Por segunda ocasión en menos de un año, las entregas del Boeing 787 se encuentran detenidas temporalmente. Un “error en análisis de ingeniería”, como lo denomina el fabricante estadounidense, con un mamparo de presión delantero del fuselaje de la aeronave obliga a la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) a parar las entregas debido a que no cumplen con los requisitos de certificación.
El problema presentado vuelve a presentar incertidumbre respecto al programa del Dreamliner y amenaza nuevamente con complicar la programación de vuelos para distintas líneas aéreas de cara a la temporada de verano del hemisferio Norte 2023. El inconveniente está incluido en la lista de problemas de certificados que obligan paralizar las entregas del B787 entre mayo 2021 y agosto 2022 por fallas en la producción y el método de inspección.
“Estamos pausando las entregas mientras actualizamos nuestro análisis y presentamos los entregables de certificación requeridos para abordar el incumplimiento”, señala Boeing en los últimos días.
Desde el fabricante, indican que hay un periodo de cuatro años para revisar y realizar un correcto seguimiento de los problemas encontrados en todos los B787 entregados desde agosto 2022. Aseguran que el nuevo problema se produce en el proceso de verificación porque se usan los datos originales como referencia lo que genera el error.
Por su parte, la FAA señala que las certificaciones y entregas de los B787 no ocurrirán hasta que se compruebe que el problema esté solucionado y esté satisfecha con las inspecciones. Por lo tanto, existe incertidumbre si los plazos podrán cumplirse como dice Boeing.
Actualmente, la tasa de producción del B787 está en un máximo cinco aeronaves por mes después de comenzar con un ritmo de tres a cuatro. Para todo el año, está pensado en una producción de entre 70 a 80 aeronaves.
Si la nueva demora se extiende en el tiempo, es altamente probable que no la cantidad de entregas no se puedan cumplir. Esta situación obligaría a los operadores a revisar los incrementos de capacidad previstos, la programación de operaciones para 2023 o bien retrasar la salida de aviones con el fin de cubrir el retraso en la llegada de los nuevos equipos.
Proveedor pide no anticipar conclusiones
A través de una declaración, Spirit Aerosytems, proveedor de la pieza cuestionada, señala que envía toda la información sobre el B787 solicitada por Boeing en los últimos dos años. Desde su posición esperan que los resultados de las investigaciones y piden no sacar conclusiones apresuradas.
“Hemos brindado toda la información que Boeing solicitó sobre el B787 durante los últimos dos años”, señalan. “Según la información que tenemos actualmente y nuestras interacciones con Boeing hasta la fecha, creemos que es demasiado pronto para afirmar que hubo un “error de análisis” por parte de Spirit”.
Mientras tanto, aseguran que continuarán trabajando con Boeing para comprender mejor el problema específico. Agregan esperan reanudar pronto las entregas del Dreamliner.
Spirit Aeroystems reconoce cambios de ingeniería necesarios para corregir los problemas señalados en la detención de la producción de 2021-2022. Por las modificaciones que se están realizando, los tiempos de trabajos se extienden impactando en el ritmo de producción de aeronaves. Sin embargo, están en proceso de normalizar las entregas de partes a fin de que Boeing pueda cumplir con sus plazos a los clientes.
Fotografía portada - Boeing