Columna de Opinión
Ricardo Delpiano
La seguridad es la prioridad número uno de la industria de la aviación. Dicha premisa implica responsabilidades, obligaciones y colaboraciones de todos los actores que participan del mundo de la aviación.
Como parte del sistema, la seguridad de la aviación también involucra a los pasajeros. A pesar de ser sólo usuarios, cada persona que viaja o participa en el sector puede hacer un pequeño aporte. ¿De qué manera? Simplemente, acatando la normativa aeronáutica desde el primer momento, hacer uso de las indicaciones del personal aeronáutico y cuando se viaja, usar el cinturón de seguridad.
La emergencia del vuelo de LATAM LA800 nos vuelve a recordar la importancia de esa pequeña acción. Por causas que están bajo investigación, un “fuerte movimiento” del avión provoca un descenso inesperado que termina con decenas de pasajeros heridos. Muy probablemente, los pasajeros que no utilizan en ese momento su cinturón de seguridad -por el motivo que sea- están entre los más afectados.
Al igual que en el automóvil, los cinturones de seguridad están para salvar la vida. En la mayoría de los casos han prevenido accidentes o lesiones significativas. Por lo mismo, usarlo en fases críticas, como despegues o aterrizajes, y mantenerlo ajustado en todo momento es una práctica que se debe asimilar, especialmente, ahora cuando la democratización de los cielos permite que más persona viajen en avión.
Una de las cosas que distingue a la aviación es el trabajo permanente por mejorar la seguridad. Tal como ocurre en 2022, las estadísticas de 2023 lo vuelven a confirmar, según los datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
De acuerdo con las estadísticas, la tasa de accidentes llega a 0,80 en 2023. Se trata de un accidente por 1,26 millones de vuelos, siendo la más baja en una década. Tal es el nivel de seguridad que alcanza la aviación que una persona tendría que viajar en avión todos los días durante los 103.239 años para recién sufrir un accidente fatal.
Diariamente, autoridades aeronáuticas, organizaciones del transporte aéreo, instituciones y operadores, así como también los Gobiernos, realizan esfuerzos por contribuir a la seguridad en la aviación. Sin embargo, la historia nos muestra que nunca es suficiente. Para seguir mejorando las estadísticas es fundamental el trabajo de todos.
Como beneficiarios de todo este gigantesco universo que es el transporte aéreo, nosotros los pasajeros podemos ser grandes colaboradores al usar nuestro cinturón en cada viaje. El gesto es pequeño con el trabajo que hace la industria, pero podemos dar un aporte significativo protegiendo nuestra vida y la de los demás.
Fotografía portada – Ricardo J. Delpiano