Avión chileno T-35 Pillán alcanza importante hito

Como muestra de la capacidad industrial de Chile, el avión T-35 Pillán alcanza un importante hito en julio. A 38 años de iniciar sus servicios en la Fuerza Aérea de Chile (FACh), completa las 200.000 horas de vuelo en misiones de instrucción formando a centenares de pilotos chilenos como de otros países a los que fue exportado.

Fabricando por la Empresa Nacional Aeronáutica de Chile (ENAER), el T-35 Pillán es un símbolo de la historia aeronáutica del país sudamericano. Concebida en una de época compleja para el desarrollo militar chileno, es el resultado de una apuesta visionaria que trasciende décadas y de una capacidad de producción industrial que muy pocos países de la región logran desarrollar.

A mediados de la década de 1970, Chile enfrenta el bloqueo de armamento y falta de recursos económicos como consecuencia de la aplicación de la enmienda Kennedy. Para enfrentar esta situación, el país se vuelca hacia el desarrollo de la industria nacional, incluyendo el desarrollo de aeronaves.

La idea de contar con un entrenador para la FACh comienza a tomar forma cuando se busca reemplazar a los Beechcraft T-34 Mentor para la Escuela de Aviación. En 1979, el entonces comandante en jefe de la FACh, general del Aire, Fernando Matthei, decide iniciar el programa y construir la aeronave. Para ello, se conforma una comisión conjunta con Piper Aircraft para trabajar sobre la base del modelo Dakota.

El T-35 hace su estreno en marzo de 1981. Al año siguiente, se presenta al público en la Feria Internacional del Aire (FIDA) antecesora de la actual FIDAE.

El Pillán se lo concibe como un avión de instrucción militar primaria. Por su gran maniobrabilidad, cuenta la capacidad para aterrizar con el mismo peso máximo de despegue. Algunas de sus características son un motor Lycoming de 300 caballos de fuerza (HP) de inyección y cilindros opuestos, un tren de aterrizaje de tipo triciclo y su hélice tripala Hartzel con velocidad constante.

Su diseño, características, equipamiento y materiales utilizados hacen que se lo califique como un avión altamente confiable. Cada uno de estos atributos quedan demostrados en los distintos eventos aeronáuticos donde se presenta, así como en las prácticas de entrenamiento de la FACh. El logro de alcanzar las 200.000 horas de instrucción es otra prueba.

El impulso de una industria

El logro Pillán va más allá de dotar la FACh de un avión de instrucción. Constituye la base para formar la industria aeronáutica chilena a través de ENAER, empresa que hasta el día de hoy es símbolo de progreso de Chile.

ENAER se crea en 1984. Nace como empresa estatal dedicada al rubro al mantenimiento aeronáutico, pero el proyecto Pillan abre las puertas a la fabricación de aeronaves. Tras el pedido de la FACh, viene el contrato con el Ejército del Aire de España, el primer cliente extranjero del avión chileno. El contrato permite el ingreso de la industria aeronáutica chilena a una coproducción con CASA (hoy parte de Airbus) para desarrollar un avión de entrenamiento táctico y ataque conocido como C-101 o A-36 en la denominación chilena.

A los aviones T-35 para España, vienen los pedidos para el Servicio Aéreo Nacional de Panamá en 1987. Después de Panamá, vienen los contratos con Paraguay, El Salvador, Guatemala, Panamá y República Dominicana.

Tras el primer proyecto del Pillán, ENAER se aventura en la construcción de otro avión. Se trata del Ñamcú, aeronave monomotor liviana, biplaza, de ala baja y con tren de aterrizaje fijo. En paralelo, la empresa avanza en el desarrollo de sus servicios de mantenimiento de aviones de la FACh como de otras Fuerzas Armadas y clientes privados, la producción de piezas y componentes con distintos fabricantes como Embraer, Dassault Aviation e Israel Aeroespace Industries (IAI, por sus siglas en inglés).

Una industria que no se detiene

Tras casi cuatro décadas de desarrollo, el T-35 Pillán sigue en servicio. Actualmente, la industria aérea chilena de la mano de ENAER está comenzando el desarrollo de la segunda versión: el Pillán II.

Basado en el diseño original, es una nueva aeronave con aviónica digital. Concebida con una fabricación con materiales de fibra de carbono, dispondrá de un diseño de alas, winglets removibles, nuevos motores y una mejor relación potencia-peso. Para la instrucción, se considera un simulador de vuelo, sistemas para planificación, seguimiento y evaluación de vuelo. Además, se agregan otros elementos que facilitan la formación y el entrenamiento de las tripulaciones.

ENAER considera para el Pillán II un mercado de alrededor de 100 aeronaves. Además de los equipos de instrucción para la FACh, está proyectada la exportación entre 60 a 70 aviones en los próximos años lo que se traducirá en un nuevo impulso para la industria aérea chilena.

Fotografía portada - FACh

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