Las líneas aéreas de bajo costo (LCC, por sus siglas en inglés) son actualmente de amplio conocimiento. En Chile, como en la mayoría de muchos países latinoamericanos, son un fenómeno relativamente nuevo. Sin embargo, pocos saben de experimentos anteriores que hoy son propios de los libros de historia.
Replicando las experiencias de las primeras LCC en los Estados Unidos como Southwest o de Laker Airways en Gran Bretaña, aparece en Chile Aerovías ASA. Se trata de una de las muchas compañías aéreas efímera que están en presenten en el país, nacidas más de la aventura de conseguir el éxito a través de la aviación, pero sin una adecuada planificación.
Aerovías ASA se crea como empresa el 01 de agosto de 1978. Sus fundadores son Raúl Reitze de la Maza y Cyril Austin Smith. A ellos se suma, Patricio Délano Barrios, piloto y quien actúa como socio, además de ser el gerente de Operaciones.
Su propuesta comercial consiste en ofrecer pasajes aéreos baratos hacia los Estados Unidos y Europa. Por esos años, volar es caro y prácticamente inaccesible para la mayoría de la población. Considerando los ejemplos que se daban en el hemisferio Norte, consideran que su idea podría resultar en Chile.
El primer y único avión
Para dar curso a sus servicios, arriendan a la panameña Sky Hawks Inc., un Boeing 707-300 el 10 de noviembre de 1978. El 29 de ese mismo mes, firman un acuerdo de compraventa. Con su primer avión, más todos los trámites de rigor, la empresa se prepara para atender los vuelos vacacionales del verano de 1979 de los chilenos.
El B707 es el caballo de batalla de las rutas aéreas de larga distancia, especialmente, en Chile. En el país ninguna línea aérea nacional opera aviones de mayor capacidad hasta que en 1980 comienzan a llegar los primeros McDonnell Douglas DC-10 para LAN Chile.
El ejemplar adquirido por Aerovías ASA es sudafricano. Originalmente, es fabricada para South African Airways. De acuerdo con los registros, antes de llegar a Chile lleva la matrícula ZS-CKC. La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) lo registra como CC-CGM.
La estrategia
Aerovías ASA proponía una alternativa para viajar. Con precios de descuento, ofrecía a los chilenos llegar a Norteamérica y Europa con una forma alternativa. Para su época -y quizás para la actual- los destinos ofrecidos son considerados “como raros”. Ninguna de su oferta comercial está en el horizonte de los pasajeros ni de las agencias de viaje.
Posiblemente, siguiendo la filosofía de operar en aeropuertos alternativos, ofrece vuelos Santiago – Nassau en las Bahamas, luego llegar a Miami y posteriormente, Luxemburgo en el corazón de Europa.
Las operaciones causan sorpresa en el mercado. Primero, por los destinos. Después, por las tarifas. Una de las reacciones es el hecho que LAN Chile comienza a innovar con tarifas promocionales en sus viajes internacionales, algo casi impensado en esa época.
Final de película y estafas
El resultado de la compañía no es favorable. A pesar de sus intentos, sólo opera la temporada de verano de 1979. Para abril de ese año, los vuelos dejan de ofrecerse y marca el cese de la compañía. El único B707 en servicio se devuelve a la empresa arrendadora a principios de ese mes. Sin embargo, recién la DGAC cancela la matrícula en agosto de ese año.
La aeronave es adquirida por Charlotte Corp. Según el sitio Roll Out (16/04/2012) lo adquiere una empresa denominada Panamá World Airways por un periodo de cinco años. En 1984, lo compra Columbia Pictures para usarlo en la grabación de la película “Sol de Medianoche” que se estrena en 1985. Como muchas películas que involucran aviones, la productora busca usar un B747 -por lo emblemático que representa-, pero no está dispuesta a destruir un ejemplar. Para ello, decide comprar el viejo B707 que opera Aerovías ASA para grabar los interiores “asemejándolo” a un Jumbo Jet y destruirlo.
En Chile, la empresa termina como comienza: con revuelo. La quiebra se pide el 26 de abril de 1979 en medio de conflictos judiciales. Tanto la empresa como sus dueños deben enfrentar acciones civiles y penales por parte de muchos pasajeros perjudicados por el fin de los vuelos. A esto, se suman los reclamos de proveedores combustible en el aeropuerto de Santiago como Esso y del catering como las Cocinas Marriott. Ambos reclaman pagos impagos por servicios impagos.
Fotografía portada - Caz Caswell