La nueva crisis que enfrenta Boeing continúa, ahora colocando en riesgo la disponibilidad de aviones en el corto plazo. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) si bien permite que los B737-9 vuelvan al servicio comercial, no permite que el fabricante aumente la producción.
La acción contra Boeing forma parte de las investigaciones que se llevan a cabo y tiene por objetivo, salvaguardar la calidad y seguridad de las aeronaves. Cabe recordar que la FAA, está llevando auditorías en el control de calidad de todos los procesos de fabricación en Boeing como de sus proveedores.
Como consecuencia, la decisión de la FAA es un duro golpe para Boeing y la fabricación de aviones de línea aérea. La medida no debiera afectar los pedidos en curso, salvo que exista una paralización total de la producción. Sin embargo, si representa riesgos para la producción adicional en el caso de que el mercado requiera aviones de manera más inmediata.
Impacto comercial
El impacto comercial de la medida impuesta contra Boeing prácticamente obliga que en caso de necesitar aviones en lo inmediato recurran a la competencia. En la práctica, Airbus podría tomar ventaja de los nuevos pedidos con los slots reservados, pero también podría registrar demoras por la cantidad de aviones nuevos a fabricar.
Para la FAA, la decisión de incrementar la producción sin mayor consentimiento no se repetirá como otros años. Habitualmente, Boeing aumenta el ritmo de producción de aviones para atender la demanda. Se trata de una práctica habitual para este fabricante como para Airbus y otros.
“No volverá a ser como de costumbre para Boeing”, sentencia el administrador de la FAA, Mike Whitaker. “No aceptaremos ninguna solicitud de Boeing para ampliar la producción ni aprobaremos líneas de producción adicionales para el B737 MAX”.
La decisión de la FAA se mantendrá hasta que exista una plena satisfacción de que los problemas del control de calidad estén resueltos. La medida se puede interpretar como una cierta pérdida de confianza en Boeing para sus aviones comerciales. También puede ser considerado como una acción reparadora de la autoridad aeronáutica por no tomar acciones más drásticas o descuidar procesos claves.
Otro impacto de esta crisis de Boeing para sus aviones de línea aérea está en la renovación de las flotas. Las líneas aéreas tienen una fuerte presión política para renovar las flotas con las agendas político-ambientales que grupos de interés ponen a los Gobiernos y estos a la comunidad. La renovación de flota es fundamental para disminuir las emisiones contaminantes y cumplir con los objetivos impuestos en la materia ante la falta de alternativas en combustibles.
Sombras para el B737-7 y B737-10
La crisis en los controles de seguridad que afectan a Boeing para sus aviones comerciales está complicando los modelos pendientes de certificación. Todo indica que la certificación de los B737-7 y B737-10 se verá nuevamente retrasada, después de que el propio fabricante retira una solicitud de exención de seguridad para acelerar la certificación del B737-7.
De acuerdo con información de Reuters, serían los propios legisladores estadounidenses que habrían sugerido a Boeing a tomar estas acciones. El B737-7 es necesario para certificar el B737-10 por lo que sería una extensión de la crisis.
A pesar de que nadie fallece en el incidente del 05 de enero, la situación detona en una crisis de confianza y reputación para Boeing. Como se indica, se espera una menor producción de aviones y dudas para el cronograma del B737-7 y B737-10.
Hasta el momento, sólo United estudia cancelar el pedido por 100 B737-10. Otras líneas aéreas no lo consideran y Ryanair lanza una ofensiva para negociar aviones de Boeing que otros clientes no acepten o cancelen.
Fotografía portada – Boeing