Las declaraciones del diputado Andrés Jouannet, perteneciente el nuevo movimiento político de centro izquierda Amarillos, respecto al no uso de los Lockheed C-130 Hercules de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) para el combate de incendios forestales reviven el debate acerca de equipar o no estas aeronaves para este propósito, así como su operación. Más allá de la contingencia politiquera, el tema reviste importancia considerando que Chile mantiene pendiente una definición acerca de si contar con mejores herramientas para atender este tipo de emergencias o mantener el actual status quo.
El uso de los C-130 de la FACh equipados para el combate de incendios no es nuevo. Al igual que las aeronaves cisternas (aviones y helicópteros) con gran capacidad de descarga de agua, su consideración comienza en 2017 con los mega incendios forestales que se registran en la zona centro sur de Chile ese año.
Ante la actual emergencia en curso, el diputado Jouannet señala en un canal de televisión que “esos aviones tienen la misma capacidad que el Ten Tanker (en referencia al Mc Donnell Douglas DC-10 de la empresa 10 Tanker) … y están guardados desde 2019 porque, por decisión de Defensa, no se ha adquirido equipamiento”.
En respuesta, el Ministerio de Defensa Nacional rectifica al diputado. “En 2019, en el marco de inversiones de las Fuerzas, se aprueba la adquisición de dos aviones C-130, compra que incorporaba otros ítems, entre ellos, los kits para el combate de incendios”, declaran. Sin embargo, en el siguiente párrafo precisan que “en 2020, vía Decreto Supremo, el proyecto es modificado y aprobado por un monto inferior al original con todos sus ítems, exceptuando los kits de sistema de combate contra incendios”.
Los dos procesos se realizan bajo la administración anterior de Sebastián Piñera.
Los dos aviones a los que se hacen referencia son C-130 que el Gobierno de Chile compra a los Estados Unidos (USAF). Los equipos son para complementar las capacidades logísticas de la FACh. Actualmente, Chile dispone de siete C-130 en operación para distintos usos, siendo equipos dispensables en la canalización de ayuda ante emergencias.
Uso del C-130 en el combate de incendios forestales
El C-130 es una aeronave probada que se caracteriza por su alta versatilidad. A través de un equipamiento adicional, pueden ser configurados para combatir los incendios forestales, especialmente cuando las Fuerzas Armadas tienen un rol colaborativo ante las emergencias. Su actuación se da en Chile, así como en los Estados Unidos o España, entre otros.
La Guardia Nacional de los Estados posee una flota de Lockheed C-130H adaptados para el combate de incendios. Estos aviones también están presentes en la Fuerza Aérea Brasilera (FAB) participante en la emergencia actual en Chile con una de estas aeronaves.
Además, el C-130 también está disponible con operadores privados. En diciembre, Coulson Aviation envía a Chile su único ejemplar, el cual opera desde el aeródromo María Dolores en Los Ángeles, según requerimiento. Hasta la llegada del DC-10 de 10 Tanker, esta aeronave es la de mayor capacidad para el combate de incendios.
Para atender este tipo de emergencias, a los C-130 se les instala el Sistema Modular de Combate Aéreo de Incendios (MAFFS, por su sigla en inglés). El equipamiento consta de cinco tanques para llevar agua o líquido retardante. Por tener un carácter modular su instalación es relativamente rápida y permite usar el avión para el combate de incendios forestales cuando no opera en misiones militares.
Para algunos, el C-130 tiene algunas ventajas que lo hacen interesante. Una de estas es que por su diseño y prestaciones, puede operar en pistas cortas no preparadas. De esta manera, no depende de aeropuertos con gran infraestructura como obliga el uso de otras aeronaves de gran capacidad que erróneamente pueden ser consideradas como más adecuadas.
Para otros, es sólo un avión complementario en comparación con otros aviones que pueden resultar más eficientes y efectivos. Además, es un avión que, en el caso de pertenecer a las Fuerzas Armadas, está asignado a múltiples tareas más allá del combate de incendios. En ese sentido, la presunción de que el C-130 de la FACh está disponible para el combate de incendios es errónea.
