La victoria obtenida por el candidato independiente Javier Milei en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) no entregan certezas para la economía en Argentina. Al día siguiente de las votaciones, los mercados reaccionan negativamente. Se produce una depreciación de los bonos argentinos y que se agrega a la devaluación (estipulada) del peso argentino frente al dólar estadounidense.
El problema de Milei no está en sus ideas de libertad y pro mercado, sino en las dudas que persisten sobre su capacidad para formar gobierno y para gobernar. La alta votación de más del 30% responde a un voto de protesta de la gente que está cansada del desgaste económico y la incapacidad de la clase política para solucionar los problemas del día a día como la inflación y falta de dólares.
Las próximas semanas la incertidumbre continuará marcando a la economía de Argentina. Para la industria aérea del país, el pronóstico será similar e incluso más complejo. Por lo tanto, el escenario más adecuado es contar con la mayor cantidad de certezas posibles, algo que por el momento la política no está entregando.
Las líneas aéreas y proveedores tienen parte importante de su estructura de costos en dólares por lo que la devaluación no es favorable para las finanzas. La falta de divisas también complejiza el pago de bienes y servicios en el exterior como los arriendos de las aeronaves, el entrenamiento de las tripulaciones en simuladores, repuestos, tasas de operación en el extranjero, entre otros compromisos.
Para la demanda el fenómeno también es incierto. A corto plazo puede que no existan cambios, ya que las personas con viajes adquiridos ya tienen asumidos esos costos. Si un deterioro de la situación económica podría complicar la demanda interna en los próximos meses. Sin embargo, sería favorable para incentivar los viajes desde el exterior, por ejemplo, de países vecinos como Brasil (principal emisor de turistas a Argentina) y Chile.
Hasta ahora, las líneas aéreas están respondiendo a la demanda con aumentos de capacidad doméstica y principalmente internacional. Las compañías aéreas argentinas buscan potenciar operaciones en el exterior -como Brasil para la temporada de verano- y las extranjeras con más vuelos y aumentos de capacidad.
Incertidumbre para Aerolíneas Argentinas
Entre los factores de incertidumbre que genera Milei es la falta de un programa de gobierno. Su avance es en base a la reacción. Entre sus comentarios, si menciona la idea de generar una ola de privatizaciones de las empresas del Estado entre las que están YPF y Aerolíneas Argentinas.
Para Aerolíneas Argentinas, el escenario que impone Javier Milei no es favorable. La idea de privatizarla no es bienvenida en el interior de la compañía, en sus gremios y quizás en la sociedad, por las dos experiencias privadas anteriores altamente adversas que terminaron vaciándola y su reestatización.
El sólo hecho de mencionar la privatización ya genera rechazo. Aerolíneas Argentinas no entrega números azules en años y su gestión depende de la administración pública. Pese a ciertos cuestionamientos, bajo la gestión estatal retoma la paz interna, logra recuperar la capacidad operativa, modernizar flota, aumentar la satisfacción, realizar inversiones y reducir el déficit.
En su balance semestral, Aerolíneas Argentinas informa una reducción de las pérdidas en un 61% en comparación con 2022. Si bien sigue en déficit es su mejor año desde la estatización. El resultado se explica por la alta demanda de viajes, el trabajo en eficiencias internas, confiabilidad y satisfacción entre los clientes. La compañía tiene un resultado negativo de US$48 millones.
Aerolíneas Argentinas también declara que no recibe fondos correspondientes al presupuesto asignado. A la fecha, asegura que sólo gira unos AR$6 mil millones que corresponden al presupuesto de 2022 y que está en un 70% en ejecución.
A los pasajeros (clientes) no les interesa la propiedad de la empresa más allá que sea confiable y entregue un servicio acorde. Si es pública lo que interesa es que los recursos sean bien administrados. En términos generales, Aerolíneas Argentinas parece conseguirlo.
Una transición privada podría amenazar lo construido y que la empresa experimente un retroceso. Los ajustes que haría un privado podrían producir más conflictividad interna y mayor riesgo de las operaciones, tal como ya ocurre en el pasado.
Si Aerolíneas Argentinas entra en conflictividad, retrocede o incluso se liquida -como algunos se sugieren- se pone en peligro el impacto social económico que produce, especialmente en empleo y turismo. Cabe recordar que por cada puesto que se crea en aviación se activan otros cuatro o cinco en otros sectores.
Actualmente, firma transandina transporta siete veces más pasajeros que Flybondi y JetSMART y opera en exclusividad en 25 rutas. Si desaparece o se reduce, hay un impacto socioeconómico se vuelve negativo. Ninguno de los dos operadores siguientes está en condiciones de asumir esa pérdida de capacidad. Incluso por el rol privado que tienen es posible que no lo intenten si no se asume esa pérdida.
No basta con economía
Lo que alimenta a Milei es el desencanto de la gente con la situación actual. Sus ideas de libertad y libre mercado pueden ser las correctas, pero no implican éxitos para gobernar menos para la realidad argentina
Argentina es un país donde la gestión política es clave para tener éxito y es donde falla Milei. Por algo, la reacción de los mercados es negativa. Si algo enseña la historia es que la economía no lo es todo, incluso en el transporte aéreo. La experiencia revela la importancia de contar con buenas políticas para asegurar el funcionamiento de todo un sistema.
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