La aviación mundial despide a dos mujeres pioneras. De origen estadounidense, las dos constituyen un ejemplo de vocación y perseverancia para cumplir sus sueños: en este caso volar.
Las protagonistas son Bette Nash y Theresa Claiborne. La primera es la tripulante de cabina con más años de servicio activo. La segunda es la primera mujer afrodescendiente que se convierte en piloto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) y de línea aérea.
Ambas se retiran en estos días. Nash lo hace para la posteridad tras dejar este mundo a los 88 años después de volar por varias líneas aéreas emblemáticas de los Estados Unidos. Claiborne lo hace tras regresar de Lisboa y culminar más 23.000 horas de vuelo. Las dos mujeres son ahora leyendas de la aviación mundial.
La partida de ambas coincide con un momento de inflexión en la historia. Como reflejo de los nuevos tiempos, hoy la industria de la aviación está dando importantes cambios para sumar más mujeres en distintos quehaceres. De esta manera se busca ampliar las oportunidades para generar más inclusión terminando con la reserva de ciertos trabajos sólo para determinados sexos.
Desde los albores de la aviación, las mujeres tienen un fuerte protagonismo y demuestran la inclusividad de la industria. A lo largo de la historia en los Europa, los Estados Unidos y América Latina, muchas consiguen fruto de sus propias capacidades sin la necesidad de políticas especiales para superar cualquier adversidad. Sin duda un mensaje para las nuevas generaciones.
Pasión por servir
Nacida en Boston, Bette Nash se enamora de la aviación cuando viaja con su madre en la Trans World Airlines (TWA). Ahí conoce a las tripulantes de cabina o azafatas -o air hostess, como también se les conocía- enamorándose de su trabajo y de los viajes. En esa travesía definiría su pasión.
La carrera la inicia a los 21 años en Eastern Airlines. La ruta que más vuela es Boston – Nueva York (LGA), ya que el puente aéreo le permite cumplir con su trabajo y atender a su hijo con síndrome de down.
Reportajes muestran sus inicios la llamada “era dorada” de la aviación cuando poca gente viajaba y hasta en los vuelos más cortos se sirven langosta a bordo. Su paso por los años la hacen testigo de los cambios. De los pocos pasajeros que vuelan al año, pasan a cientos por cada viaje, así como la multiplicidad de frecuencias entre cada ciudad, además del cambio tecnológico en los aviones, equipamiento, sistemas, etc.
Nash también es testigo de la evolución de la industria aérea. De la desaparición de su fuente de trabajo hasta la consolidación de las líneas aéreas. Tras la quiebra de Eastern Airlines pasa a US Airways, compañía que compra y se fusiona con American Airlines.
En 2017, señala que pese a los cambios su pasión por la aviación no se ve afectada. “Ha sido simplemente la trayectoria profesional perfecta. Le ha dado una salida a mi amor por la gente y me gusta pensar que he brindado un buen servicio a los demás”, dice.
Durante los últimos años, Bette Nash sigue volando en sus rutas tradicionales. Los puentes aéreos Nueva York (LGA) – Boston y Nueva York (LGA) – Washington (DCA) forman parte de su vida diaria.
A pesar de alcanzar la edad de jubilación, sigue volando. “Mientras tenga salud y pueda, ¿por qué no trabajar? Sigue siendo divertido. Además, ¡al menos he celebrado mi Jubileo de Diamante, como la Reina Isabel!”, dice en 2017 cuando cumple 60 años de servicio. En 2022, el Libro Guinness reconoce a Nash por batir todos los récords mundiales al cumplir 65 años de trabajo.
Bette Nash fallece de un cáncer de mama descubierto recientemente. Por este motivo, pide permiso para seguir su tratamiento, pero nunca abandona su puesto de trabajo. Hasta su partida, se mantiene como tripulante activa de American Airlines, compañía que le rinde un querido homenaje.
Black power
Theresa M. Claiborne es otra de las mujeres pioneras de la aviación. Se trata de la primera mujer afrodescendiente en ingresar como piloto a la USAF, institución de la que se retira para trabajar en United Airlines. El pasado viernes ocurre su despedida.
Nacida en 1959 en una familia de militares, Claiborne llega a la USAF como parte de un grupo exclusivo. Su inclusión coincide con una época de cambios para la llamada “gente de color” tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo.
El 20 de junio de 1981 se convierte en la primera mujer piloto afrodescendiente en la USAF tras graduarse en la base aérea de Laughlin. Por los siguientes siete años trabaja en el Comando Estratégico volando los Boeing KC-135 Stratotanker en múltiples misiones.
Para 1990, sale de la USAF para entrar a la aviación comercial. En enero de ese año, ingresa como piloto en United Airlines compañía en la que trabaja hasta el pasado viernes 23 de mayo, alcanzando el grado de capitán de B787. Su último vuelo lo hace en la ruta Lisboa – Nueva York (EWR).
Tras 43 años volando Claiborne deja los cielos. En su retiro, planea seguir inspirando a muchos jóvenes para que rompan los “techos de cristal y desafíen todas las probabilidades”, señala en su cuenta de Instagram. “Llamaré a mis amigos de todo el mundo para compartir sus experiencias y empoderar a la próxima generación de pioneros que están destinados a la grandeza”.
Hace dos años, Claiborne dice a ABC News que los altos costos y las desventajas económicas son los factores que limitan el ingreso de personas afrodescendientes a la carrera de piloto. Muchas familias no tienen esos montos para costear la carrera de piloto, especialmente, en la época que le toca vivir.
Fotografía portada - Aero-Naves