Hace 10 años, SKY dice adiós al B737-200 Adv. El querido “chanchito” – como se lo conoce popularmente por su forma- es la primera aeronave de la compañía, que como muchas en Chile y en Latinoamérica, constituye el “caballito de batalla” de su flota.
El adiós al B737 de SKY coincide con la primera etapa de renovación de aeronaves. Estos modelos son reemplazados por equipos Airbus A319 y A320, antecesores a los A320neo y A321neo que opera en la actualidad.
Antesala
El 25 de julio de 2013, un mensaje de SKY en su página de Facebook anuncia el retiro de su emblemático avión para el día siguiente. De inmediato, los mensajes y fotografías de la comunidad aeronáutica no se hacen esperar.
En la comunidad hay tristeza y nostalgia. Se despide a una aeronave símbolo de la aeronáutica mundial, de la aviación chilena y de una empresa que devuelve la competencia a los cielos del país. Al mismo tiempo, hay esperanza por el futuro prometedor que se abre con una flota moderna que refleja el trabajo minucioso realizado y parte de la maduración del sector.
Partida
El viernes 26 de julio, el ambiente coincide para la triste partida. Un día gris con amenaza de lluvia envuelve a Santiago y es la escenografía para decir adiós al B737 de SKY. En el aeropuerto de Santiago los mostradores están abarrotados de gente. Los de SKY no son la excepción. Con una atención expedita, la fila avanza rápidamente.
“Hoy día vas a despedir al B737”, indica la agente del counter. Probablemente, sus palabras buscan querer integrar al pasajero en ese histórico momento que está por suceder. En la terminal no hay nada especial. Todo transcurre con normalidad. La excepción la marcan las fotografías y videos que realizan algunos funcionarios para registrar el momento.
Sala de espera remota de la terminal nacional. A las 16:30 horas comienza con puntualidad el embarque. SKY programa tres vuelos simultáneos como adiós del B737. El primero rumbo a Copiapó. El segundo a Concepción en el cual embarcamos. Fotografías y grabaciones acompañan el corte de los pases de abordar, sin que ello afecte el normal trabajo. Un tercero está programado más tarde rumbo a La Serena y Copiapó.
Un bus llega a los pasajeros hasta el B737-200 Adv. La aeronave lleva el registro CC-CTK. La primera impresión es la gran cantidad de trabajadores que quieren se parte de ese momento. No es para menos. Para muchos despiden el material aéreo que los forma o que quizás les da su primer trabajo. Muchos consideran al “chanchito” una verdadera escuela.
En la puerta del avión, Solange, jefa de Cabina del vuelo H2 055, acompañada de otros miembros de la compañía, dan la bienvenida a los pasajeros. con una bandeja de dulces. Un detalle poco usual para esa época entre las líneas aéreas.
Como reloj suizo se cierran las puertas, se inicia el retroceso y la puesta en marcha. El rodaje es rápido hasta la pista 17L mientras la tripulación explica los procedimientos de seguridad. Al mando de la aeronave está el capitán Luciano Arias. quien en su mensaje de saludo, destaca la importancia del B737 de SKY. Muchos pasajeros no comprenden lo que sucede, pero se miran entre sí y comentan que están siendo “parte de algo”.
En la pista, se aceleran los motores y tras una corta carrera, el B737 de SKY se eleva sobre Santiago con un hermoso atardecer. Por el lado derecho, el sol se asoma entre las nubes para despedir al venerable avión. Ascenso tranquilo rumbo al sur.
Vuelo y escala
Minutos después, la tripulación da el servicio a bordo. Un sándwich y bebida a elección son más que suficientes para los 40 minutos de vuelo, tiempo fijado por don Luciano y Fernando Ruiz, primer oficial, para llevar al centenar del pasaje hasta Concepción.
