En medio de la visita sorpresa del Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, Ucrania busca intensificar el lobby para conseguir armamento, especialmente aviones. Hasta ahora, los posibles anuncios de transferencia, especialmente por parte de países Europa del Este, no se concretan por una serie de circunstancias, incluyendo el choque de la realidad con las intenciones que sus gobiernos manifiestan.
La transferencia de aeronave así como de material bélico no es algo sencillo. Desde un punto de vista técnico-operativo, implica meses de preparación y capacitación lo que hace que cualquier materialización tome tiempo desde que se anuncia. Desde el punto de vista político, implica a los gobernantes asumir posiciones y enfrentar complejidades en lo que respecta a relaciones internacionales que no son sencillas de reemplazar.
Factores condicionantes
Por su histórica relación con Rusia, Ucrania siempre ha utilizado material bélico de ese país, incluyendo aviones. Por lo tanto, si este país quiere equipamiento militar en lo inmediato debe ser de la misma procedencia. Cualquier cambio a material de Occidente obliga a contar con varios meses de preparación y entrenamiento. Se trata de un primer impedimento que a un año de la guerra ya supone cualquier demora en el caso de existir una transferencia.
Un segundo factor que explica las dificultades de transferir aviones es la cantidad de países que cuenten con material aéreo ruso en las condiciones adecuadas para una guerra con Rusia. Hasta la fecha, los países de Europa del Este que están en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) son señalados como primeros candidatos para transferir material aéreo por disponerlos en sus respectivas Fuerzas Armadas. Por haber pertenecido al ex bloque soviético operan cazas como los MiG-29. A “modo de cambio”, los Estados Unidos ofrece equiparlos con cazas como los F-16 o F-35, modernización que no es inmediata.
Fuera de Europa, los países que poseen material aéreo ruso son escasos. Principalmente, se encuentran en África, América Latina, Medio Oriente o Asia Central, pero existen dudas respecto al estado en que se encuentran.
En ese sentido y como tercer factor, están las relaciones políticas y económicas que los países mantienen con Rusia. Independiente de las declaraciones de buenas intenciones que se pueden manifestar, el realismo político es determinante en las decisiones. Así, existen dudas cuántos Gobiernos están dispuestos a sacrificar sus relaciones con Rusia para satisfacer intereses ajenos. Si bien los ofrecimientos que se pueden realizar desde el bloque contrario (Estados Unidos y Europa) su materialización no es inmediata como podría ser una afección o corte de relaciones con Rusia.
Cabe señalar que si bien el término de la Guerra Fría ya es cosa del pasado, las relaciones políticas continúan y son determinantes cuando los vínculos persisten en la asistencia militar o relaciones económicas. Para aquellos países que su columna vertebral de defensa está conformada por material ruso, cualquier cesión a Ucrania implicar a arriesgar -y probablemente romper- sus relaciones con Rusia.
A la fecha, quienes muestran mayor disposición a transferir aviones y armamento a Ucrania son los que buscan “occidentalizar” sus líneas defensa. Sin embargo, relaciones en otros sectores son temas a considerar que obligan a repensar cualquier decisión de estas características.
F-16 a Ucrania y otras alternativas
Desde hace varios meses, está el rumor de que Ucrania busca cazas Lockheed F-16 para modernizar su Fuerza Aérea. Si bien los países que podrían transferir en lo inmediato estos equipos no tienen el condicionamiento de sus relaciones con Rusia, la cesión de material tiene se complica porque implica afectar sus propias capacidades de defensa -si no hay equipos de reemplazo inmediato- y lo que respecta a entrenamiento.
En términos generales, un entrenamiento mínimo de un piloto de F-16 requiere de un periodo entre seis meses a un año. Considerando, las negociaciones que el Presidente Volodmir Zelensky lleva a cabo con los Estados Unidos y otros países de OTAN, no se descarta que esta se puedan manifestar estas transferencias considerando desprogramaciones de estos cazas a medida que llegan otros de última generación (F-35, por ejemplo). Además, está la posibilidad de que pilotos ucranianos se estén entrenando en secreto antes de que estos anuncios de oficialicen.
Según publica Reuters (19/02/2023), Ucrania estaría presionando al Congreso de los Estados Unidos para que la administración Biden envíe F-16. Las conversaciones se habrían realizado el al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich entre funcionarios ucranianos, incluido el ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, y parlamentarios Demócratas y Republicanos del Senado y la Cámara de Representantes, respectivamente.
Hasta el momento, el Presidente Biden señala que el envío de F-16 no está considerado. Sin embargo, el curso de la guerra o las negociaciones que se puedan dar, pueden cambiar la decisión. En su reciente visita a Kiev, la Casa Blanca señala que se continuará suministrando apoyo a Ucrania en artillería, sistemas de antiblindaje y radares de vigilancia aérea.
Como alternativa, la Fuerza Aérea de Ucrania está modificando los cohetes aire-tierra HARM AGM-88 de fabricación estadounidense para disparar desde sus aviones de combate MiG-29 en un proceso que toma pocos meses. Sin embargo, señalan que la eficacia de estos misiles puede aumentar contra las fuerzas rusas si se disparan utilizando la aviónica avanzada de los F-16, argumento que también señalan los parlamentarios estadounidenses.
Sumando apoyos y posibles cambios
Hasta el momento, la visita de Biden a Zelensky en Kiev es más simbólica en una directa señal de apoyo de Occidente a Ucrania frente a Rusia y los pocos avances que Vladimir Putin logra conseguir. Sin embargo, pareciera no haber cambios significativos respecto al actuar que se conoce en los últimos meses.
Por su parte, el gobierno de Moscú recibe un aparente apoyo diplomático de China. Hasta el momento, el país asiático se viene manteniendo neutral en el conflicto, pese a celebrar un “pacto de amistad sin límites” con Rusia semana antes de la invasión a Ucrania.
Para los Estados Unidos, una mayor injerencia de China o definitivamente su ingreso a la guerra con suministro de armas es visto con preocupación. De confirmarse, podrían determinar un cambio en las acciones vistas hasta ahora.
Fotografía portada - Ministerio de Defensa de Ucrania