Un gran despliegue de medios aéreos y navales se han dado a conocer durante los últimos días para dar con la ubicación del submarino Titan perdido en las aguas del Atlántico Norte. La embarcación de la compañía privada Ocean Gate Expeditions, cuyo objetivo era llevar a cinco turistas y un tripulante a los restos del naufragio del Titanic, lleva desaparecida desde el 18 de junio. Cuatro días después, -el jueves 22 de junio y habiéndose cumplido el tiempo de oxígeno disponible-, se encuentran los primeros restos del submarino correspondientes a una estructura para posarse y una cubierta
En operaciones de rescate el uso de aeronaves es una herramienta indispensable, principalmente cuando se trata de búsquedas en el océano dado el rango que pueden abarcar en cortos períodos de tiempo. Cabe recordar los vuelos de aviones militares de Brasil y otras naciones buscando restos de fuselaje y manchas de aceite en el océano para dar con los restos del vuelo AF447 de Air France en 2009.
Sin embargo, la búsqueda submarina reviste una particularidad en el uso de medios aéreos. Dado que para poder ser un aporte en la búsqueda de un objeto no visible desde la superficie, las aeronaves deben contar con sistemas, equipos y adaptaciones que le permiten realizar una búsqueda submarina. Generalmente el origen de estas aeronaves es militar.
Aeronaves participantes
En la actual búsqueda del submarino Titan participan activamente un avión Lockheed CP-140 “Aurora” – versión canadiense del P-3 “Orión” – de la Fuerza Aérea de Canadá (RCAF, por sus siglas en inglés); un Boeing P-8 “Poseidón” de la Armada de Estados Unidos (USNavy), y un particular HC-130J “Combat King II”, basado en el clásico C-130 Hércules, operado por el Comando Aéreo de Combate (ACC) de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF).
La misión principal del “Aurora” y el “Poseidón” son principalmente el barrido submarino para detectar anomalías en el terreno o algún tipo de alteración del “ruido” del fondo marino. Además despliegan sonoboyas las cuales van emitiendo pulsaciones de sonar constantemente para detectar anomalías.
Por otro lado, llama la atención el despliegue de un avión particular tanto en su misión, como en el número de aeronaves que la realizan. El “Combat King II” (como se denomina a esta variante) es una plataforma de recuperación de personas en situaciones complejas y entornos austeros. Su vuelo se asocia principalmente a tareas de operaciones especiales con perfiles bajos y operaciones que eviten su detección.
Las operaciones de búsqueda submarina traen al recuerdo las misiones realizadas en Argentina hace algunos años en la búsqueda del submarino ARA San Juan. En esa ocasión también participan equipos P-3 Orion y P-8 Poseidón, entre otros.
Dotación no exenta de polémica
El despliegue de medios no ha sido exento de polémica en la opinión pública cuando el incidente del submarino Titán ocurre solo días después del tráfico naufragio de un bote con inmigrantes frente a las costas de Grecia. Ante esta situación, aparecen una serie de cuestionamientos a las autoridades de los países involucrados por su tardía reacción.
Sin ningún tipo de justificación, es preciso señalar que ambas operaciones son diferentes e implican una planificación distinta. Mientras que en el caso del submarino Titán la tarea aérea tiene por objetivo localizar un objeto bajo la superficie, en el caso del bote migrante se tenía certeza de su ubicación dado imágenes publicadas aviones de patrullaje marítimo de la Agencia Europea de Fronteras y Guardia Costera. Por sus características, las tareas en el segundo caso deben enfocarse más en el rescate de cientos de personas en un corto período de tiempo, lo que supera las capacidades aéreas de cualquier país, quedando una responsabilidad mayor a la reacción de medios navales.
Los distintos hechos históricos que implican este tipo de rescate se pueden dar en cualquier momento, en cualquier lugar del planeta. Ahí, radica la importancia que los países dispongan de medios y planes de acción para enfrentar situaciones críticas como las mencionadas. Hasta la fecha, las nuevas tecnologías y la disponibilidad de aeronaves para tareas de rescate demuestran ser siempre una herramienta fundamental.
Fotografía de portada – US Navy