Efromovich critica la acción de ambientalistas: “es una mezcla de política con imbecilidad”

Germán Efromovich, ex controlador de Avianca, es uno de los empresarios más conocidos en América Latina. También se lo considera un referente en la industria aérea por su trayectoria. Alejado ya de la línea aérea colombiana -forzadamente alejado, como cuenta-, está enfocado a otros proyectos en el sector como Aero Italia en el mercado europeo y en el asesoramiento para un posible retorno de Avian en Argentina.

Aprovechando su paso por Estambul, donde asiste a la Asamblea General de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), Efromovich conversa sobre la contingencia aerocomercial. Después de la interrupción del transporte aéreo, celebra que el sector vuelva a la normalidad o al menos lo intenta entre los desafíos que se presentan.

Entre conversaciones, cuenta que sin duda la problemática medioambiental es una preocupación, no tanto por sus objetivos, sino por presiones inmediatas. En los últimos años, el tema está en la agenda y crece activamente en los discursos de políticos y también de empresarios que aprovechan el momento con distintos propios. Para la aviación, no es un tema menor, principalmente, por la acción de los llamados “ambientalistas”.

“Ahí vienen los ambientalistas”, comenta un distendido Efromovich. “(Cuando me refiero a ellos), lo exagero, porque yo me considero ambientalista -dado que también quiero cuidar el planeta donde vivo-, pero no al punto de decir que voy a sacar los aviones para comenzar a andar en carabelas”.

Su comentario hace referencia a la prohibición de vuelos en Francia con la llamada “Ley del Clima”. Si bien el impacto es reducido y es más un “green washing” para satisfacer la presión de algunos grupos políticos si es algo genera ruido.

Frente al nivel de discusiones que a veces se dan en los procesos de tomas de decisiones, el empresario es tajante. “Es una de política con imbecilidad, y realmente, es más imbecilidad”, sentencia. “Para estos tipos, piensan que la solución es viajar de Francia a Buenos Aires en carabelas”.

Desde su perspectiva, señala que hoy existen maneras de compatibilizar el tema medioambiental sin perjudicar distintas industrias o el avance en la tecnología. La supremacía de un sector por sobre otro tiene impacto en la vida diaria en los trabajos. La idea de suprimir vuelos es un caso. Menos rutas aéreas es menor conectividad, menor desarrollo turístico, menos gente trabajando, menos familias con ingresos.

Para el sector aéreo, la discusión medioambiental es un problema porque llega en un momento en que la aviación es masiva, pero poca gente entiende cómo funciona esta industria -a veces, incluso al interior de esta-. La aviación está en lo cotidiano porque tenemos asumido que es parte de nuestro modo de vida, pero no lo entendemos. El ejemplo más claro es cuando de esto es cuando ocurre un accidente.

“Hay un accidente de carros o de trenes no aparece nada. Se cae una avioneta está en el mundo entero, en los diarios. ¿Por qué? Porque llama la atención. Entonces, creo que estos señores políticos o los imbéciles, o tal vez los imbéciles políticos o políticos imbéciles que ya es la misma cosa -ríe- aprovechan esto para precisamente llamar la atención”.

Ideología, SAF y nuevas tecnologías

Más allá de la problemática medioambiental -que no duda que existe-, menciona el asombro que todavía produce la aviación más allá de su masividad para que algunos inserten una ideología. En ese momento, comienzan las presiones.

“Las aerolíneas no pueden hacer nada para emitir menos gases. Los fabricantes son los mismos, los motores son los mismos, emiten lo que tienen que emitir”, enfatiza.

Como consecuencia de la visualización y la inserción de la ideología medioambientalista comienzan el aumento de los impuestos bajo la justificación climática o las medidas más radicales como aquellos que piden reemplazar medios de transporte como el avión por el tren, por ejemplo.

A pesar de que la industria tiene puestas sus esperanzas en los llamados combustibles sostenibles de aviación (SAF) para descarbonizar, Germán Efromovich se muestra un tanto distante de esa alternativa. La razón la escasa producción y la dificultad que existe para aumentarla, lo que también implica la responsabilidad de los Gobiernos que imponen medidas o ideologías para descontaminar, pero no colaboran con medidas efectivas.

“Va a llegar antes el avión eléctrico o a hidrógeno que el biocombustible”, sentencia. “¿Por qué? Por el precio (alto actualmente), la tecnología (de la producción y distribución) ¿dónde está?”.

Efromovich dice que la aviación pasa por lo mismo que viven los automóviles hace 140 años. Cuando había pocos automóviles, la distribución es escasa y sólo se podía llegar a ciertas zonas porque no hay distribución. Con los SAF pasa lo mismo, no hay donde obtenerlos por la poca producción y distribución.

De cara a los próximos 20 años, no ve muchos cambios en la industria aérea más allá de los anuncios que se conocen. La razón simplemente pasa por los tiempos que toman desarrollar nuevos proyectos en aviación y que estos operen como todos esperan. Tomando casos como los nuevos motores para el Airbus A320neo o el desarrollo del Dreamliner que todavía presenta algunos problemas, más la falta de nuevos proyectos en concreto, es todavía temprano para sacar cuentas alegres en la materia.

Fotografía portada - Avianca (archivo)

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