Repitiendo otras experiencias en aviación, Dinamarca, Finlandia, Noruega, y Suecia firman una carta de intención para conformar una defensa aérea conjunta para enfrentar futuras amenazas a la seguridad. La intención es coordinar las Fuerzas Armadas de los cuatro países y funcionar bajo directrices de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los países nórdicos justifican la creación de esta fuerza conjunta para contrarrestar la “creciente amenaza” de Rusia. La acción desplegada sobre Ucrania desde febrero 2022 es una prueba fehaciente de ese riesgo, así como las amenazas de Rusia ante la posibilidad de que Finlandia y Suecia se unan a la OTAN. Cabe señalar que la adhesión de estos dos países está demorada por las acciones políticas de Turquía que tiene que ratificar la membresía.
Ante este escenario, no se descarta que la idea de defensa aérea conjunta sea un mecanismo para compensar el retraso del ingreso de Finlandia y Suecia a la OTAN.
Cuando opere, el objetivo de la fuerza conjunta es disponer de una capacidad de respuesta de las Fuerzas Aéreas de los cuatro países ante cualquier amenaza. Dependiendo del riesgo, se podrían desplegar las unidades y número más adecuados, brindando una capacidad de protección y disuasión mucho mayor.
La firma del acuerdo se realiza entre los cuatro países en la base aérea de Ramstein, Alemania. A la ceremonia, asiste el jfe del Comando Aéreo de la OTAN, general James Hecker, quien está a cargo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Por lo tanto, esta alianza “sub-OTAN” cuenta con el respaldo de los Estados Unidos y del resto de los países miembros.
Capacidad combate
La defensa aérea conjunta de los países nórdicos unificaría la capacidad de combate. Como se menciona, dependiendo del riesgo de la amenaza los países podrían disponer de una mejor utilización de los recursos.
La capacidad de combate está representada por los aviones Lockheed Martin F-16 presentes en las Fuerzas Aérea de Noruega y Dinamarca, F/A-18 Super Hornet de Finlandia y los Saab JAS-39 Gripen por parte de Suecia. A estos, se agrega los F-35 de Noruega, Finlandia y, próximamente, Dinamarca. En los próximos años, el F-35 constituirá la principal aeronave de este sistema de defensa conjunto.
Segunda etapa
En una segunda etapa, se buscaría ampliar las capacidades de acción de esta defensa aérea conjunta a la vigilancia del espacio aéreo. Para ello, los cuatro países deben compartir datos de sus sistemas e información de inteligencia para disponer de una mejor respuesta.
Por lo señalado durante la firma de este acuerdo, por el momento, esta función no está contemplada. Sin embargo, no se descarta que a futuro pudiera darse, dependiendo de un aumento de la percepción de riesgo, un acuerdo político de las partes o bien de un requerimiento superior, como por ejemplo de la propia OTAN.
Fotografía portada – OTAN