El tráfico aéreo de pasajeros en Chile sigue sin despegar. Desde noviembre 2022 hasta marzo 2023 mantiene un estancamiento sin recuperar los niveles de 2019. Las cifras de marzo cierran un trimestre de alerta, después de que la temporada de verano no consigue dar el impulso suficiente para la recuperación.
El trimestre de abril a junio es el más desafiante para la demanda aérea. Por la ausencia de catalizadores, es el periodo en el que la demanda registra una mayor debilidad. Ante esta situación, escenarios de incertidumbre económica no entregan perspectivas favorables sumado a factores que presionan a la industria aérea con altos costos que son traspasados a los usuarios.
En marzo, la economía chilena retrocede un 2,1%, según el último informe del Banco Central. La actividad reporta dos trimestres consecutivos de descensos interanuales. Si bien las autoridades intentan matizar el impacto de las cifras, la realidad de las personas se advierte más compleja condicionando la demanda aérea.
A pesar de que las líneas aéreas y actores del turismo pueden generar incentivos, la economía es el principal generador de la demanda. En aviación, una caída en la actividad tiene un impacto mucho más rápido que un crecimiento, cuyos efectos suelen verse a mediano o largo plazo (tras un aumento sostenido de la demanda).
Tráfico de pasajeros a marzo
De acuerdo con los datos de la Junta Aeronáutica Civil (JAC), se transportan en marzo 2.059.018 pasajeros en vuelos nacionales e internacionales. En comparación con 2022, representa un crecimiento de 30,2%, pero considerando las distorsiones de la crisis provocada por los Gobiernos desde marzo 2020, se mantiene una caída 13,8% respecto a 2019.
En el periodo enero-marzo, se movilizan 6.388.919 pasajeros en vuelos nacionales e internacionales. Respecto al mismo periodo 2022, hay un crecimiento de 24,5%.
A pesar de no registrar una recuperación, los números de marzo son más favorables. Probablemente, el mayor retorno de la actividad presencial acompañado por el retorno del tráfico corporativo puede favorecer el mejor desempeño. En enero y febrero, el tráfico de pasajeros en Chile tiene una caída de 16,0% y 15,4%, respectivamente. Sin embargo, el movimiento de marzo no llega a ser significativo para romper el estancamiento.
Tráfico internacional de pasajeros
Las líneas aéreas que operan en Chile movilizan 819.829 pasajeros en vuelos internacionales. En comparación con 2019, se mantiene una caída de 20,0%, aunque en la comparación con marzo 2022 hay un aumento de 76,2% por el incremento gradual de la capacidad. Al cierre del primer trimestre 2023, se movilizan 1.687.543 pasajeros
En el periodo enero-febrero fueron transportados 1.687.543 pasajeros en rutas internacionales. La cifra de pasajeros reporta un alza de 77,0% respecto a igual periodo 2022.
En marzo, las líneas aéreas de mayor crecimiento son las de bajo costo (LCC, por sus siglas en inglés) encabezado por JetSMART (89,6%) y SKY (58,4%). Le siguen Delta (50,0%) por el aumento importante de capacidad en frecuencias y material de vuelo (a partir de octubre 2022) y Copa Airlines (14,3%). El resto de los operadores continúan con crecimientos negativos, lo que confirma un escenario desafiante para la demanda internacional.
Tráfico doméstico de pasajeros
Los cuatro operadores chilenos movilizan en marzo 1.270.635 pasajeros en rutas dentro de Chile. En comparación con el mismo mes de 2022, hay un crecimiento de 15,6%. Sin embargo, respecto a marzo 2019, se mantiene una baja de 8,7%. Si bien sigue siendo una caída significativa es menor a la reportada en enero y febrero del presente año.
En el primer trimestre 2023, se movilizan 3.912.993 pasajeros en vuelos domésticos en Chile. La cantidad de pasajeros transportados representa un crecimiento de apenas 5,9% respecto al primer trimestre 2022.
La participación de mercado en rutas nacionales está encabezada por LATAM con un 53,2%, seguida de SKY con 29,0% -uno de los más altos alcanzados por esta línea aérea- y JetSMART con 16,7%. Aerovías DAP en su segmento de nicho logra una cuota de 1,0%. En cuanto a crecimiento, LATAM mantiene una cifra negativa respecto a 2019 (-9,3%), mientras que Aerovías DAP, JetSMART y SKY reportan crecimientos (55,0%, 14,1%, 11,3%, respectivamente).
Factores de incertidumbre
El segundo trimestre es el más desafiante para el sector aéreo por la ausencia de catalizadores en comparación con los otros periodos del año. Después de la mayor crisis que enfrenta la aviación, tras la imposición de adversas e infectivas restricciones por parte de los Gobiernos tras marzo 2020, el trimestre en curso 2023 es el primero en condiciones normales para gran parte de los países.
Sin embargo, para esta ocasión la aviación chilena enfrenta una serie de turbulencias. Algunas son de carácter global que afectan al conjunto de la industria que tienen su impacto a nivel local, como el precio de los pasajes.
El combustible sigue siendo muy volátil. Según informa la Asociación Latinoamericana y de Transporte Aéreo (ALTA), el precio del jet fue se encuentra un 90% por encima de enero de 2021 y el precio del crudo WTI un 40%. El precio del jet fuel cierra al primer trimestre a US$104,9, el más bajo del mes. No obstante, el precio del barril de petróleo y del jet fuel crece de manera significativa con una diferencia de 55%.
El combustible es junto con los salarios el principal ítem en la estructura de costos de una línea aérea. En promedio, alcanza al 43%, pero este puede variar del tamaño de la compañía, las operaciones que realiza y cómo financian las compras de carburante. Dado que las líneas aéreas suelen comprar con anticipación, el impacto a la baja no se manifiesta de manera inmediata en los pasajes, especialmente si hay otras condicionantes.
La inflación es otro factor que se manifiesta en muchos países, especialmente a los bienes demandados localmente por las líneas aéreas. En Chile, la inflación va al alza. En marzo, el Instituto Nacional de Estadísticas del país (INE) reporta un alza de 1,1% y una variación interanual de 11,1%. Otro factor que complica es la devaluación de monedas locales frente al dólar estadounidenses.
Entre los factores amenazantes a nivel local, están la caída de la actividad económica en marzo en 2,1% que es más profundo que las estimaciones del mercado. Dado el resultado, Chile registra dos trimestres en rojo en términos interanuales. La variación está explicada por la caída por la minería y el comercio, sectores que condicionan el tráfico corporativo y también de otros sectores de la demanda. La caída de la actividad comercial en sectores minoristas y mayoristas pueden ser un reflejo de la situación de la economía familiar que condiciona las decisiones de compra.
A los anteriores se deben agregar las variables políticas. El nuevo proceso constitucional que vive Chile puede aportar incertidumbre al sector, dado que los inversionistas probablemente esperen el resultado para determinar sus decisiones en el país. También preocupa la posible colocación de impuestos al combustible de aviación, cuyos costos se traspasarían a los pasajeros quienes deberán pagar pasajes más caros si eso se materializa. Por lo tanto, en ese escenario se puede presentar una contracción en la demanda.
Fotografía portada - Ricardo J. Delpiano