Compartiendo opiniones con otros líderes de la región, José Ricardo Botelho, director ejecutivo y CEO de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) señala que el sector está amenazado por malas políticas. Mientras otros países avanzan en tecnología, crecimiento y transformación energética, la preocupación de las autoridades parece ser otra.
El giro político de muchos gobiernos en los últimos dos años no entrega un panorama alentador ni para la industria aérea ni para su población. En lugar de revertirlo, se pretende insistir con fórmulas fracasadas de colocar más gravámenes con reformas tributarias que como “varita mágica” sólo crean ilusiones, pero no soluciones.
“Los Estados tienen que disminuir sus costos y también los impuestos porque los pagamos todos”, señala. En su perspectiva, cada sector político en los países debe aprender de lo que lleva haciendo por años la industria aérea: ser más eficientes y disminuir los costos. También se debe cambiar la mentalidad de la población: los impuestos por más que se coloquen a las empresas los paga la propia gente. ¿La razón? Los principios de economía básica: mientras más caro producir mayor precio.
Bajo la coyuntura actual, dice que cada vez que se habla de reforma tributaria se tiene que pensar en quien paga esos costos. La aviación es una industria con altos costos. Aumentarlos sería revertir los avances alcanzados en los últimos años, especialmente con los nuevos modelos de negocios que llegan y que permite a muchos acceder a un viaje seguro, rápido y confiable.
“Alguien va a pagar la factura (de una reforma tributaria) y es la población porque más impuestos impactan en los precios. Tú lo ves en la aviación. Ya es extremadamente sensible. Con un país que baja su tributación, las aerolíneas responden inmediatamente con una competencia entre ellas que termina beneficiando a la gente. Cuando un país baja los impuestos no está ayudando a las aerolíneas, está ayudando a su población que va a poder volar más. Al pagar mejores precios, muchos pasan a ser incluidos”, sentencia el director de ALTA.
Como ejemplos pone el caso de Brasil, Colombia y también Chile. Cuando Brasil se abre pasa de un mercado de 33 millones de pasajeros a uno de 100 millones. Colombia aumenta el tráfico de pasajeros y el turismo con una reducción de impuestos, incluyendo el Impuesto de Valor Agregado (IVA) en 2020 para estimular la recuperación. En Chile, la reducción de impuestos de la tasa de embarque y los nuevos modelos de negocios de las líneas aéreas llevan al país a ser líder en viajes en avión per cápita (2013).
Botelho no hay pérdida, sino que hay un cambio en la recaudación. Mientras más personas estén volando más recaudación habrá por los gastos que hacen en destino, el turismo, etc. Si se suben los impuestos, esto se reduce o desaparece, lo que hace que todos perdamos: la industria, las personas y el Estado.
“Miremos nuevamente a Colombia, cuando se baja el IVA al 5% ¡mira el crecimiento que tuvo! Entonces, la gran pregunta es por qué no mantener ese cinco por ciento en ese país”, sentencia. “Colombia no ha perdido nada. Al contrario muchas personas fueron incluidas en el sistema y el país genera más”.
Perspectivas poco alentadoras
Pese a ser una frase reiterada, es necesario de dejar ver a la aviación como algo de lujo o una “vaca lechera” de la que es posible sacar y sacar recursos. La realidad latinoamericana y mundial está imponiendo numerosos desafíos: precios de combustible, devaluación del tipo de cambio frente al dólar y la inflación a lo que se sumarían más impuestos.
Para Botelho, la gente está afectada con la inflación en muchos países. La canasta básica aumenta de precio, los salarios no alcanzan, etc. Entonces, ya esa realidad impacta en la demanda. Si los impuestos suben, esta se verá aún más afectada.
“En una canasta básica promedio, un 25% de un salario va para alimentación. Si tú tienes inflación, si el cambio no está favorable, va a generar problema porque tengo que comer, entonces tengo que prescindir de otros bienes como viajar”, explica. “Si logramos que un país baje los impuestos, esto puede ayudar a mantener la demanda y a muchos otros sectores que dependen de la aviación”.
Existe una correlación positiva entre el crecimiento económico y el aumento de pasajeros. Chile es el más claro ejemplo. El progreso del país desde fines de la década de 1980 hasta 2010 hace que más cantidad de pasajeros ingresen al sistema. Como en muchos países, las restricciones inefectivas colocadas por los Gobiernos a partir de marzo 2020 afectaron esa realidad.
Datos de ALTA muestran que mientras las economías se recuperan en general, los pasajeros no lo hacen en la misma medida. Un motivo son las restricciones viaje, otro son las perspectivas económicas más inmediatas que generan incertidumbre, más todavía cuando se anuncian posibles nuevos impuestos que encarecerán la canasta básica.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya estima una reducción de las expectativas de crecimiento de un 3,0% para América Latina a un 2,0%. Chile está entre los países con previsiones negativas. Por lo tanto, el panorama no es alentador. La recuperación que se viene presentando dentro de la región puede experimentar una desaceleración.
Fotografía portada – Ricardo J. Delpiano