En la actual emergencia que afecta a Chile, los C-130 de la FACh desempeñan labores logísticas importantes con el traslado de brigadistas y maquinarias de distintos lugares del país hacia Concepción y Los Ángeles. Según informa la propia Institución, algunos equipos operan de Santiago a Arica, Iquique y luego a Concepción, así como desde Viña del Mar a Los Ángeles y viceversa. De estar asignados al combate de incendios, estas aeronaves no podrían realizar otras funciones también necesarias para el país.
Al respecto, el Ministerio de Defensa señala: “Las aeronaves C-130 han cumplido una función fundamental en el combate de incendios que vive la zona centro sur del país, en el traslado de brigadistas y otros apoyos aéreos”.
Resistencia a pilotos militares
Pero el uso del C-130 en el combate de los incendios forestales va más allá del avión. También guarda relación con la efectividad y la preparación de los pilotos para el combate de este tipo de siniestros.
Distintos pilotos de helicópteros y aviones señalan que el combate de incendios no es tirar agua desde el avión. Señalan que la actividad es muy específica y demandante que además exige una alta experiencia no sólo en el entrenamiento previo, sino que en la práctica. Concuerdan que si bien los pilotos de la FACh -como de otras Fuerzas Armadas- pueden estar muy bien entrenados, sus misiones son otras: la defensa del país, traslados logísticos, transporte de autoridades, evacuaciones de civiles.
En ese sentido y tomando la experiencia de otros países y la capacidad de aeronaves como los C-130 que pueden equiparse para el combate de incendios forestales, la inclusión de la Fuerzas Armadas es sólo una labor complementaria a la que desempeñan los especialistas.
Politiquería vs falta de política
Los dichos del diputado Jouannet son cuestionados por el gobierno de Chile. Tanto el Ministerio de Defensa como el propio Presidente Gabriel Boric salen a rebatir los dichos del parlamentario.
“Es bien lamentable cuando yo creo que ha quedado en evidencia ante todos que el Gobierno ha estado desplegado desde el día uno y que haya intentos pequeños de personas para tratar de sacar provecho político de estas cosas”, dice el Presidente Boric. “Que se investigue todo lo que haya que investigar, yo en eso no solamente no tengo ningún problema, sino que lo aliento. Pero que no traten de sacar ventaja de la tragedia del resto”.
Al respecto, el movimiento Amarillos critica la reacción de Boric. Las califica de destempladas e injustas, dado que el diputado está ejerciendo uso de sus facultades del cargo y ha hecho preguntas a las autoridades y entregado antecedentes sobre el no uso de aviones de la FACh para el combate de incendios.
Si bien el diputado puede estar correcto en su labor fiscalizadora, sus declaraciones no concuerdan con la realidad. En primer término, las capacidades de los C-130 no son similares a las del DC-10 de 10 Tanker. De los 35.000 litros de este último a unos 12.000 o 15.000 litros que poseen los C-130 de la FAB o Coulson Aviation, respectivamente. Dicha información puede generar llevar a errores de interpretación que no aportan a un debate serio.
Asimismo, no está precisado que las aeronaves de la FACh que podrían colaborar para el combate de incendios estén detenidas. Como menciona el Ministerio de Defensa y la propia rama militar, los C-130 cumplen otras funciones esenciales y complementarias para la gestión de la emergencia. Sin la labor prestada, es posible que el traslado de brigadistas, maquinaria o equipamiento no sea posible o bien se dificulte.
Discusiones de estas características responden al alto grado de confrontación y polarización política que vive Chile desde hace algún tiempo. La falta de un debate adecuado, serio y responsable impide la correcta toma de decisiones en aspectos tan relevantes como es la dotación de aeronaves adecuadas para el combate de incendios o una nueva institucionalidad acorde. Pese a que hace más cinco años se produce el llamado punto de inflexión, la solución sigue estando pendiente.
Fotografía portada - Simón Blaise O.