En un movimiento esperado, JetBlue y Spirit apelan al fallo del 16 de enero pasado que les impide avanzar con su fusión. La acción judicial se da dentro del plazo de 30 días y se enmarca en los requisitos del acuerdo de unión de las dos empresas, pero bajo una fuerte presión de ambas.
Tanto JetBlue como Spirit buscan conseguir la aprobación a toda costa con el fin de mejorar su posición competitiva en el mercado. Las dos líneas aéreas estadounidenses califican la operación financiera como necesaria para que sus negocios sean rentables en el futuro.
Previamente, JetBlue ya pierde judicialmente un acuerdo de negocio conjunto (JBA, por sus siglas en inglés) con American Airlines. Tras no prosperar esa alianza concentra sus esfuerzos en lograr la fusión con Spirit. El objetivo es beneficiarse de una mayor flexibilidad de flota y asegurar las entregas de Airbus de la familia A320neo en el futuro. También podría suplir parte de las necesidades de pilotos con las tripulaciones de su eventual socia.
Independiente del fallo judicial de primera instancia, JetBlue y Spirit siguen con su acuerdo. Las dos compañías aéreas señalan que este sigue en plena vigencia y efecto. En una reunión con inversionistas, la compañía de ultra bajo costo (ULCC, por sus siglas en inglés) dice que no está de acuerdo con el fallo y la opción de JetBlue es la mejor oportunidad para aumentar su necesaria competencia.
A pesar de las acciones judiciales que las dos líneas aéreas colocan, existe una escasa probabilidad de que la fusión se apruebe. El panorama para las dos compañías no registra cambios significativos para justificar una revisión de la decisión y al igual que el escenario político. Cabe recordar que el gobierno del Presidente Biden está con una agenda anti-consolidación de la industria aérea a fin de mantener la mayor cantidad de competidores.
Uno de los argumentos del Departamento de Justicia (DOJ) para estar en contra de la fusión es la menor cantidad de operadores y la probabilidad de que suban los precios. El juez federal falla con ese argumento en contra de la propuesta de fusión por compra de JetBlue y Spirit
Situación compleja en Spirit
Spirit sería la más afectada en el caso -probable- de que la fusión con JetBlue no se apruebe. Distintos analistas de la industria aérea señalan que la compañía tiene menos alternativas para reestructurar sus pasivos. Por este motivo, la ULCC busca unirse con otros operadores. Primero con Frontier -que no llega a prosperar por decisión de sus accionistas –, y ahora con JetBlue cuya fusión está tentativamente bloqueda.
Spirit no estaría recuperándose de la alta demanda de viajes después de la crisis de 2020 y 2021. En los nueve meses de 2023, pierde US$264 millones y se espera que al 31 de diciembre de 2023 se pierdan alrededor de otros US$175 millones más otros US$310 millones para 2024.
Además, la ULCC tiene deudas por US$1.100 millones que vencen en septiembre de 2025. Fitch señala en un informe que Spirit tiene un riesgo importante de refinanciamiento para el próximo año y que está “bajo vigilancia”.
La temporada de invierno suele ser poco favorable para las líneas aéreas por la menor demanda de viajes y las contingencias derivadas de la meteorología adversa. Además, durante este año Spirit -como otras líneas aéreas- están enfrentando la paralización de parte de su flota Airbus A320neo por los problemas de los motores Pratt & Whitney PW1100G.
Para 2024, Spirit proyecta una reducción de capacidad de hasta 2% para el primer trimestre 2024. La proyección es inferior a la anterior de 7%.
Algunos analistas consideran que la situación de Spirit podría derivar en una quiebra. Otros, consideran que si bien el entorno financiero es complejo no llega a un nivel preocupante para suponer en una posible salida del mercado.
No se descarta que Spirit utilice este argumento para buscar la aprobación de la fusión con JetBlue.
Fotografía portada - Simón Blaise O.