Cada verano, Chile enfrenta una de sus mayores amenazas: los incendios forestales. Estas emergencias devastan miles de hectáreas, afectando comunidades y ecosistemas por igual. Para hacer frente a este desafío, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y el gobierno chileno implementan una flota aérea moderna y eficiente, clave para combatir el fuego a lo largo del territorio nacional. A continuación, analizaremos las aeronaves que estarán al frente de esta misión en la temporada 2024-2025.
El Boeing 737 Fireliner: Innovación en Gran Escala
Entre las aeronaves destacadas se encuentra el Boeing 737 Fireliner, operado por Coulson Aviation. Este avión, originalmente un 737-300 de pasajeros, fue reconvertido en 2017 para combatir incendios. Con capacidad para transportar 15,000 litros de agua o retardantes, este gigante puede liberar su carga en apenas 2.2 segundos o realizar descargas controladas. Su diseño robusto y capacidad de respuesta inmediata lo convierten en una herramienta esencial para combatir incendios de gran escala en áreas abiertas.
En contraste, este modelo es complementado por aeronaves más pequeñas, como el Cessna Citation Air Attack, que actúa como coordinador aéreo. Esta aeronave guía las operaciones en tiempo real, asegurando que los recursos se utilicen de manera óptima. Ambas máquinas operan desde la Región de Valparaíso, preparadas para responder a emergencias.
El C-130 Hércules: Potencia y Versatilidad
Otra incorporación clave es el C-130 Hércules, también operado por Coulson Aviation. Este avión cisterna, conocido por su capacidad y versatilidad, refuerza las operaciones en la Región del Bío-Bío. Con el sistema de tanqueo RADS-XXL, almacena hasta 15,000 litros de agua o retardantes. Originalmente diseñado para transporte militar, su capacidad de operar en pistas improvisadas lo hace ideal para enfrentar incendios en regiones de difícil acceso.
El contraste entre el Fireliner y el Hércules destaca en su funcionalidad: mientras el primero es más eficiente en áreas abiertas, el Hércules se adapta mejor a terrenos complejos, reflejando la estrategia chilena de desplegar equipos según las características del siniestro.
Los Aviones de Menor Tamaño: Precisión en Terrenos Complejos
En esta batalla, los aviones de menor tamaño también juegan un papel crucial. El Air Tractor AT-802, con capacidad para 3,200 litros, y modelos como el PZL M-18 Dromader y el Thrush S2R-T660, operan en regiones desde Valparaíso hasta Los Lagos. A diferencia de los grandes tanqueros, estas aeronaves destacan por su maniobrabilidad en terrenos irregulares y cercanía a viviendas, siendo ideales para adaptarse a la geografía chilena.
Además, estos aviones ofrecen flexibilidad en la descarga de agua o retardantes, adaptando el flujo según la topografía y las necesidades específicas de cada incendio. Su precisión compensa su menor capacidad de carga, ofreciendo un enfoque complementario a los esfuerzos de los tanqueros de gran escala.
Coordinación y Observación: El Rol de las Aeronaves Especializadas
La lucha contra los incendios no sería completa sin las aeronaves de coordinación y observación, como el Cessna 337, el Vulcanair P-68 y el Tecnam P2006T. Estas máquinas están equipadas con cámaras termográficas y sensores infrarrojos que proporcionan imágenes de alta calidad y datos georreferenciados en tiempo real. Esto permite identificar con precisión los focos más intensos, optimizando la distribución de recursos y mejorando la efectividad de las operaciones.
Un Enfoque Integral para un Desafío Complejo
La combinación de grandes tanqueros como el Fireliner y el C-130, junto con aviones más pequeños y aeronaves de observación, refleja un enfoque integral para enfrentar los incendios forestales. La compleja geografía chilena exige una respuesta versátil y coordinada, donde cada tipo de aeronave cumple un rol específico.
En definitiva, esta estrategia mixta no solo refuerza la capacidad de respuesta del país, sino que también demuestra cómo la tecnología y la planificación pueden superar los desafíos de un problema recurrente, protegiendo tanto a las comunidades como al medio ambiente.
Fotografía - Simón Blaise