Con el fin de satisfacer la demanda, Boeing busca aumentar la tasa de producción en la familia B787. La decisión todavía no tomada se da en medio de nuevos cuestionamientos después de que un ingeniero alerta en el Senado de los Estados de que tanto el B787 como el B777 “no son aviones seguros”.
El interés de Boeing de aumentar la producción del B787 también se da en medio de la cadena de suministro. Por estos días, se conoce que el fabricante tiene inconvenientes con proveedores en algunas piezas clave del avión, punto que la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) está al tanto.
La autoridad aeronáutica de los Estados Unidos trabaja muy de cerca con Boeing. Desde el incidente del 05 de enero de Alaska Airlines y la crisis corporativa que aparece por las fallas en el control de calidad, se busca tener un estricto control de la producción tanto en la fábrica como con los proveedores. Respecto al B787, la FAA conserva la autoridad para emitir certificados de aeronavegabilidad para estos aviones.
Boeing considera aumentar la tasa de producción del B787 por la alta demanda de aviones de parte de las líneas aéreas. Los retrasos en la cadena de suministro complican las proyecciones de capacidad, punto que golpea a algunas rutas.
En Latinoamérica, Santiago es una ciudad afectada parcialmente por la falta de aviones de larga distancia, pero también por un problema de rentabilidad de la operación. Hasta octubre, compañías como Air Canada, American Airlines y United reducen operaciones a la capital chilena por falta de aviones de largo alcance y la falta de rentabilidad del destino en comparación con otros. Los operadores están priorizando la capacidad en destinos con mayor retorno de la inversión como son los vuelos trasatlánticos.
Nuevos cuestionamientos
Durante la semana pasada, la producción de Boeing vuelve a quedar en duda durante los testimonios del subcomité de Permanente de Investigaciones del Senado estadounidense. En las audiencias, distintos denunciantes planteas problemas de seguridad.
Uno de los más controvertidos es del ingeniero de calidad Sam Salehpour. Afirma que Boeing no calza adecuadamente partes del B787 y hay pequeños huecos que pueden ocasionar fatiga temprana en algunas áreas del avión. Cuando denuncia, asegura que lo transfieren al programa B777.
Salehpour indica que se comunica con Lisa Fahl, funcionaria de Boeing, pero no le proporcionan datos de seguridad específicos. La funcionaria, por su parte, confirma que el Dreamliner tiene un espacio de cinco milésimas de pulgada o del espesor de un cabello humano, pero que puede derivar en un problema.
Respuesta de Boeing
Boeing refuta las declaraciones de Salehpour. El fabricante resalta que no hay grietas de fatiga en los aviones que están en servicio. Además, indica que todos los aviones cumplen con las directivas de aeronavegabilidad de la FAA.
“Boeing confía plenamente en el B787 Dreamliner debido al exhaustivo trabajo realizado para garantizar la calidad y la seguridad a largo plazo del avión. Las afirmaciones sobre la integridad estructural del B787 son inexactas”, declara.
El fabricante dice que los cuestionamientos planteados han sido objeto de rigurosos exámenes de ingeniería bajo la supervisión de la FAA. Como resultado, los aviones no presentan ningún problema de seguridad.
Frente a las denuncias ante la cultura al interior de Boeing, la empresa asegura que monitorea los problemas según los protocolos establecidos. Asimismo, alienta a todos los empleados a hablar cuando aparecen inconvenientes y que las represalias están prohibidas en Boeing.
Actualmente, el B787 realiza alrededor de 600 ciclos por vuelo al año. Hasta abril de 2024, los B787 Dreamliner transportan de forma segura a más de 875 millones de pasajeros en más de 4,2 millones de vuelos comerciales.