursos, tanto en las cabinas de mando como otras actividades relacionadas. El concepto original considera la interacción de tripulación de mando, tripulación de cabina, mantenimiento, controladores de tránsito aéreo (ATC), despachadores, estibadores de carga, entre otros. Hoy, el estudio de CRM considera un cambio: deja atrás el concepto de cockpit o cabina como ambiente principal para pasar a manejo de los recursos en toda la compañía. De esta manera, en lugar de buscar eliminar los errores por completo, el CRM proporciona herramientas para reconocerlos, además de identificar amenazas y deficiencias, con el fin de mitigar sus efectos, en la medida posible.

Fotografía – American Airlines

La gestión de recursos se incorpora dentro de los procesos formativos obligatorios en una línea aérea. Su énfasis está en la resiliencia que, dentro de las habilidades fundamentales y esenciales para las tripulaciones de mando, se basa en la confianza y las competencias principales.

Pero ¿qué pasa si las tripulaciones de vuelo dejan de volar? El retorno al servicio de miles de aeronaves tras su puesta en tierra a causa de la pandemia por el virus COVID-19 trae consigo un nuevo desafío. Los procesos formativos a las que se someten las tripulaciones de mando deben estar fuertemente enfocadas en la resiliencia.

La resiliencia es un término que suena fuerte desde los últimos años, no sólo en la industria de la aviación. El término se utiliza para calificar y evaluar el desempeño humano cuando se enfrentan a interrupciones inesperadas en la operación normal. Guarda relación con la capacidad de un sistema para mitigar y atrapar las consecuencias potencialmente adversas que surgen de errores humanos y descuidos. También se refiere a la capacidad de un ser humano para funcionar eficazmente durante y después de un evento que afecte la seguridad del sistema. Por ejemplo, mantener la calma en presencia de una falla significativa en el sistema, es un signo de resiliencia humana.

La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) define a la resiliencia de las tripulaciones de vuelo como “la capacidad de un miembro de la tripulación de vuelo para reconocer, absorber y adaptarse a las interrupciones”.

Existen dos elementos clave a la hora de analizar esta habilidad indispensable, especialmente a la hora de situaciones adversas y estados no deseados: la competencia y la confianza. El Grupo de Trabajo de Capacitación de Pilotos (PTTF, por sus siglas en inglés) de la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA) menciona que “la resiliencia de la tripulación de vuelo se puede corroborar elevando el nivel de competencia y logrando el nivel apropiado de confianza”.

En resumen, para desarrollar su resiliencia, las tripulaciones de vuelo necesitan desarrollar sus competencias y su confianza. El concepto va de la mano el efecto de sobresalto (más conocido como Startle Effect dada su implementación en inglés). Cuando una tripulación de vuelo se ve expuesta a interrupciones inesperadas, podría experimentar una reacción fisiológica, conocida como efecto de sobresalto. Esta reacción, involuntaria e incontrolable, puede ir acompañada de una pérdida momentánea de conciencia de la situación que resulta en un deterioro temporal del rendimiento. El objetivo del entrenamiento en resiliencia es minimizar este efecto y permitir que la tripulación de vuelo recupere el rendimiento lo más rápido posible.

Entendiendo que la resiliencia es la capacidad de adaptación a situaciones cambiantes, es importante mencionar que la rutina es y será el principal enemigo. Enfrentarse a las mismas situaciones, una y otra vez, durante el entrenamiento o las operaciones normales puede crear patrones rígidos.

Las interrupciones que menciona la definición de resiliencia por parte de EASA no se refieren solamente a una situación anormal asociada con una falla o un evento crítico. Una interrupción es cualquier desviación de lo planificado. Por ejemplo, cuando se autoriza a volar directo a un punto de la aproximación en vez de seguir el procedimiento de entrada normalizado. Por más simple que sea, se requiere de una cierta resiliencia para que la tripulación de vuelo se adapte rápidamente al cambio.

