El “Milagro del Hudson” es el apodo que los medios dan al accidente del vuelo de US Airways US1549. Ocurre el 15 de enero de 2009, cuando el vuelo operado por un Airbus A320 despega desde Nueva York (LGA) con destino a Charlotte y Seattle, sufre el impacto de una bandada de gansos canadienses en fase inicial de ascenso.
El impacto provoca daños significativos en los motores dejando sin propulsión que llevan a tripulación a tomar una drástica decisión. La aeronave termina amarizando en el río Hudson al oeste de Manhattan, en Nueva York. Los servicios de emergencia rescatan a todos los pasajeros y miembros de la tripulación.
El accidente del vuelo US1549 conocido como el “Milagro del Hudson” está unido a otros siniestros de la aviación para su estudio y aprendizaje para la seguridad operacional. El motivo son todos los factores y cadena de sucesos que determinan que pese a toda la adversidad el resultado sea exitoso.
Suceso
La tarde del 15 de enero de 2009, el vuelo US1549 está programado para salir Nueva York (JFK) a Charlotte y continuar a Seattle. Está asignado a un A320 (registro N160US), uno de los aviones que conforman la principal flota de US Airways.
Con 150 pasajeros y cinco tripulantes a bordo, el avión despega a las 3:24 p. m. hora local. Sin embargo, menos de dos minutos después del despegue y, durante la maniobra de ascenso a una altura de 850 metros, el avión sufre el impacto frontal de una densa bandada de gansos canadienses. Este impacto provoca daños significativos en ambos motores, dejándolos sin propulsión.
Ante esta situación crítica, el comandante Chesley “Sully” Sullenberger y su primer oficial, Jeffrey Skiles mantienen la calma y evalúan rápidamente la emergencia, consultando los protocolos establecidos. Al no lograr reiniciar los motores, declaranla emergencia a la torre de control del aeropuerto de LaGuardia. Piden regresar al aeropuerto o encontrar una alternativa.
Aproximadamente 208 segundos después del despegue, con la autorización de la torre de LaGuardia, el avión vira a la izquierda en dirección a posibles aeropuertos alternativos, siendo Teterboro el más cercano. Sin embargo, la aeronave pierde altura rápidamente, superando por apenas 270 metros el puente George Washington. Ante esta situación crítica, el comandante toma la decisión de llevar a cabo una maniobra conocida como “ditching”, amerizando en el río Hudson.
En los escasos minutos de emergencia de descenso planeado, la tripulación prepara a los pasajeros para el impacto. En el último instante, el piloto logra elevar el morro del avión, permitiendo un acuatizaje más suave en las heladas aguas del río Hudson. El A320 toca las aguas del río Hudson cerca de la calle 48 en Manhattan, Nueva York. En ese momento, la temperatura ambiente rondaba los -6 °C.
El rescate se activa rápidamente con ferris locales, remolcadores y botes salvavidas del NY Waterway participando en la operación. Muchos pasajeros se ubicaron sobre las alas del avión, mientras otros utilizaron botes salvavidas. Helicópteros policiales, guardacostas y embarcaciones como el John D. McKean del FDNY llegaron para colaborar en el rescate, demostrando una respuesta coordinada y eficaz.
¿Por qué no debe ser considerado un milagro?
El accidente del vuelo US1549 se lo conoce como el “Milagro del Hudson” por la combinación de factores que podrían haber derivado la situación en una verdadera tragedia. Sin embargo, no debe ser considerado como tal.
Aunque el “Milagro del Hudson” es un testimonio de habilidad y profesionalismo de la tripulación, se trata de un ejercicio involuntario de todos los protocolos establecidos y factores que intervienen para que un vuelo sea seguro.
El primer motivo para no considerarlo como milagro es porque se aplican todos los protocolos y procedimientos establecidos. Cada uno de los actores, pilotos, tripulantes de cabina, control de tránsito aéreo y servicios de rescate funciona en el rol que les compete.
A pesar de la gravedad de la emergencia, la calma, las decisiones inmediatas y el actuar de la tripulación refleja el trabajo de entrenamiento y capacitación de los pilotos y de los tripulantes de cabina. En este aspecto, destaca el rol que tiene la línea aérea por trabajar en garantizar la seguridad de los vuelos.
Un punto que también destaca es la colaboración de los pasajeros. Los viajeros a bordo del vuelo US1549 respetan las instrucciones de la tripulación de cabina y evacúan el A320 siguiendo las indicaciones. A pesar de existir situaciones puntuales, toda la evacuación se cumple hasta que llegan los servicios de rescate.
Si bien la presencia de los ferrys que transitan en Nueva York ayuda a gestionar la emergencia, también destaca la coordinación de los servicios de rescate. A través de los canales adecuados, se disponen de todas las herramientas para atender la emergencia y gestionar una respuesta efectiva.
Otro punto que no queda atrás está en la aeronave. Si bien la acción del piloto es decisiva, el diseño del A320 también contribuye al planeo, descenso y amerizaje en un escenario atípico.
Conclusión
El mal llamado “Milagro del Hudson” es simplemente el resultado de años de trabajo de la industria aérea por garantizar la seguridad de las operaciones aéreas. Si bien esto no exime que sigan existiendo tragedias, el aprendizaje continuo, el establecimiento y cumplimiento de protocolos, más la mejora de la tecnología en el diseño y fabricación de aeronaves, han reducido la fatalidad de los accidentes aéreos.
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