Determinado por su proyección geográfica en el océano Pacífico, el espacio aéreo (controlado) de Chile es uno de los más extensos en el mundo. Cubre un área de 32 millones de kilómetros cuadrados (Km2), dimensión que coloca desafíos para las operaciones, control y navegación aérea y por supuesto en defensa.
El pasado mes de enero es especial para la aeronáutica chilena. Se conmemoran dos hechos importantes para el país realizados por la Fuerza Aérea de Chile (FACh). El 19 y 20 de enero de 1951, la aeronave OA-10A Catalina serie FACh 405, bautizado como “Manu-tara” (hombre-pájaro en lengua Rapa Nui), efectúa el primer viaje entre Chile continental e Isla de Pascua.
La primera operación no sólo sienta las bases la conectividad aérea del país en el Pacífico. También permite que en las décadas siguientes se inauguren las rutas aéreas comerciales, una de las cuales permite enlazar regularmente Isla de Pascua con Chile continental.
El vuelo del “Manu-tara” sirve además de inspiración para atender las necesidades de la defensa nacional. Es así como en décadas después, dicha operación da paso a la primera y única misión de llevar cazas hasta Rapa Nui con el fin de demostrar las capacidades adquiridas por el país, en este caso el reabastecimiento en vuelo de aeronaves.
Con ese propósito, la FACh pone en marcha la operación “Manu Tama’I” (“pájaro de guerra” en idioma rapa nui). Impulsada por la visión estratégica del ex comandante en Jefe de la FACh, general del Aire, Fernando Rojas Vender, la misión es única que coloca a Chile en un nivel superior respecto a la región. No existe otro país sudamericano que hasta la fecha consiga una hazaña de estas características.
Para el vuelo “Manu Tama’I” participan cuatro F-5 apoyados por un Boeing 707 cisterna “Águila” para cubrir una distancia ruta de casi 4.000 Km que separan a la isla del continente. Además de estos cinco aviones, se agregan como apoyo un Lockheed C-130 equipado con un equipo de rescate y un Gulfstream III para brindar información meteorológica.
Antecedentes
Cuando se habla de capacidades adquiridas se refiere a la recepción del primer avión cisterna y también de la dotación de equipamiento para la transferencia de combustible en vuelo de los F-5.
El B707 registro 903 “Águila” es el primer avión tanquero de Chile. Corresponde a una aeronave de pasajeros que se somete a una conversión que es realizada por la Empresa Nacional de Aeronáutica (ENAER) en sus instalaciones en la base aérea de El Bosque en Santiago. La entrega a la FACh ocurre en 1996.
Los F-5 son por esos años los cazas más modernos que dispone Chile. Por lo tanto, resulta imperioso que dispongan capacidad de reabastecimiento en vuelo para poder atender las necesidades de defensa del extenso espacio aéreo.
En 1997, el Alto Mando de la FACh decide dotarlos de una sonda para la transferencia de combustible. En octubre de ese mismo año, las aeronaves son enviadas a Antofagasta para realizar las primeras misiones de entrenamiento en el reabastecimiento de combustible tanto de día como de noche.
La misión
La preparación de la misión a Isla de Pascua toma aproximadamente un año. Por las prestaciones de los cazas, el proceso de reabastecimiento de combustible en vuelo en sí y la ruta a recorrer, cuyo aeropuerto de destino no posee alternativa, no se trata de una operación cualquiera.
Con el cisterna disponible y el equipamiento con sonda de los aviones, la preparación de misión demora un año. Involucra a personal y tripulaciones de la FACh de la II y V Brigadas Aéreas. Por ser una operación inédita sobre el océano, también participan el Grupo de Fuerzas Especiales y el Servicio Aéreo de Rescate (SAR) dispuestas a actuar ante una situación de emergencia. El plan considera un sistema especial de salvamento de tripulaciones en alta mar y la posibilidad de un aterrizaje de emergencia de los aviones en la isla San Félix, ubicada a 1.000 kilómetros de la costa chilena.
“Manu Tama’I” se inicia en la mañana del 12 de enero de 1998 con los preparativos finales en la base aérea de Cerro Moreno. Se alistan los cazas como las aeronaves de apoyo. El primer despegue es del C-130 encargado de efectuar el rescate. Desde la base aérea Los Cóndores, ubicada más al Norte, en el aeropuerto Diego Aracena de Iquique, salen el tanquero “Águila” y el Gulfstream III.
Haciendo realidad la misión que impulsa, el propio general Rojas Vender asume el liderazgo. Al mando de un F-5, encabeza el despegue de los cazas a las 11:30 horas. Tras elevarse por los cielos de Antofagasta, la bandada de aeronaves toma rumbo al oeste para adentrarse en el océano Pacífico. En ruta se reúnen con el resto de los aviones salidos desde Iquique.
La expectación del viaje es alta. Primero, por las características de una operación mar adentro, a un territorio que no posee aeropuertos alternativa ni lugares cercanos donde aterrizar en caso de emergencia. Como se menciona, la opción habilitada más cercana está a 3.000 Km del destino en la isla San Félix. En segundo lugar, por asuntos estratégicos. Cualquier fracaso en la misión, implica que Chile no puede satisfacer las necesidades de defensa de su espacio aéreo lo que supone un riesgo ante cualquier amenaza.
El trayecto entre la base aérea de Cerro Moreno, ubicada en el mismo aeropuerto Andrés Sabella de Antofagasta, y el aeropuerto de Mataveri en Rapa Nui, toma cinco horas y media de vuelo. Prácticamente, la misma duración que la operación comercial que se realiza habitualmente desde Santiago.
Con reabastecimientos en vuelos, la operación transcurre con total normalidad. Una evidencia de que los entrenamientos anteriores son efectivos. A las 17:32 horas, sin novedad que informar, los cazas aterrizan en Isla de Pascua. La travesía es un éxito.
Importancia
La primera llegada de cazas de combate de la FACh a la Isla de Pascua permite que Chile valide la capacidad de reabastecimiento de combustible. Una hazaña única que hasta la fecha no se repite, pero la acción desplegada hace 25 años demuestra que es factible, incluso ahora, cuando se dispone de material aéreo más avanzado.
De ser necesario, Chile puede repetir Manu-Tama’I con el material actual. Sin embargo, no existe claridad de las razones del por qué no se vuelve a realizar una misión de estas características. Algunas versiones sugieren que puede estar asociado a un tema de costo/necesidad o a la disponibilidad de material aéreo.
Además de los F-5 que siguen en vuelo, la FACh posee los F-16 y tres KC-135 como aviones tanqueros de los cuales dos están asignados a la operación y un tercero como fuente de repuestos.
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