Entonces, ¿Cuál es la importancia de la resiliencia? Una tripulación de vuelo demostrará esta indispensable competencia mediante las acciones que realiza, orden, análisis de la situación, toma de decisiones y trabajo en equipo para mantener el margen de seguridad después cualquier evento inesperado. La forma en que aplican sus competencias para comunicarse, gestionar su carga de trabajo y tomar decisiones, ilustra su nivel de resiliencia a este tipo de eventos, además de cómo gestionan las amenazas y los errores.

La capacitación en resiliencia en tripulaciones de mando a lo largo de los procesos de selección, formación, capacitación, entrenamiento y evaluación se convierte en un elemento primordial para mantener la seguridad de vuelo. El entrenamiento a las tripulaciones de vuelo tradicionalmente se trata de un enfoque basado en tareas (Task Based Training), pero evoluciona hacia el enfoque de competencias (Competency Based Training).

Como ejemplo de lo anterior, Airbus decide transitar en 2014 de una formación y control basados en tareas a un programa de formación y evaluación de competencias aprovechando la introducción de la habilitación de tipo en el A350. En su publicación “Safety First” de octubre 2021, señala varios puntos importantes a la hora de desarrollar y entrenar la resiliencia en las tripulaciones de vuelo, comenzando por el conocimiento y conciencia de capacidad.

El objetivo de las nuevas formas de entrenamiento (CBTA) es poder manejar cualquier situación, incluso aquellas sin una capacitación específica. El hecho de ser consciente del desempeño positivo en situaciones impredecibles puede ayudar a la tripulación a desarrollar su confianza y su capacidad de recuperación.

Por otro lado, Airbus recomienda el reconocimiento y manejo del Startle Effect. Existen ocasiones en que el uso de simuladores de vuelo “Full- Flight” no será necesario para entrenar la resiliencia. Eventualmente, sesiones de conocimiento y experimentación sobre el resultado psicológico y fisiológico de este efecto puede ayudar a los pilotos a comprender mejor el concepto. El control, en la respuesta inicial, es una parte fundamental para aumentar la capacidad de recuperación y puede evitar acciones incorrectas en los controles de vuelo de la aeronave. Adicionalmente, podría disminuir costos en utilización de simuladores de vuelo a las compañías aéreas.

Otra recomendación será exponer a las tripulaciones de mando a diferentes situaciones. El hecho de aumentar las situaciones de entrenamiento busca reducir el riesgo que un piloto forme conductas rígidas y automáticas por repetición. Los escenarios de opción múltiple brindan el “elemento sorpresa” a las tripulaciones de vuelo y aumentan la variedad de escenarios inesperados que pueden encontrar. Esto permite una mejor evaluación de la resiliencia.

También se recomienda adaptar los escenarios de formación a las competencias existentes en las tripulaciones de vuelo con una evaluación previa del piloto y finalizar la sesión de capacitación de manera positiva y con un resultado exitoso. Estos son aprendizajes que el profesional del aire llevará consigo a la línea de vuelo. Finalmente, y después de la sesión de entrenamiento, el debriefing es una excelente oportunidad para aumentar la resiliencia de la tripulación al permitir reflexionar sobre cómo reaccionan ante amenazas y errores, además de cómo aplican sus competencias para mantener márgenes de seguridad.

En este contexto, los instructores de vuelo tienen un papel fundamental de apoyo a los pilotos para fortalecer su nivel de resiliencia durante las sesiones de instrucción. Además del desarrollo y evaluación de competencias, el instructor debe reforzar la confianza. Se trata de un punto clave para aumentar la resiliencia, junto con exponer a las tripulaciones a distintas situaciones anormales.

Como industria aérea, se debe apuntar a un alto nivel de resiliencia en las tripulaciones de vuelo, pero también para tripulaciones de cabina, ATC, equipos de mantenimiento y la totalidad de actores intervienen en el transporte aéreo. Lo anterior, es fundamental para garantizar respuestas adecuadas, especialmente cuando existen situaciones impredecibles, y muy especialmente, cuando se está en presencia de estados no deseados. Trabajar en mejoras continuas en distintos tipos de entrenamientos son fundamentales para mantener los altos estándares de seguridad, prioridad número uno de la aviación.

Fotografía portada – Simón Blaise O.

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