Con una recuperación rezagada producto de la eliminación tardía de las inefectivas restricciones que se colocan en marzo 2020 por parte del Gobierno, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) ve con preocupación la posible colocación de impuestos correctivos a la aviación. En lugar de gravar más a la industria, pide que el Estado trabaje con esta para conseguir más eficiencia.
“¿Por qué no trabajamos Gobierno e industria para hacer que el sistema sea menos difícil?”, se pregunta Peter Cerdá, vicepresidente de IATA para las Américas al comenzar la Asamblea General que se lleva a cabo en Estambul, Turquía. “Por qué no trabajamos conjuntamente para hacer que las operaciones aéreas sean mucho más eficientes”.
Para la industria aérea, existe una oportunidad pendiente de conseguir avances significativos en temas medioambientales si las operaciones aéreas se realizan con eficiencia. En Chile, ven que pese al desarrollo alcanzado, las autoridades encargadas de proveer los servicios de navegación aérea y gestión del espacio aéreo – labores que recaen en la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC)- no están trabajando de la manera adecuada lo que genera inconvenientes, ineficiencias, alzas de costos que no aportan ni a las metas medioambientales ni a los usuarios.
Cerdá menciona el caso del aeropuerto de Santiago como un ejemplo de ineficiencia que se debe corregir. A pesar del avance de la infraestructura, se continúa operando como en décadas lo que genera congestión, costos y demoras.
“Hoy en día, Santiago es un aeropuerto con dos pistas, pero se opera como si tuviera una. Hay restricciones de ruido de noche que no proceden porque las aeronaves que están volando actualmente son mucho más avanzadas de las que teníamos hace 20 o 30 años”, sostiene. “En lugar de leyes e impuestos, trabajemos con el sector privado y el público en crear infraestructura, pero también para asegurarnos que podemos maximizar y mejorar la operatividad en el espacio aéreo”.
Como en muchas partes del mundo, la colocación de impuestos correctivos no son una solución a los problemas que dicen combatir. Prácticamente, terminan afectando más a las personas quienes deben pagar más por sus vuelos dado que las empresas traspasan el alza de los costos a los usuarios. Mientras tanto, las arcas fiscales aumentan sin que los ciudadanos tengan certezas si sus contribuciones se gastan en lo que realmente corresponde.
Trabajo lento en materia de SAF
IATA señala que América Latina tiene una gran oportunidad de liderar la transición energética de la aviación. Sin embargo, los Gobiernos necesitan urgente facilitar los procesos con políticas públicas y estímulos, además de trabajar en la eficiencia operacional.
Para la industria aérea, los combustibles sostenibles en la aviación (SAF, por sus siglas en inglés) son el gran aporte a la carbono neutralidad fijada para 2050. De acuerdo con datos de la industria, serán responsables en un 65% de la transición energética dado que disminuyen en 80% las emisiones de CO2 si se ocupan en totalidad. Además, pueden usarse sin problemas en las actuales aeronaves.
Actualmente, Chile está impulsando una mesa público-privada en materia de SAF que lidera la Junta Aeronáutica Civil (JAC) y la Agencia de Sostenibilidad Energética. También se hace una similar en Colombia. Si bien ambas iniciativas son buenas, demuestran que en la región hay un atraso respecto a otras partes del mundo en el tema SAF.
“A nivel regional estamos muy lento. Si bien en Chile estamos en una mesa de trabajo -al igual que en Colombia y Brasil-, no quiere decir que estamos empezando de cero, pero no estamos al nivel de los Estados Unidos o Europa. Ni siquiera estamos en una posición para tomar decisiones a lo que podían ser las metas. Nos encontramos en una situación totalmente desfavorable”, añade el vicepresidente de IATA para las Américas.
Como ejemplo, pone a los Estados Unidos que está incentivando el uso de SAF y permite que se ocupen en algunos vuelos. También menciona la infraestructura lista en los aeropuertos. “Acá (en la región) no tenemos ningún tipo de visión, ni siquiera a lo que puede ser el desarrollo y la utilización en nuestra región del SAF”.
Actualmente, la aviación es responsable de entre 2% a 3% de las emisiones de CO2. Sin embargo, urge educar a los Gobiernos y a los ciudadanos del aporte que está haciendo la industria aérea para reducir las emisiones con la incorporación de nueva tecnología. En términos comparativos, los aviones emiten un tercio de los contaminantes de hace 10 años.
Fotografía portada – Ricardo J. Delpiano