La difícil tarea del combate de incendios forestales de la manera más rápida y eficaz posible obliga a la exploración de todas las herramientas posibles, entre estos, el medio aéreo. Sin duda, la demanda especial que generan las emergencias se convierte en fuente de oportunidades para emprendimientos, que en medio de riesgos, entregan soluciones y esperanza a una población devastada.
La estadounidense 10 Tanker es uno de estos emprendimientos. Contrario a lo que el común de la población se refiere, esta compañía -al igual que conocida y hoy desaparecida SuperTanker con su famoso Boeing 747-400SF que opera en una línea aérea de carga- no es una gran empresa. En términos comparativos, prácticamente se trata de una pequeña y mediana empresa (PYME) nacida de la necesidad y de pasión de sus fundadores.
No es fácil reconstruir la historia de esta compañía, pese a su reciente fundación. Sus orígenes son de 2002, cuando su CEO, Rick Hatton, decide desafiar a sabiduría convencional para desarrollar un avión cisterna de gran capacidad para combatir los incendios forestales. En Nuevo México, los comienzos son en el mismo lugar y horizonte temporal que la empresa Global SuperTanker.
Mientras su competencia utiliza un B747-100 modificado, Hatton recurre a otro popular avión: el McDonnell Douglas DC-10. Una aeronave trirreactor de menor capacidad y prestaciones que el “Jumbo Jet”, pero que lo convierten en más versátil para funcionar en distintos lugares.
Aprovechando la experiencia de ser una aeronave probada en el segmento de pasajeros y especialmente como carguero, dispone del personal técnico y de vuelo necesario para las operaciones. Como un material aéreo que sale de las flotas de las líneas aéreas, especialmente tras la crisis de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, su adquisición es rápida y a un costo menor. Sin duda un aprovechamiento del momento.
Inicialmente, las agencias federales no muestran interés en la idea de Hatton. El punto de quiebre lo entrega el Cuerpo de Bomberos de California al entregarle un contrato por varios años. La gran capacidad de descarga de agua o retardante sorprende a las autoridades quienes finalmente valoran la propuesta de un gran avión tanquero para el combate de incendios.
Dado que el B747-100 de Global SuperTanker también entra en escena por esos años, se aplica un nuevo término a las aeronaves dedicadas al combate de incendios: Aeronaves Cisternas de Gran Capacidad (VLAT o Very Large Air Tanker). La sigla VLAT se ocupa desde entonces para designar a las grandes aeronaves que pueden transportar hasta 35.000 a 45.000 litros.
El DC-10 un avión apropiado
Por su gran capacidad de carga probada en el transporte de mercancías y como avión cisterna para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), el DC-10 resulta ser perfecto para ser convertido en avión cisterna de combate de incendios forestales. Su gran alcance también lo favorece para atender rápidamente emergencias en todo el mundo trasladándose desde los Estados Unidos hasta Australia con una parada o sin escalas hasta Chile.
La capacidad de este avión es de 35.000 litros que son cargados en tres tanques ubicados en la línea central del fuselaje. Sus depósitos cuentan con deflectores internos para evitar el desplazamiento del fluido (y el consiguiente cambio en el centro de gravedad) durante el vuelo. Los tres tanques pueden ser llenados simultáneamente en tierra en ocho minutos con la logística adecuada y requiere al menos 2.000 metros de pista para operar dentro de los márgenes de seguridad.
La flota de 10 Tanker está conformada por cuatro DC-10-30 los que llevan el número 910, 911, 912 y 914, respectivamente. El 910 (registro N612AX) fabricado en 1987 corresponde a un ejemplar ex Thai Airways, Northwest Airlines y Omni Air. El 911 (registro N17085) construido y entregado a Finnair en 1975 pasa después por Nigeria Airways, Air Liberté, Continental Airlines y Omni Air. El 912 (registro N522AX) es un ex Japan Air System (JAS), Harlequin Air y Omni Air. Finalmente, el 914 (registro N603AX) tiene el mismo historial que el 910.
La esperanza
Pese a los altibajos del negocio del combate de incendios forestales, 10 Tanker logra mantenerse en el mercado. A diferencia de Global SuperTanker, la empresa logra sortear los periodos de baja cantidad de incendios forestales. Su operación internacional es en muchos casos el motor que permite continuar volando en este riesgoso, pero necesario negocio.
La operación de 10 Tanker puede ser calificada como exitosa en países con una geografía apropiada para las aeronaves VLAT como son los terrenos casi planos de los Estados Unidos o de Australia. Sin embargo, la efectividad es distinta en lugares con geografía más compleja como Chile donde opera en la temporada verano 2018 y 2019 y ahora en 2023 con los incendios del centro sur del país.
De acuerdo con informes anteriores de la Corporación Nacional Forestal de Chile (CONAF), los VLAT tienen una efectividad reducida en comparación a aeronaves menores y helicópteros. El más eficiente lo constituye el Ilyushin Il-76 modificado, mientras el B747-400SF SuperTanker apenas logra un 14% de resultados.
Sin embargo, ante una emergencia de grandes proporciones toda ayuda es bienvenida. Una segunda operación en Chile sugiere que la aeronave parece ser algo más efectiva que su competidor más directo.
En donde si logra un 100% de efectividad es en levantar la moral de una población devastada por distintas tragedias naturales y donde pareciera que la acción preventiva de parte de las autoridades no existe o sencillamente es tardía detonada por las emergencias. Alimentado por el desconocimiento de la prensa, el “Ten Tanker” -como se lo denomina popularmente en Chile-, es hoy no sólo la aeronave líder del combate sino que el anhelo de esperanza, siendo esta probablemente su principal mayor contribución.
Fotografía portada – 10 Tanker