Después de largos años de espera, el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago finalmente tiene un servicio regular de transporte urbano. La habilitación de la línea 555 de RED (nombre que lleva el sistema de buses urbanos de la capital chilena) representa una mejora en la oferta desde y hacia el aeropuerto, pero con un impacto parcial.
Anunciado con bombos y platillos por las autoridades, el nuevo recorrido de transporte público conecta la estación del metro “Pajaritos” de la Línea 1 con la entrada del aeropuerto de Santiago con un total de nueve paradas hasta la estación intermodal cerca al estacionamiento de larga estadía “Pehuén”. Desde allí los pasajeros que se dirijan a las terminales de pasajeros deben abordar el bus de acercamiento gratuito de la concesionaria Nuevo Pudahuel.
El servicio 555 funciona en el mismo horario de operación del Metro. De lunes a viernes entre 06:00 y 23:00 horas, sábados de 06:30 a 23:00 horas y domingos y festivos de 08:00 a 23:00 horas. Con una flota de 20 buses las autoridades aseguran que tendrá una frecuencia de 10 minutos. El pago se realiza con la tarjeta del transporte público de Santiago (BIP!) cuyo valor en horario peak o punta alcanza a los CLP800 (aproximadamente US$1).
“Esta es la primera vez que el transporte público llega con un recorrido a esta zona, y lo que es mejor aún con la misma tarifa. Estamos hablando de una brecha que se acorta, porque un vecino de La Florida o de Huechuraba puede llegar al aeropuerto pagando lo mismo que paga por ir a su trabajo”, señala el ministro de Transporte y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz.
Si bien el servicio 555 de RED permite acercarse al aeropuerto de Santiago con un menor costo. Se puede utilizar una tarifa en el sistema de metro y de buses con hasta tres combinaciones en máximo 2 horas. Sin embargo, es una solución que llega tarde de parte del Estado y parcial, pero que en términos generales amplía la oferta de transporte hacia y desde el aeropuerto.
Actualmente, el aeropuerto de Santiago tiene una oferta de transporte conformada por servicios subconcesionados. La componen los buses de Centropuerto y Turbus que por el doble del precio del bus urbano dejan a los pasajeros en las terminales. Los servicios de estas empresas son utilizados por los trabajadores del aeropuerto, especialmente del área de carga. Además, se agregan los transfers y taxis oficiales desde y hacia sus hogares o lugares de alojamiento.
El transporte de aplicaciones como Uber, Cabify, Didi, entre otras, no está regulado en Chile. Por lo tanto, no se ofrecen estos servicios desde el aeropuerto. Los conductores de estas aplicaciones por lo general no realizan viajes a la terminal aérea para evitar ser fiscalizados por Carabineros.
Una alternativa poco competitiva
El servicio 555 está pensado más en los trabajadores del aeropuerto más que en el viajero. No obstante, está disponible para todos los usuarios que lo deseen, sean viajeros, trabajadores o cualquier persona que necesite acceder a la terminal aérea o zonas intermedias como el parque industrial ENEA.
“Es una alternativa competitiva para llegar al aeropuerto, que hoy no es sólo es el inicio de viajes de placer o vacaciones, sino que también un polo relevante de trabajadores que se mueven por Chile”, afirma el ministro Muñoz.
Sin embargo, las primeras críticas llegan de los trabajadores del aeropuerto quienes señala que no representa una ventaja para sus traslados. En primer lugar está el horario acotado de funcionamiento prácticamente diurno. También está el punto de llegada al aeropuerto y que los buses de nuevo Pudahuel no atienden las necesidades de los trabajadores ya que están pensados para llevar a los pasajeros entre las terminales y los estacionamientos.
Además, señalan que muchos trabajadores desempeñan funciones en el sector Norte del aeropuerto donde se ubican los hangares de mantenimiento. Sin embargo, en esos casos las empresas ofrecen servicios de traslados particulares según los horarios de los turnos.
Los trabajadores valoran por ahora la oferta disponible de Centropuerto y Turbus por dejar con el mismo recorrido directamente en las terminales de carga o de pasajeros. Por los convenios que disponen lo califican como más conveniente y seguro.
Las autoridades de transporte de Chile estiman que el viaje en RED hasta la entrada del aeropuerto es 30 minutos máximo. Considerando los recorridos de Centropuerto y Turbus, el tiempo de RED es superior por 10 minutos aproximadamente, sin realizar combinaciones. Además, la oferta directa a las terminales hace que el transporte público pierda competitividad.
Uno de los aspectos críticos es el engorroso diseño del recorrido de los buses de acercamiento ofrecidos por Nuevo Pudahuel. Los usuarios que lo utilizan lo califican como lento con numerosas paradas y trayectos poco directos. Algunos no entienden como si se dispone de un terminal de buses entre los dos edificios terminales no se utiliza este punto para abordarlos o el desembarque.
Sin embargo, la principal crítica que se hace al nuevo recorrido es el hecho de que no llega directamente al aeropuerto. La razón responde a evitar conflictos con los servicios subconcesionados establecidos por contrato y por las Bases de Licitación (BALI).
