La carga aérea seguirá con sus ajustes durante los próximos meses después del desbalance ocurrido en el periodo 2020-2021. En el transcurso del segundo trimestre 2023, el sector experimenta un descenso en capacidad, pero sigue estando por sobre los periodos previos a la crisis de marzo 2020.
De acuerdo con la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la demanda de carga aérea modera su desaceleración ubicándose un 3,4% respecto al nivel observado en junio 2022. No obstante, la demanda de carga cae 11,2% en comparación con el año anterior. La capacidad, medida en toneladas por kilómetro (ATK), sigue siendo superior en un 9,9% en comparación con 2022.
Para los próximos meses, no se espera cambios. Las líneas aéreas continuarán ajustando la capacidad de carga, medida en toneladas disponibles por kilómetro (ATK), tal como ocurre en el segundo periodo del presente año. La decisión responde al continuo crecimiento de la capacidad de bodega o bellies (transporte de carga en bodegas de aviones de pasajeros) a medida que se recuperan rutas o frecuencias.
Factores preocupantes
Para la industria de la carga aérea, el escenario es desafiante. Los ajustes en capacidad más la desaceleración del comercio mundial y caídas en algunos indicadores anticipan una menor demanda respecto a años anteriores. El proceso de ajuste en capacidad podría continuar en los años siguientes.
El Índice de Gestores de Compra (PMI, por sus siglas en inglés) es un indicador que mide la intención de compra de quienes toman ese tipo de decisiones. En la industria de carga se lo considera como un referente para analizar las perspectivas.
Para junio, el PMI de producción manufactura y de exportación están por debajo de la marca de los 50 puntos lo que indica un deterioro de la producción y compras. En el segundo trimestre 2023, prácticamente no hay crecimiento determinado por la posición de China que está sobre ese límite. Los Estados Unidos cae al 44,9, mientras Europa desciende su indicador al 42,6 y Japón al 45,4. Estos tres bloques comerciales ya exhiben puntuación bajo el límite mencionado.
Otro factor que permite entender el proceso de desaceleración de la carga aérea es la disponibilidad de inventario. En el periodo abril a junio hay una desaceleración de 3,2% al 0,9% lo que puede reflejar una demanda más débil.
Los inventarios se reducen en el segundo semestre por la mayor oferta carguera. Por el incremento de capacidad en aeronaves como en bellies, hay un suministro más rápido, pero que al parecer no se estaría compensando con el aumento de los inventarios. Esto, también confirma que habría una desaceleración de la demanda.
Poca confianza empresarial
Según la última encuesta de Confianza Empresarial que aplica IATA a los directores o jefes d carga de las líneas aéreas, un 56,0% asegura que hay un deterioro de las operaciones de carga en el segundo trimestre. Sólo un 16,0% ve mejoras y un 24,0% ve proyecciones optimistas. En los próximos 12 meses, un 52,0% de los encuestados no ve cambios significativos.
Para las líneas aéreas la situación es preocupante. Las que están en una posición más incierta son aquellas que deciden realizar grandes inversiones para transformar aeronaves de pasajeros a carga o adquirir más capacidad carguera. Esto, bajo el supuesto de la “nueva normalidad” que sectores políticos intentan colocar a partir de marzo 2020.
Ante un escenario más débil o con que continuará en ajustes estas compañías deberán asegurar la capacidad. Cerrar contratos con clientes para el transporte de mercancías o diversificar las operaciones de carga puede estar entre las alternativas. Como resultado, se espera también una mayor competencia por la presencia de más actores en el mercado.
Otros operadores mantienen una posición más conservadora sin realizar grandes cambios en sus negocios. También existen aquellos que apuestan a una estructura más flexible ante la presencia de ciclos económicos más frecuentes.
Fotografía portada – National Aviation Academy