Con apelaciones de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional y de KLM, el Tribunal de los Países Bajos deja sin efecto la idea de “regulación experimental” que el gobierno pretendía imponer en el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam. La intención de las autoridades políticas pretendía reducir el límite a 460.000 vuelos a partir de noviembre 2023.
“Este caso se ha tratado de defender la ley y las obligaciones internacionales. El juez ha entendido que el gobierno holandés violó sus obligaciones al acortar procesos que llevarían a escrutinio su deseo de reducir el número de vuelos en Schiphol. Esta decisión da una estabilidad vital para este año a las aerolíneas que utilizan el aeropuerto de Schiphol y mantiene el valor de elección y conectividad de los pasajeros”, dice Willie Walsh, director general de IATA.
Respondiendo a demandas locales, el gobierno holandés busca reducir el número de vuelos de 500.000 a 440.00 por año. La reducción afecta directamente a las oportunidades de crecimiento de KLM como de muchas líneas aéreas de pasajeros y carga, lo que se traduce en un impacto negativo para las economías, los empleos y el desarrollo de las personas del país. Por cantidad de operaciones que realiza, KLM iba a ser la compañía más afectada, pero también otras compañías aéreas que tienen importantes operaciones en Schiphol como Delta.
Los Gobiernos pueden reducir el número de operaciones aéreas por temas de ruido. Sin embargo, la medida no es arbitraria. Se debe realizar un estudio minucioso del impacto con mediciones de los niveles de ruido actuales, establecer un objetivo común y definir medidas alternativas para compensar el impacto.
En el caso de Schiphol, eso no ocurre. El gobierno holandés intenta imponer una norma mediante una forma experimental que es rechazada por el sector aeronáutico y, ahora, por los Tribunales de Justicia.
“Creíamos que no existía ninguna base legal para esta reducción”, señala IATA. “Consideramos que este tope provisional también está sujeto a una violación de los tratados internacionales y normas europeas”.
Grave error político
La reducción experimental es propuesta por el ministro de Agua e Infraestructura atendiendo presiones de algunos residentes que se quejan por el ruido. A estas se agregan la “preocupación” por las emisiones de CO2 y el cambio climático, pero no llegan a ser motivo de la solicitud del recorte.
En junio de 2022, el ministro Marc Harbers envía una carta al presidente de la Cámara de Representantes en La Haya. Ahí se establece la molestia del ruido, pero el propio titular de la cartera dice que no ha investigado el tema y menos establece un criterio objetivo.
Respuesta del juez
El juez señala que el Estado no sigue los procedimientos correctos para proponer una reducción temporal de los vuelos. De acuerdo con las normas europeas, el Estado sólo puede reducir el número de movimientos de aeronaves en un aeropuerto después de pasar por un proceso cuidadoso.
Para que se pueda determinar una medida de esas características se deben completar los siguientes pasos. Primero, el Estado debe identificar todas las medidas posibles para reducir la contaminación acústica. En segundo lugar, consultar a todas las partes interesadas y sólo se procede si las partes están claras de las medidas mitigatorias son insuficientes.
El juez en su fallo dice que el Estado holandés no sigue el procedimiento. Por lo tanto, el gobierno no puede proceder con su interés, el cual es estrictamente político, tal como queda en evidencia.
Quienes apelan
Por tener la mayor cantidad de operaciones aéreas, KLM es la más afectada y es la que impulsa la acción legal junto con IATA. A estas, se suman también Air Canada, British Airways, Corendon, Delta, easyJet, FedEx, JetBlue, Lufthansa, TUI, United y Vueling. Además de la agrupación gremial estadounidense Airlines for America (A4A).
Desde IATA explican que la voluntad siempre está de trabajar en soluciones ante inconvenientes que pueden producir las operaciones aéreas. En este punto, valoran que la normativa de la Unión Europea establezca un proceso normado y consagrado legalmente.
“Delta cree que es posible equilibrar las prioridades de sostenibilidad con el deseo de los pasajeros de viajar y conectarse con personas de todo el mundo, algo que hemos demostrado a través de un compromiso vigoroso con la renovación de la flota y otras prácticas para ayudar a descarbonizar nuestras operaciones y reducir el ruido”, comenta Peter Carter, vicepresidente ejecutivo de Asuntos Externos de Delta. “La decisión del tribunal es la correcta, salvaguardando un futuro para Schiphol”.
Batalla no ganada
IATA y la industria aérea si bien celebran la victoria, la guerra contra las políticas inapropiadas y arbitrarias no está terminada en este caso. “La amenaza de cortes de vuelos en Schiphol sigue siendo muy real y sigue siendo la política declarada del gobierno holandés”, expresan.
Suponiendo que el Estado no apele la decisión a tiempo, el límite de vuelos en el aeropuerto de Schiphol se mantendrá en 500.000 operaciones para la temporada de invierno 2023-2024. La atención de la industria se dirige a una consulta para limitar permanente los 440.000 vuelos a partir de 2024 en Schiphol. “Creemos que el estado holandés nuevamente corre el riesgo de no seguir el enfoque equilibrado al partir de la base de que el número de vuelos se reducirá a 440,000, en lugar de comenzar con la medición del ruido y la definición de un objetivo de ruido”, advierten en el gremio de las líneas aéreas.
Fotografía portada - Ben Koorengevel en Unsplash