El vuelo pasa rápido como la caída de la noche. Un giro al suroeste indica que estamos próximos por llegar. Antes del descenso, hay tiempo para otra celebración. La tripulación celebra a bordo el cumpleaños de Francisca, una niña de dos años de vida. Solange y la tripulación le dan un pequeño obsequio con el aplauso de todos los viajeros.
Atravesando las nubes y bajo una ligera llovizna el descenso es continuo hasta Concepción. El aterrizaje es normal y tras rodar, llegamos a la terminal. Tras el descenso de los pasajeros, el equipo de rampa comienza a preparar el vuelo de retorno. Rostros sencillos, pero fundamentales para que muchos puedan volar.
Como el engranaje de un motor, todo funciona coordinado y en 10 minutos, la aeronave está limpia para recibir a los nuevos pasajeros. Mientras esperamos volver a la capital, hay tiempo para conversar aunque con rapidez porque hay que salir a tiempo. “Último vuelo, último vuelo”, se comenta en el puente de embarque.
Regreso
Para el último vuelo del “Tango Kilo” hay 102 pasajeros con destino a Santiago. En la puerta, Solange, la jefa de cabina y Elizabeth, su compañera, dan la bienvenida con la bandeja de dulces. Son las 19:20 horas y es hora de cerras puertas.
La rutina se repite. Instrucciones de seguridad y una nueva bienvenida de don Luciano acompañan el rodaje hasta la pista. Motores en potencia y con rumbo norte partimos de vuelta a la capital.
En el trayecto, las tripulantes entregan el servicio a bordo. El catering es un sándwich acompañado con un pastel, quesos y un bombón de chocolate. Para beber, se ofrecen vinos, cervezas, gaseosas o jugos sin costo alguno para el pasajero.
El regreso es rápido. De repente, el capitán anuncia “tripulación 15.000 pies”. Comienza la preparación para el aterrizaje. El descenso es tranquilo hacia una capital ya despejada, pero que anticipa una noche fría de invierno.
Pa’ que el chancho suene…
La aproximación no sólo hacia el aeropuerto, sino al triste final de la aeronave. No está claro si la aproximación es con ILS o visual. Probablemente, se realiza de la última manera o “a la antigua” fiel a la vieja escuela que el chanchito en todas sus operaciones.
La toma de contacto (aterrizaje) ocurre apenas pasadas las 20:00 horas en la hora prevista. Tras tocar pista se activan los reversos al máximo generando el clásico y fuerte ruido de la aeronave. Probablemente, don Luciano los acciona a propósito como “pa’ que el chancho suene”. En el exterior, un grupo de entusiastas aeronáuticos esperan al costado pista. Todo vale para ver llegar a los últimos B737-200 Adv. de SKY.
Liberamos pista por la calle de rodaje Bravo. El Servicio de Salvamento e Extinción de Incendios (SSEI) de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) de Chile despide al chanchito con un perfecto arco de agua antes de llegar a la terminal. En su rol de capitán, don Luciano toma el altavoz y comunica el momento a los viajeros. Aplausos se escuchan entre los pasajeros con una tripulación emocionada.
Final
En la puerta 25 se activa el freno de estacionamiento. Fernando apaga los switches de la cabina, famosa por sus “relojitos”. En el desembarque los pasajeros despiden y felicitan al personal de SKY. También hay fotografías para recordar el momento.
El apagado de los motores marca que una etapa termina. La era digital de las cabinas de cristal llega en pleno a SKY que pasa a operar únicamente aviones Airbus sin que tenga nada que enviar a otras líneas aéreas de clase mundial.
Culmina el vuelo del chanchito. Mientras se pasan las últimas listas de chequeo vienen a la memoria todos aprendizajes, vivencias y cualquier tipo de recuerdos que están ligados al legendario Siete Tres Siete. En esos momentos, no hay nada más que reportar, salvo culminar la despedida de un avión que contribuye a la integración, al progreso de una empresa y a la historia de un país.
Fotografía portada e interiores – Ricardo J. Delpiano