En una actitud que puede ser considerada como populista, el nuevo alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez (Revolución Ciudadana) señala que la construcción de un nuevo aeropuerto en la zona de Daular, a 23 kilómetros de la ciudad, “no es una prioridad”. Desconociendo o ignorando los beneficios derivados de la aviación, señala que el dinero asignado a esa obra puede ser “utilizado en la economía local”.
“Estamos analizando con profundidad postergar la construcción del nuevo aeropuerto. Hoy no es una prioridad. El fideicomiso para este proyecto tiene inmovilizados recursos por casi 700 millones de dólares, dinero que debería ser inyectado en la economía de los guayaquileños a través de microcréditos”, dice Álvarez en campaña durante 2022.
Tras su elección el pasado 05 de febrero, ratifica su postura al comentar que se podrían usar en otras obras urgentes. “Ese dinero no se perdería, serviría para dinamizar ahora la economía y generar bienestar, en lugar de estar recibiendo intereses y beneficiando a alguna institución financiera”, agrega.
En Ecuador, el tema aeroportuario es recurrente en las campañas políticas. Nada nuevo en América Latina, incluso en países como Chile, donde casos como el aeródromo en Tobalaba -al oriente de Santiago- o el propio aeropuerto Arturo Merino Benítez es utilizado por políticos con fines electores. El caso de Guayaquil la discusión política se da por la presencia de la terminal aérea en plena ciudad y las necesidades de crecimiento para los próximos años.
El actual aeropuerto inaugurado en la década de 1960 bajo el nombre de Simón Bolívar - rebautizado como José Joaquín Olmedo tras la última renovación de 2006- tiene 60.000 metros cuadrados (m2) y capacidad para gestionar hasta 7 millones de pasajeros por año. Si bien cuenta con una terminal moderna y calificada entre las mejores de la región por su calidad de servicio, todo el recinto aeronáutico tiene limitantes como una pista corta de 2.790 metros, problema de presencia de aves que impactan contra las aeronaves y las escasas 240 hectáreas que dificultan cualquier ampliación especialmente si está en medio de la ciudad.
Desde hace años se piensa en su reemplazo en la localidad de Daular donde se desarrollaría un mega aeropuerto en un área de 2.000 hectáreas. Inicialmente, la construcción se fija para 2018, pero factores como la situación política y económica del país, la eliminación del subsidio al combustible que impacta negativamente en la cantidad de pasajeros transportados, el nuevo aeropuerto de Quito, por sus instalaciones y atracción de nuevas líneas aéreas, las altas tasas aeroportuarias, la salida de operadores aéreos, entre otros aspectos.
La postergación establece que sería 2024 la fecha para construir el nuevo aeropuerto. Sin embargo, la crisis provocada por los Gobiernos desde marzo 2020 con la caída del tráfico aéreo añade argumentos para quienes no quieren realizar una obra considerada como necesaria para el desarrollo futuro de Ecuador.
Diferencias de dinero
Según consigna el diario El Universo (07/02/2023), el nuevo alcalde de Guayaquil asegura que existen US$700 millones en un fideicomiso. Sin embargo, desde el sector aéreo y la propia Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil (AAG), señalan que las cifras son significativamente menores.
Para el presidente de TAGSA y director de Corporación América en Ecuador, Ezequiel Barrenechea, el monto asignado debe estar por los US$300 millones. Por su parte, Nicolás Romero, gerente general de AAG, dice que en 2019 la cifra es de alrededor de US$200 millones.
El cabildo de Guayaquil señala que TAGSA como actual concesionario debe presentar una propuesta para construir un nuevo aeropuerto.
El fideicomiso es el resultado del aporte mensual del 50,52% de los ingresos registrados por el aeropuerto que se deben depositar a la ciudad de Guayaquil. El fondo debe ser exclusivamente para la construcción de un nuevo aeropuerto y no para otros fines como sugiere el nuevo alcalde.
Proyecto en Daular
El nuevo aeropuerto de Guayaquile en Daular está pensado no sólo para reemplazar al actual José Joaquín Olmedo, sino para que impulsar el desarrollo de la aviación en Ecuador. Si su desarrollo comienza en 2024, la obra podría estar siendo inaugurada hacia 2030 o 2031, tiempo suficiente para que la actual terminal alcance el máximo de capacidad y se traslade al nuevo recinto.
El proyecto está pensado para convertir a Guayaquil en un hub intercontinental, considerando las operaciones de carga que se realizan y que hoy están limitadas por la pista corta (2.790 metros) del actual aeropuerto. Daular tendría tres pistas. La principal de 4.100 metros de largo, y dos secundarias de 3.500 y 3.800 metros, respectivamente. El edificio de la terminal sería único para vuelos domésticos e internacionales, pero con la posibilidad de construir dos terminales adicionales para atender el tráfico al 2050. También contempla la construcción de una plataforma e instalaciones para la aviación militar y civil.
Fotografía portada - Kiyoshi