El control de calidad de Boeing vuelve a quedar en duda. Tras el descubrimiento de una anomalía en algunos fuselajes del B737 MAX, el fabricante estadounidense anuncia una demora en las entregas sin especificar mayores detalles.
La noticia de Boeing amenaza con complicar los planes de crecimiento y renovación de flotas de las líneas aéreas ante la presión por renovar las flotas. Dependiendo de la magnitud, el retraso en las entregas podría obligar a los operadores a mantener en servicio a algunos equipos más antiguos.
El nuevo inconveniente son dos agujeros en el fuselaje que no se perforan de acuerdo con las especificaciones del diseño. Desde la fábrica señalan que el problema no representa riesgos a la seguridad.
“El pasado jueves un proveedor nos notificó una no conformidad en unos fuselajes del B737”, dice Stan Deal, CEO de Boeing Commercial Airplanes. “Si bien esta posible condición no es un problema inmediato de seguridad de vuelo y todos los B737 pueden continuar operando de manera segura”.
Inicialmente, alrededor de 50 aviones estarían afectados. No se especifica a qué modelo corresponden. Actualmente, están en producción los B737-8 y B737-9. El resto de los aviones de la familia B737 MAX todavía no están certificados por lo que su producción no es masiva.
Spirit AeroSystems es el único proveedor de fuselajes de Boeing. Ambas empresas están sometidas a auditorías en sus controles de calidad por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.
Joe Buccino, vocero de Spirit AeroSystems, confirma a Reuters el problema como parte de la política de control de calidad. “Estamos en estrecha comunicación con Boeing sobre este asunto”, dice a la agencia de noticias.
Confiabilidad afectada
El nuevo problema identificado en algunos aviones de Boeing no entrega señales para superar la crisis del control de calidad. Por el contrario, sugiere que podrían encontrarse a futuros nuevos inconvenientes a medida que avanzan las investigaciones y auditorías.
Boeing y sus proveedores intentan dar señales de transparencia con una comunicación proactiva ante los problemas que se encuentran. Sin embargo, la situación detonada por la emergencia del 05 de febrero está generando reacciones de parte de algunos clientes.
United Airlines es la primera línea aérea en mostrar su frustración con Boeing. Scott Kirby, CEO de la línea aérea, señala que la situación del B737-9 es el punto cúlmine. A pesar de que la aeronave vuelve a volar, la compañía estudia cancelar su pedido B737-10. El anuncio puede ser una medida de presión a Boeing para corregir los problemas a la brevedad posible.
“Creo que la suspensión del Max 9 es probablemente la gota que colmó el vaso para nosotros”, dice Kirby en una entrevista por la cadena CNBC. “Al menos, vamos a construir un plan que no incluya al Max 10”.
En una entrevista concedida a Financial Times, sir Tim Clark, presidente de Emirates, advierte a Boeing que está en “su última oportunidad” ante el problema que enfrenta. Como señal de desconfianza, señala que enviará a los propios ingenieros de la compañía a supervisar los procesos de fabricación.
Clark atribuye la disminución del control de calidad a problemas de gestión y gobernanza de Boeing. Los errores y decisiones adversas serían un problema de larga data. Los ingenieros de Emirates buscan supervisar los procesos de fabricación, específicamente del B777-9, otra aeronave que se ha visto demorada en su puesta en servicio. La principal línea aérea de Dubái es uno de los clientes más importantes de Boeing y uno de los operadores de lanzamiento del nuevo avión de ultra larga distancia. Los ingenieros de Emirates también visitarán a Spirit AeroSystems.
Fotografía portada - Boeing