El 04 de mayo de 1976 se inicia la era del Jumbo Jet en Chile con el aterrizaje del primer Boeing 747 en el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago. En un evento verdaderamente histórico, los chilenos tienen la oportunidad de ver en la plataforma del pequeño aeropuerto a la mayor aeronave de pasajeros construida hasta la fecha.
La operación corresponde a la inauguración de los vuelos con B747-100 por parte de Air France. El diario La Tercera de la Hora recuerda en su publicación del día siguiente que el vuelo llega tres horas atrasado y con un veterano de la Segunda Guerra Mundial, así como la algarabía de la gente que se traslada al aeropuerto para ver el avión
“Su aterrizaje como su permanencia de 100 minutos en la terminal aérea causó expectación entre centenares de santiaguinos, que llevados por la curiosidad, se concentraron en las terrazas del aeropuerto internacional para ver de lejos a la máquina aérea, cuya silueta parece una enorme ballena”, describe La Tercera (05-05-1976).
La publicación informa que el retraso se debe a una niebla en la escala de Río de Janeiro (GIG) que impide aterrizar y obliga ir primero a Sao Paulo para luego volver a la ciudad carioca. El capitán es Herter Francis, de 51 años, ex piloto de combate de la Segunda Guerra.
En ese vuelo sólo 48 pasajeros llegan a Santiago, luego de una escala adicional en Buenos Aires (EZE). Tras recargar 60 mil litros de combustible regresa a las 17:00 horas con 43 personas rumbo a la capital argentina y 30 pasajeros con destino París.
La Tercera también destaca que con el B747 había tiendas a bordo (haciendo referencia a la venta libre de impuestos) en las que se podían adquirir perfumes de alta gama, seda, licores o corbatas de Christian Dior o Hermes por US$15 de la época. También menciona que en el vuelo se embarcan varias cajas de champagne para el deleite de los pasajeros.
El gigante del espacio
La revista Ercilla (19/05/1976) describe la llegada del B747 a Chile como el “gigante del espacio”. Con sus 19 metros de alto y amplitud de cabina, describe que su interior es como estar en un amplio y confortable apartamento de lujo adornado con juegos de colores.
Al comentar la primera operación a Chile, describe que causa expectación y curiosidad entre la multitud de los barrios Quinta Normal y Maipú, al oeste de Santiago. También señala los planes de Air France para Chile en esos años.
Entrevistando al gerente de la empresa en Santiago, Paul Sabourin, el propósito es volar con el B747 a Chile para suprimir la operación con B707. Además, resalta que los pasajes son baratos similares a los de un B727 resaltando la contribución a la temprana democratización de los vuelos.
El B747-100 de Air France asignado a la ruta a Chile tiene una configuración para 383 pasajeros en tres clases de la época. Sin embargo, la Junta Aeronáutica Civil sólo autoriza operarlo con sólo 150 pasajeros para “proteger la industria aérea nacional”. Ese año, Chile todavía no desregula el transporte aéreo.
La operación en Arturo Merino Benítez no causa complicaciones. Sin embargo, los reportes de la época señalan que es una prueba de fuego para comprobar las características de la pista, calles de rodaje y la plataforma del aeropuerto.
Desde mayo de 1976, Air France opera inicialmente el B747 los sábados en Santiago con una frecuencia semanal. El resto de los vuelos los hace en B707 hasta 1979 cuando el Jumbo Jet se convierte en la aeronave asignada a la ruta.
Símbolo de los viajes Europa
En la década de 1980, cuando viajar todavía es algo suntuoso o esporádico, los B747 son símbolo de viajes de larga distancia. Por las tardes en Pudahuel, se vuelve común ver a las familias despidiendo a sus seres queridos y esperar en el entonces umbral de la pista 35 el despegue de los B747.
Air France se convierte en un referente de viajes a Europa con su B747-200. Su fuselaje blanco con los colores de Francia en el timón permite a todo quien se acerca al aeropuerto distinguir la presencia de la línea aérea entre las aeronaves del aeropuerto.
Tal es la importancia del B747 de esta compañía en Chile que hasta se le da un lugar en el parque de diversiones “Mundo Mágico”, famoso en su época por contar con un verdadero “Chile en miniatura”. La maqueta del avión de Air France luce estática en la réplica a escala del aeropuerto Arturo Merino Benítez dejando una invitación a las nuevas generaciones a conocer parte del mundo de la aviación.
Cuando viajar se hace más posible, el B747 brinda a los chilenos escaparse por pocos días a Buenos Aires. Prácticamente hasta el año 2000, la capital argentina es la escala típica en los vuelos a Europa. Por su reconocido servicio y precios accesibles, la compañía francesa era una de las más preferidas por los usuarios para esos viajes. La buena atención a bordo, la distinción característica francesa, la posibilidad de disfrutar de asientos y clases de vuelos intercontinentales de una manera económica y en una ruta cercana, son los argumentos preferidos por los pasajeros.
La era del B747 de Air France en Chile termina cuando la compañía lo reemplaza por los B777-200ER. Independiente del cambio, el avión se convierte en una leyenda para los pasajeros, para el personal de rampa y para los cientos de entusiastas de la aviación que todavía lo disfrutan volar.
Fotografía portada – Air France