La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) entrega a Boeing un plazo de 90 días para presentar un plan con soluciones a las deficiencias del control de calidad en la producción. Tras los hechos de enero, la autoridad aeronáutica estadounidense busca que no se repitan nuevos incidentes que comprometan la seguridad de los vuelos.
“Boeing debe comprometerse a realizar mejoras reales y profundas", sentencia Mike Whitaker, administrador de la FAA. En el proceso, apunta a que el fabricante debe realizar un “esfuerzo sostenido” para mejorar la cultura de seguridad en los procesos de fabricación.
El plan de acción que debe presentar Boeing debe incorporar puntos de los resultados de la auditoría que la FAA lleva a cabo. De esta manera, podrán existir garantías de cumplimiento de estándares de seguridad que no pueden ser modificados -negociables, según indican medios en los Estados Unidos-.
La decisión de la FAA busca dar una señal importante a las opiniones públicas en los Estados Unidos y el mundo. Si bien abiertamente no lo reconoce, las fallas presentadas en Boeing son también consecuencia de vacíos o inacciones de su propio plan de control en materia de certificación de aeronaves.
En un intento de cambio de actitud respecto a años anteriores, la autoridad aeronáutica pareciera anticipar una mayor vigilancia y cuidados con Boeing -y otros fabricantes- antes de certificar aeronaves, modificaciones y equipamiento.
“Los haremos responsables en cada paso del camino, con hitos y expectativas mutuamente entendidos”, añade el administrador de la FAA, específicamente con respecto a Boeing.
Plan de acción
Boeing debe proponer un plan de acción a la FAA en los 90 días. Como se indica, debe incorporar resultados de la auditoría en las líneas de producción y el informe del panel de revisión de expertos, requerido por la Ley de Certificación, Seguridad y Responsabilidad de Aeronaves de 2020.
El plan debe tener una mejora del Sistema de Gestión de Seguridad (SMS), el cual debe complementar con un programa de gestión de calidad. Ambos deben tener el mismo nivel y supervisión. Los planes no sólo deben considerar a Boeing, también aplicarán a todos los proveedores y la cadena de producción.
Desde Boeing no hay reparos a las nuevas exigencias de la FAA. Por el contrario, señalan que las acciones emprendidas tras la emergencia del vuelo de Alaska Airlines AS1282 apuntan en esa línea. El fabricante también destaca el proceso de transparencia con el que aborda la situación del 05 de enero y los hechos posteriores. A nivel comunicacional, si hay un cambio -por el momento- en el comportamiento del fabricante respecto a la paralización del B737 MAX post 2019.
“Tenemos una idea clara de lo que se debe hacer”, dice Dave Calhoun, presidente y CEO de Boeing. “En todos estos debates prevaleció la transparencia”.
Respecto a la exigencia de la FAA, Boeing señala que desarrollará el plan de acción con criterios mensurables que reflejen el cambio profundo en la empresa. Los criterios mensurables son aquellos que son cuantificables e interpretables en cuanto a tamaño o grado. Deben ser alcanzables, por lo que no pueden superar las capacidades de la empresa.
“Nuestro equipo directivo de Boeing está totalmente comprometido a afrontar este desafío”, agrega Calhoun.
Posible acción judicial
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ) investiga el informe de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) del B737-9 involucrado en la emergencia del 05 de enero. La intención es determinar si el hecho se incluye en un acuerdo de enjuiciamiento diferido de 2021 por los accidentes de Lion Air y Ethiopian Airlines con B737-8 en 2018 y 2019.
La fiscalía considera que, si hay violaciones al acuerdo, Boeing podría enfrentar una responsabilidad penal, según publica Bloomberg.
Fotografía portada - Boeing