La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos continuará reduciendo la capacidad en los aeropuertos de Nueva York. La decisión representa una mala noticia para las líneas aéreas que buscan incrementar capacidad. También es adversa para los viajeros quienes tendrán menos opciones de viaje.
La FAA extenderá la reducción de capacidad al menos hasta octubre 2024. Como consecuencia, la próxima temporada de verano podría quedar limitada en oferta en aeropuertos de Nueva York.
De acuerdo con las autoridades regulatorias estadounidenses, las líneas aéreas pueden perder sus slots de despegue y aterrizaje en los aeropuertos congestionados si no utilizan al menos 80% del tiempo asignado. No obstante, tienen una exención de no realizar algunos vuelos y conservar los slots.
La FAA justifica la extensión de los recortes de capacidad en los aeropuertos de Nueva York por la falta de personal. Se trata de un problema derivado de la drástica reducción de personal aplicado en 2020 y la lenta formación de nuevos profesionales por una demora en las certificaciones.
La agencia aeronáutica estadounidense tiene como límite de conformidad funcionar con una dotación al 85% de controladores. Del total de 13.300 de personas dedicadas a las labores de control de tráfico aéreo que tiene la autoridad aeronáutica, un significativo 26% está en periodo de entrenamiento. Según cita Reuters en junio, un reporte de la FAA indica que hay 10.578 controladores certificados en 2022, un 10% menos desde 2012.
“Todavía no es suficiente para que la FAA maneje los niveles de tráfico (aéreo) normales”, dice la autoridad aeronáutica. Asegura que continúa trabajando en una solución a largo plazo para solucionar la falta de controladores.
En agosto, la FAA asegura que pretende sumar 1.500 nuevos controladores. Sin embargo, todavía faltan 3.000 personas lo que evidencia la dificultad de solución de los problemas.
Contingencia y críticas
La incapacidad de agregar más vuelos tendrá un impacto en el número de frecuencias. Ante esta situación, las líneas aéreas que operan en los aeropuertos de Nueva York estarán obligadas a recurrir a aviones de mayor capacidad.
El uso de aviones puede ser de pasillo único como los Airbus A321, Boeing 737-9, B757-200/-300. En los de fuselaje ancho se consideran los A330-200/300, A350-900, B767-300ER/-400ER, B777-200ER/-300ER, entre otros.
La decisión de afecta principalmente a las líneas aéreas estadounidenses, por ser estas las que más operan en los aeropuertos de Nueva York. Para estas, la medida sigue siendo un escenario frustrante porque las dificulta para atender distintos mercados.
La decisión de afecta principalmente a las líneas aéreas estadounidenses, por ser estas las que más operan en los aeropuertos neoyorquinos. Para estas, la medida sigue siendo un escenario frustrante porque las dificulta para atender distintos mercados.
Críticas de IATA
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) realiza en julio una fuerte crítica a las organizaciones de control de tráfico aéreo de los Estados Unidos y Canadá por no prever la situación. Desde su perspectiva, la falta de soluciones para escenarios previstos genera inconvenientes para los operadores y para los pasajeros.
“Durante los últimos 12 a 18 meses, las aerolíneas han respondido a la fuerte demanda de viajes posterior a la pandemia agregando decenas de miles de empleados a su fuerza laboral”, dice Willie Walsh, director general de IATA. “En contraste, la escasez de personal ATC en América del Norte continúa produciendo demoras y perturbaciones inaceptables para el público viajero en ambos lados de la frontera”.
Respecto a los Estados Unidos, Walsh dice que es la propia FAA la que permite que una reducción de su fuerza laboral hasta un punto desafiante. Los comentarios hacen referencia a un problema “histórico”.
“Las situaciones en el Control de Aproximación por Radar del área terminal de Nueva York y la torre de Miami son extremas, con un 54% y un 66%, respectivamente”, dice el director de IATA. También menciona que hay una mala planificación que es decepcionante.
Fotografía portada – Ricardo J. Delpiano