Si bien los abruptos ceses de operaciones de Viva Air y Ultra Air tienen afectados a miles de viajeros, más un cuestionado por proceso de integración de la primera con Avianca (aún sin decisión final, pese a la decisión de la Aeronáutica Civil), la aviación colombiana no se encuentra en crisis. Los hechos de los últimos meses se pueden interpretar como un ajuste dentro un proceso de consolidación en curso.
Tras la oportuna decisión política de terminar con prácticamente todas las inefectivas restricciones impuestas bajo justificación del COVID-19 en 2020, la aviación en Colombia despega. A nivel latinoamericano, es uno de los países líderes en recuperación de la demanda superando desde hace meses los niveles de 2019. El auge más medidas de estimulación del mercado, como la reducción temporal del Impuesto de Valor Agregado (IVA) a los pasajes aéreos que ya no está vigente se traduce en un polo de atracción para la industria.
Lo anterior, se manifiesta en los aumentos de capacidad significativos realizados por Avianca, LATAM, Air France, Iberia, entre otras, la llegada de nuevos operadores como Volaris, Viva Aerobús, el ingreso propio de Ultra Air y para este año, el ingreso de JetSMART. También están los movimientos de pasajeros que transitan por los aeropuertos, especialmente, el de Bogotá que como resultado de los crecimientos de capacidad es un verdadero hub latinoamericano.
De acuerdo con la Real Academia Española, por crisis se entiende cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados. Para aplicar este término a la situación de la aviación colombiana depende de la perspectiva.
De parte de los pasajeros y de las empresas particularmente afectadas, lo sucedidos si representa una crisis. Las personas se han visto imposibilitados o dificultados de concretar sus viajes, incurriendo además en procesos de reparación correspondientes. Las empresas, por su parte, deben enfrentar el proceso de cierre, responder a sus clientes y proveedores.
Sin embargo, el funcionamiento del sistema continúa en curso. Avianca, LATAM, Wingo, EasyFly y SATENA, más otros operadores menores siguen operando, incluso adaptándose para atender a los pasajeros afectados. Además, cabe señalar que el cese de operaciones sólo afecta a situaciones específicas de dos operadores aéreos.
También continúan en funcionamiento los aeropuertos y la institucionalidad aeronáutica del país. Si bien pueden experimentar una baja de operaciones y de pasajeros, continúan beneficiándose de la rápida recuperación del sector. Por su parte, la institucionalidad representada por la Aeronáutica Civil (Aerocivil, como se la conoce en Colombia) más las otras unidades administrativas del Estado que intervienen en aviación siguen con su trabajo: se revisan y se autorizan los procesos, se aceptan nuevas solicitudes, se fiscaliza la actividad, incluso con investigaciones en curso.
Alertas
Lo anterior, no quiere decir que existan alertas que preocupan. Por un lado, está el ruido generado por los cuestionamientos a la integración de Avianca y Viva que hasta que las investigaciones no concluyan continuarán levantando sospechas, especialmente, ante la estrategia comunicacional adoptada y los denuncias realizadas. A esto, se agrega las capacidades de gestión, punto importante en la administración de cualquier compañía.
Las circunstancias por las que atraviesa la aviación en Colombia sin duda son más desafiantes que hace algunos años. A pesar de la rápida recuperación de la demanda, los operadores deben enfrentar un precio más alto del combustible, la inflación, la devaluación de la moneda local frente al dólar y el aumento de costos laborales, lo que complica sin duda las finanzas. Probablemente, para Ultra Air es un escenario inesperado que golpea fuertemente su corta vida.
En este punto, no deja de preocupar también el rol que juega el Estado. Más allá del gobierno de turno, hay temas pendientes en el país que complican a la aviación como es el tema del retraso en infraestructura aeroportuaria o generar las condiciones macro para impulsar el transporte aéreo.
Para la industria aérea, las alertas representan una oportunidad para trabajar en conjunto con las autoridades de Colombia a fin de impulsar el transporte aéreo. Por la conformación del sistema aeronáutico, la cooperación es esencial para enfrentar los desafíos.
Menos operadores, pero más fuertes
Con la salida de Viva Air y Ultra Air, la aviación colombiana está viendo una reducción en la cantidad de actores en el mercado. Se trata de un proceso que no es exclusivo de Colombia, sino que está presente en distintos mercados desde hace décadas.
De las ocho líneas aéreas de pasajeros con mayor participación en el mercado que se esperan inicialmente para este año, quedarán sólo seis: Avianca, LATAM, Wingo, SATENA, EasyFly y JetSMART. A estas se suman los pequeños operadores de nicho y las líneas aéreas cargueras.
Considerando las líneas aéreas que siguen en operación y las que ingresan al mercado, cinco cuentan con un importante respaldo que brindan seguridad: Avianca, LATAM, Wingo al pertenecer a Copa Holdings S.A.) y JetSMART con las espaldas de Indigo Partners.
Pese a la salida de dos compañías, Colombia sigue siendo uno de los mercados más dinámicos y competitivos de América Latina.
Fotografía portada – Aeropuerto El Dorado