Un anuncio viejo que llega tarde
La llegada de buses urbanos o locomoción colectiva al aeropuerto de Santiago no es nuevo. Por lo que su materialización responde a una llegada tarde de parte del Estado, aunque también responde a cuestiones contractuales de por medio.
El primer anuncio del tema se realiza en abril de 2014. En esa ocasión, el entonces ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, señala que a partir de septiembre de 2015 el servicio Transantiago (hoy llamado RED Bus) llegará al aeropuerto.
“Habrán recorridos que se podrán ir por la Alameda, otros por Costanera Norte hacia distintos lugares de la ciudad y otros se irán por Vespucio. En el fondo todo dependerá de la demanda que se concrete y lo importante es la decisión que hemos tomado de que el aeropuerto quede conectado con la ciudad a través del sistema de transporte público”, explica Undurraga en 2014. Agrega que trabajarán con el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones para definir los recorridos.
Durante la segunda administración de Sebastián Piñera, la ministra de Transportes, Gloria Hutt, señala que se espera un cambio en los contratos del sistema de transportes para revisar el trayecto. Por este motivo, la llegada de los buses urbanos se retrasa.
Respecto a la implementación, Paola Tapia, directora de Transporte Público Metropolitano, recuerda que el servicio estaba incorporado en la licitación declarada desierta en marzo de 2018. “Sin embargo, desde abril pasado lo reactivamos en un trabajo colaborativo, junto al MOP y Nuevo Pudahuel, y del cual estimamos en 20 mil personas las beneficiadas con esta nueva opción de desplazamiento. Creemos que para todos ellos esta será una alternativa eficiente y de bajo costo, que ayuda a construir una ciudad más justa”, sentencia.
Experiencia 555
El viaje en la línea 555 es igual a cualquier otro trayecto en el transporte público en Santiago. Como se valida el pasaje antes de embarcar, no hay evasión, al menos en su primer día. El recorrido se inicia en estación “Pajaritos” a un costado de donde salen los buses de Centropuerto y Turbus. En el primer día de funcionamiento, la mayoría de los usuarios los sigue prefiriendo.
Tras una espera de menos de cinco minutos se inicia el recorrido. Por la poca cantidad de pasajeros no se utilizan las nueve paradas anunciadas, pese a que están disponibles. Sólo un pasajero se baja en el parque industrial ENEA.
Los usuarios parecen ser más curiosos que viajeros o trabajadores. No más de tres personas viajan en avión de las casi 20 personas a bordo del bus. El vehículo está en buen estado, pero en su primer día de circulación ya tenía rayados. Cuenta con aire acondicionado y puertos USB para cargar teléfonos móviles.
Tras unos 15 minutos de viaje con una rápida detención ni tráfico vehicular el bus deja en el terminal intermodal de Nuevo Pudahuel a un costado del estacionamiento “Pehuén”. Curiosamente, el bus de acercamiento no parte desde la intermodal, sino que de un paradero en la calle situado en las afueras. La caminata se realiza por una vía angosta que no permite que dos personas caminen juntas. Si hay cruce, una de las dos, debe caminar por la tierra.
La combinación tampoco es inmediata. El bus de Nuevo Pudahuel demora 7 minutos en llegar al paradero. Por el diseño del recorrido, hay paradas en el estacionamiento “Patagua”, la terminal 2 (internacional) y la terminal 1 (nacional). La circulación al interior del aeropuerto obliga al bus (con ese recorrido) a dar dos vueltas en 360º por los estacionamientos para llegar al terminal 1 lo que agrega tiempo al viaje y resta eficiencia y competitividad a la nueva opción de transporte.
De regreso, el bus de acercamiento se aborda en el paradero designado en la terminal 1 y deja en el estacionamiento “Pehuén” lo que obliga a caminar el doble para acceder a la terminal intermodal. Si bien está la opción de bajarse en el paradero de subida, implica esperar que el bus de la vuelta, tiempo que se puede hacer caminando por la estrecha vereda dispuesta. El recorrido de regreso a la estación “Pajaritos” es similar al de la ida.
Considerando el tiempo de viaje total (RED, más combinación con bus de acercamiento) es de 30 a 35 para un sábado al mediodía sin tráfico vehicular y casi sin detenciones. Es altamente probable que en un periodo normal, el tiempo de viaje aumente. La combinación forzada con el servicio de acercamiento del aeropuerto -y el diseño del recorrido de este- resta competitividad a la opción del bus urbano.
Pese a lo anterior, la habilitación del servicio representa una mejora respecto a la oferta actual, propuesta altamente valorable por parte del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones que tras nueve años desde el primer anuncio consigue habilitar esta línea de transporte público. Por el momento, el servicio de transporte subconcesionado del aeropuerto sigue siendo más competitivo, principalmente, por dejar a los usuarios directamente en las terminales e incluir paradas en el terminal de carga para los trabajadores.
Fotografía portada – Ricardo J. Delpiano
Artículo realizado por Álvaro Marín y Ricardo Delpiano