Juan Cueto: el adiós a un pionero (Opinión)

El pasado 20 de enero, a sus 94 años, deja este mundo Juan Cueto Sierra. Se trata del fundador de un importante grupo empresarial cuyo negocio más emblemático es hoy LATAM. Después de escapar de una tragedia en España, hace de Chile su hogar, su nueva familia y también fortuna.

Para la aviación chilena y latinoamericana, Juan Cueto es un nombre queda en los annales de la historia. Su legado está en su visión, dedicación y también perseverancia en una región llena de oportunidades, pero no exenta de desafíos. La historia es similar a la de aquellos hombres que forjaron la aviación latinoamericana 100 años atrás-

Probablemente, Juan Cueto califique como uno de los hombres que hace despegar la aviación moderna de Chile y de la región. En 1978, ingresa al negocio aeronáutico al comprar Fast Air. Se trata de una pequeña de carga que sería uno de los motores de la actual gran línea aérea latinoamericana. También participa junto a sus hijos, Enrique, Juan José e Ignacio, como accionista de LADECO.

La combinación de ambas experiencias son las que más tarde llevan al despegue de LAN. Mientras todavía muchas compañías latinoamericanas siguen bajo administraciones deficitarias o dependientes del Estado, el modelo de negocio de pasajero y carga eleva la principal línea aérea de Chile a los cielos de las Américas y, por qué no, también del mundo.

Junto a sus hijos es pionero en abrir la compañía chilena a otros países en una región con cielos cerrados. El aterrizaje en el Perú es el primero, luego Ecuador, más tarde Argentina y, posteriormente, un esquivo Brasil.

No fue un camino fácil. Con a veces dura oposición y críticas, impone un modelo que hoy todas las principales líneas aéreas de la región replican. Probablemente, la visión de Juan Cueto -y de sus hijos-, sea comparable con la del Yowell Yerex, aquel neozelandés fundador de TACA, que busca hacer del sueño de Simón Bolívar de unir a las Américas por el aire en una compañía.

LAN -hoy convertida en LATAM- es muy distinta en su estructura de lo que es la línea aérea chilena de la década de 1990 cuando Juan Cueto la adquiere junto al ex Presidente Sebastián Piñera. La necesidad de crecer obliga a buscar opciones siendo la fusión con la brasilera TAM la escogida.

Pese a distintos ajustes, logra ser una compañía aérea que sale adelante. No es casualidad que, en 2019, vuelve a ser la línea aérea en cuyas rutas “nunca se pone el sol”. El eslogan de una pequeña LAN Chile de principios de 1970 se materializa cuando gigante LATAM llega con más de 330 aviones a los cinco continentes.

Con la crisis del cierre de las fronteras y la casi paralización de la aviación que, por primera vez, llevan a LATAM al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos, la presencia de los Cueto es muy reducida. Los hijos de Juan hoy sólo tienen una participación minoritaria, aunque presiden el directorio a través de su hijo Ignacio Cueto. Por lo tanto, la herencia sigue y por mucho más. Quizás por ahí otro legado, conformar nuevos equipos y dar un paso a nuevos rostros y nuevas generaciones.

A pesar de transcurrir más de 80 años de su llegada de Chile, la historia de Juan Cueto Sierra sigue presente y entrega lecciones más allá de la aviación. En un mundo convulsionado, su tragedia, su viaje y radicación en Chile, más su dedicación y voluntad de surgir correctamente, son aspectos presentes hoy, así como también el legado que al rescatar la importancia de mantener vivos los valores de la familia.

Juan Cueto se despide de la dirección la empresa aérea que adquirió en 2012. Doce años después, se despide del mundo para emprender su último vuelo. Con un legado evidente, su nombre está grabado para la posteridad. No hay dudas, uno de los nuevos pioneros de la aviación chilena y latinoamericana.

Fotografía portada - Aero-Naves

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