Después de que fuese autorizadas por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), la semana pasada Boeing reanuda las entregas de los B787 después de que a fines de febrero fuesen paralizadas. El primer ejemplar entregado corresponde a un B787-9 de Lufthansa, seguido de otro de American Airlines.
Las entregas se autorizadas luego de que la FAA se muestra conforme con las medidas correctivas ejecutadas por el fabricante. A fines de febrero, un “error en análisis de ingeniería”, como lo denomina la propia Boeing, relacionada con un mamparo de presión delantero del fuselaje obliga a la detención de las entregas por no cumplir los criterios de certificación.
En su momento, la duración de la medida genera incertidumbre. Cabe recordar que entre mayo 2021 y agosto 2022 se produce una paralización de entregas por fallas en el proceso de producción y fallas en las inspecciones correspondientes de los aviones.
De extenderse, una nueva paralización de las entregas habría complicado la programación de muchas líneas aéreas de cara a la temporada alta de verano 2023 del hemisferio Norte. De producirse ese escenario, algunos operadores estarían en la obligación de revisar los incrementos de capacidad previstos, o bien utilizar equipos más antiguos para cubrir las demoras.
Reanudación en medio desafíos
Para Boeing, la autorización en las entregas por parte de la FAA llega en un momento oportuno. Durante los últimos días, el programa B787 se ve impulsado por los pedidos del Reino de Arabia Saudita para sus líneas aéreas Saudia y Riyadh Air. Además, antes recibe también respaldo de órdenes por parte de Air India y United.
Con las entregas con luz verde, Boeing enfrenta el desafío de cumplir con sus clientes. Para ello, debe asegurar los riesgos que todavía están presentes en la cadena de suministro. Una vez superado, también debe asegurar su capacidad de producción para llegar hasta 10 la tasa de aviones construidos por mes.
Actualmente, la tasa de producción del B787 está en un máximo cinco aeronaves por mes después de comenzar con un ritmo de tres a cuatro. Para todo el año, está pensado en una producción de entre 70 a 80 aeronaves.
Por la necesidad de renovación de aviones más antiguos y menos eficientes de cara a los próximos años, las perspectivas para el programa B787 son auspiciosas. El mismo fabricante se beneficia por ahora de la ausencia de un avión de rutas medias haciendo que parte de los equipos destinados a ese segmento sean absorbidos por el Dreamliner.
Fotografía portada - Boeing