Después de años de polémica por el uso o no uso del Boeing 757-200 T-01 (“Tango-01”, adquirido en la década de 1990), el gobierno de Alberto Fernández renueva la flota presidencial con una nueva aeronave del mismo modelo. Se trata de un B757-200 ex Iberia fabricado en 2000, pero con mayores ciclos que su antecesor por el uso que realiza la línea aérea.
La compra de la nueva aeronave está inmersa en la política, comenzando por el momento de la compra cuando Argentina enfrenta escasez de dólares estadounidenses y una situación económica más compleja. Para matizar su anuncio ante la población, la trastienda política dice que el gobierno de Alberto Fernández transparenta las negociaciones durante la participación de la selección argentina de fútbol en el Mundial de Qatar 2022.
En abril 2023, tiene lugar la transacción. Durante ese mes, el gobierno transandino completa con éxito la venta de un B757-200 VIP para el uso presidencial. La adquisición se realiza con el intercambio del actual T-01 y US$25 millones por un periodo de 10 años.
El acondicionamiento de la cabina se realiza en el aeropuerto de Salina en los Estados Unidos. En la configuración presidencial tiene una configuración para 39 pasajeros. Cuenta con una suite presidencial y dos habitaciones privadas adicionales.
Pese a que la aeronave está lista para su entrega en abril, la llegada se ve demorada hasta fines de mayo. No está claro si esto responde a cuestiones políticas, operacionales o burocráticas. El traslado no es directo. Primero, sale del aeropuerto de Salinas en los Estados Unidos donde recibe la reconfiguración de interiores hasta Dallas Fort Worth. Desde allí, el 19 de mayo es trasladado hasta Miami hasta su arribo al Aeroparque de Buenos Aires en la tarde del 25 de mayo.
Razones del cambio
Más allá de la polémica que los gobiernos kirchneristas levantan sobre el uso de T-01 comprado bajo la administración del ex Presidenta Carlos Menem, la razón del cambio responde a cuestiones más técnico-operativas. El punto de inflexión ocurre en 2016 cuando se debe realizar el mantenimiento mayor del avión.
De acuerdo con fuentes en Argentina, el T-01 tiene que ser sometido a check-D. Se trata de la revisión mayor que se realizan a los aviones. Por razones que se desconocen, las autoridades de ese entonces no renuevan la aeronavegabilidad del avión.
La recuperación de las condiciones de vuelo habría implicado un alto costo mayor. Por lo tanto, las autoridades deciden comprar una nueva aeronave.
Historia de la aeronave
Bautizado como ARG-01, el nuevo B757-200 de la flota presidencial argentina es un ejemplar ex Iberia. Fabricado en 2000, opera en la línea aérea española con registro EC-HIP hasta 2005 cuando es retirado de la flota.
Si bien inicialmente se destina a Air Astana, en 2005 es adquirido por Funair Corporation y recibe la configuración VIP. Posteriormente, en 2017, la propiedad pasa a Validus Aviation antes de ser comprado por C&L Aerospace, una subsidiaria de C&L Aviation Group, su último propietario antes del Gobierno de Argentina.
Polémica llegada a Argentina
A las 17:25 horas del 25 de mayo, arriba al Aeroparque de Buenos Aires el ARG-01. La llegada sorprende a los presentes por realizar una pasada baja sobre la pista del aeropuerto. La maniobra si bien sorprende a los presentes -especialmente, entre los amantes de la aviación por la emoción que genera la proeza-, no está exenta de polémica. La principal razón es haber la realizado bajo condiciones de meteorología adversa.
Durante la tarde de ese día, impera en Buenos Aires una fuerte lluvia. Inicialmente, la maniobra se confunde con un frustrada del aterrizaje, pero se determina que es una decisión de la tripulación al mando alejándose de cualquier procedimiento establecido.
Las pasadas bajas -como se denomina a estos procedimientos- son maniobras para lo cual los pilotos están entrenados. Por lo tanto, no representan riesgos para la seguridad, siempre y cuando, se realicen con las condiciones apropiadas. Habitualmente, se realizan en los shows aéreos para deleite del público o para ocasiones especiales como el retiro de un piloto, la celebración de algún acontecimiento importante, entre otros.
A partir de la polémica generada por el aterrizaje del nuevo avión presidencial, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) abre un expediente para analizar las maniobras ejecutadas a la llegada a la capital. No obstante, dice que no puede aplicar ninguna penalidad porque es una aeronave oficial y con matrícula militar.
Desde la Fuerza Aérea Argentina (FAA) contradicen a la ANAC. En un comunicado emitido el fin de semana, explican con seis puntos las responsabilidades de la aeronave y de la tripulación. Señalan que el ARG-01 no tiene matrícula militar y no está a cargo del Ministerio de Defensa, además de que no es operada miembros de la Institución.
En el comunicado, la flota presidencial está cargo de la Secretaría General de la Presidencia y los pilotos cuentan con licencia civil. Por lo tanto, la FAA sostienen que la ANAC si tiene facultades para tomar medidas disciplinarias contra los pilotos ante la operación realizada. Agregan que al realizar la “pasada baja” en las condiciones meteorológicas presentes ese día, se pone en peligro al resto de los aviones que se encuentra en el Aeroparque.
No es la primera vez que se realizan pasadas bajas en la terminal aérea metropolitana bonaerense. Habitualmente, los pilotos argentinos las realizan para ocasiones especiales, pero con las condiciones apropiadas para ello. Una de las últimas maniobras de este tipo ocurre en 2009, cuando Aerolíneas Argentinas retira el último B737-200 Adv. de su flota. La maniobra se realiza con toda seguridad sobre la pista del mismo aeropuerto y en presencia de un gran público expectante.
Fotografía portada - Benjamín Concha