La seguridad del aeropuerto Arturo Merino Benítez parece estar comprometida. A semanas de la balacera por intento de robo de un camión en plena plataforma de estacionamiento de aeronaves, otro hecho delictual se conoce en la terminal aérea. En la madrugada del lunes 27 de marzo, tres delincuentes ingresan a la sala de embarque de la terminal 1 (nacional) para robar artículos del local Andesgear.
De acuerdo con los registros en prensa, los antisociales logran ingresar a la sala de embarque falsificando una tarjeta de embarque electrónica de la línea aérea JetSMART. Sin mayores inconvenientes, logran pasar el filtro de seguridad a cargo del personal AVSEC de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) para robar la tienda. Posteriormente, salen de la terminal con bolsos en los carros portaequipajes como cualquier pasajero.
Tras la alerta, personal del recinto aeronáutico logra detener a uno de los delincuentes. Sin embargo, otros dos consiguen darse a la fuga.
Controles básicos
Las salas de embarque como la plataforma de los aeropuertos son consideradas áreas estériles, es decir, que no se admiten personas que no estén autorizadas. En este caso, a la sala de embarque o de retiro de equipaje, sólo pueden ingresar quienes porten su tarjeta de embarque que debe ser corroborada con su documento de identidad o bien con la autorización correspondiente de la autoridad aeronáutica (DGAC) con una credencial (TICA) que lo habilita para transitar en dicha zona.
Sin embargo, el control en Santiago como en cualquier terminal aéreo de pasajeros de Chile es básico. A diferencia de otros aeropuertos en el mundo, no existe un mayor control de la documentación de identidad, de pasajes o incluso de la credencial aeronáutica. Prácticamente, el funcionario encargado de la revisión sólo se confía de que coincida nombre y fotografía para autorizar el ingreso. Sólo en algunos casos -dependiendo de la disposición del funcionario- se le pregunta al pasajero por el vuelo en el caso de que los tiempos no coincidan.
Lo anterior, representa una aparente falla a la seguridad. El suceso del lunes 27 de marzo refleja que existe la puerta abierta para la falsificación de las tarjetas de embarque y de la documentación.
En Santiago, como en ningún aeropuerto de Chile no existe controles electrónicos con escáner de documentos y tarjetas de embarque o controles biométricos para ingresar a la sala de embarque. Ese tipo de control recién se da en las puertas de embarque antes de subir al avión. La promesa de contar con una tecnología de punta realizada por las autoridades y por algunos aeropuertos sigue en un ideal.
Sólo un caso puntual -pero parcial- destaca en Chile. El aeropuerto de Puerto Montt es la única terminal aérea que tiene habilitado puertas automáticas de una vía a la llegada que impide que cualquier persona que llegue a la sala de embarque regrese a otras dependencias del aeropuerto. Así, su única alternativa es salir y si debe ingresar debe pasar el control de seguridad.
Fallas compartidas
En Chile, la seguridad en los aeropuertos es compartida. Si bien la función principal está a cargo de la DGAC, en las terminales aéreas concesionadas le corresponde al administrador del aeropuerto quien tiene la obligación de contratar seguridad privada. Además, cada terminal aérea dispone de un circuito cerrado de televisión.
La seguridad privada de la concesionaria generalmente se encarga de supervisar o entregar una percepción de seguridad, valga redundancia, en el área pública. En algunos casos puntuales, ingresa a la sala de embarque, pero siempre dentro de la terminal. Por lo tanto, el personal AVSEC de DGAC es el que desempeña la mayor responsabilidad y capacidad de respuesta.
Daño a la imagen de Chile
Desde 2014, el aeropuerto de Santiago viene sufriendo graves vulneraciones a la seguridad. Ese año, delincuentes ingresan al área de movimiento para robar un camión de valores con CLP6 mil millones en cuya huida cruza la pista activa (17L/35R). El 10 de marzo 2020 alrededor de siete a diez sujetos utilizan una camioneta disfrazada de la empresa DHL para ingresar al sector de carga para sustraer alrededor US$14 millones y €1 millón. El 08 de marzo de 2023 se produce la balacera en el área de movimiento cuyo hecho termina con el fallecimiento de un funcionario de AVSEC en cumplimiento de su deber.
A estos hechos, se agregan vulneraciones a la seguridad por parte de los pasajeros. El 14 de abril de 2022, usuarios de un vuelo de SKY con destino a Bogotá logran descender a la plataforma en protesta porque el vuelo no puede despegar. El 26 de abril de ese mismo año, pasajeros de un vuelo de JetSMART transgreden el control de la puerta de embarque y acceden sin autorización al área de movimiento del aeropuerto, también en protesta por el retraso del servicio.
Los hechos mencionados más el último que se conoce dan cuenta que no existe capacidad suficiente de prevención y sólo una capacidad de reacción limitada por parte de la autoridad, tanto aeronáutica como nacional. La situación no difiere mucho de la compleja crisis de seguridad que enfrenta Chile en los últimos años. Mientras tanto, el mundo delictual y crimen organizado continúa identificando vulneraciones al sistema.
Lo más preocupante de estos sucesos parece ser que la repetición de distintos tipos de delitos refleja la no atención adecuada de parte de las autoridades. Todo en su conjunto continúa comprometiendo la imagen de Chile como “país ejemplo” en seguridad aeronáutica en la región y destruye el camino construido por décadas.
Fotografía portada – Simón Blaise