La Aviación Naval es una unidad de la Armada de Chile. Con una flota de aviones y helicópteros presta apoyo a las fuerzas navales en tierra y mar, incluyendo a la Infantería de Marina. Además, realiza misiones de exploración aeromarítima, vigilancia costera, guerra anti superficie y anti submarina y apoyo a la comunidad.
Sus orígenes se remontan a la década de 1910, especialmente, hacia 1913 con la Escuela de Aeronáutica Militar. La creación de ese organismo motiva a las autoridades de la Armada por contar con el avión como arma de defensa. El Ejército con una gestión adelantada logra hacerse de material aéreo de Europa antes de que comience la Gran Guerra. Por contar con recursos para renovar la flota marítima, la Armada no cuenta con capacidad para comprar aeronaves o enviar personal a capacitación.
Los comienzos
Recién hacia 1916, envía a las primeras personas al primer curso de instrucción de aviadores navales en la Escuela de Aeronáutica Militar. En octubre de ese año el teniente 2º Pedro Luco Christie, choca en el biplano “Sánchez Besa” con unos árboles de eucaliptus tras un despegue para rendir las pruebas para graduarse como piloto. Así, la Armada pierde su primer miembro en actividades aéreas.
Del primer curso se gradúan el contador 3º Carlos Yanquez Cerda, el torpedista Luis Farías y el guardiamarina Enrique de la Maza. Sin embargo, otros vuelven a sus actividades navales sin graduarse o permanecen en la Escuela de Aeronáutica Militar hasta 1917.
La Armada no tiene por esos años ni aviones ni bases aéreas. Por la Guerra en Europa no puede obtener aviones y por lo tanto iniciar actividades. Sin embargo, los primeros cursos son altamente motivacionales para la Institución.
En 1918, la gestión del ministro plenipotenciario Agustín Edwards McClure permite conseguir con el Reino Unido buques, armamento y los primeros aviones. Además se consiguen repuestos y materiales para construir la primera maestranza de las aeronaves. A través de una transacción o compensación, Gran Bretaña entrega a Chile cincuenta aviones para la Aviación Militar de los cuales 14 se destinan para la naciente Aviación Naval. El total de la flota está compuesta por 20 biplanos De Havilland, ocho biplanos Experimental Scout, dos Avro 504K, seis monoplanos Bristol, dos hidroaviones Sopwith Baby, seis hidroaviones Short, dos hidroaviones Avro 504K y un hidroavión biplano-bimotor Felixtowe F2A. Los hidroaviones se destinan a la Armada, salvo el Felixtowe F2A.
Inicio de actividades
Las actividades de la Aviación Naval comienzan en el invierno de 2019 con el armado de un Sopwith Baby en Talcahuano por mecánicos de la Armada con un grupo de asesores británicos. El primer vuelo con hidroavión en Chile ocurre el 03 de julio de 1919 en la bahía de Talcahuano ante la presencia de autoridades navales y de una comisión de la Aviación Militar que llega desde Santiago.
El primer piloto de la Aviación Naval es el mayor Víctor Hudson. El vuelo dura alrededor de 10 minutos para amarizar sin problemas en un lugar cercano a donde se encuentra la comitiva.
La elección de Talcahuano se debe a las condiciones geográficas del lugar, principalmente, la tranquilidad de las aguas de la bahía. Sus características y el vuelo exitoso realizado en este lugar hacen que las autoridades decidan construir una base para los hidroaviones. Sin embargo el proyecto no se materializa por encontrarse muy lejos de Valparaíso.
Creando la institucionalidad
Previamente, el 17 de marzo de ese año, el Gobierno dispone que todos los servicios aéreos pasen una nueva organizaciones denominada Dirección de la Fuerza Aérea Nacional. Para la Armada, no representa mayores cambios. El 15 de julio de 1920 un Decreto Supremo reemplaza la Dirección anterior por la Inspección General de Aviación que dura hasta noviembre 1921.
Las fallas por crear un servicio unificado de aviación permiten a la Armada impulsar una propia organización. El 16 de marzo de 1923, mediante un Decreto Supremo firmado por el Presidente Arturo Alessandri Palma, se acuña el nacimiento oficial de la Aviación Naval. El hito permite que el traspaso en forma definitiva la dependencia de la Aviación Naval a la Armada, finalizando su relación con la Inspección General de Aviación.
Sin embargo, la Armada carece de una estructura orgánica para la Aviación Naval. El cambio ocurre en 1953 cuando el gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del Campo autoriza la compra de aviones y helicópteros.
Fotografías – Archivo Histórico