Después de estar tres años aislados del mundo por decisiones políticas de su gobierno, China comienza a flexibilizar las estrictas restricciones de viaje dentro y fuera del país. Mientras el país reporta un aumento de contagios por COVID-19, la relajación de las restricciones demuestra el fracaso de la estrategia “cero COVID” y que sus medidas -y que otros países infructuosamente intentan replicar- responden más decisiones políticas más que sanitarias.
A partir del 08 de enero, China dejará de pedir cuarentenas a los extranjeros que ingresan al país. Por primera vez, desde 2020, los turistas y viajeros de negocios podrán volver al país de una manera más normal y lejos de las dañinas medidas impuestas. También flexibilizará las políticas de regreso para los viajeros chinos en el extranjero.
La Administración Nacional de Inmigración de China señala que reanudará el procesamiento de las solicitudes de pasaporte de los ciudadanos chinos que buscan viajar al extranjero y aprobará las visitas de los residentes del continente a Hong Kong. También se retoma la política de tránsito sin visa de hasta 144 horas para los viajeros y una extensión o renovación de visas para extranjeros.
El giro completo de China demuestra el rotundo fracaso de su política “cero COVID” con la cual justificaban toda una serie de restricciones y afecciones a las libertades de las personas. En distinto grado, las políticas “cero COVID” también se aplican en parte en Australia y Nueva Zelanda, así como un intento de instaurarlas en Chile bajo la administración de Sebastián Piñera.
En todos estos y otros países, ninguna de las medidas impuestas como los cierres de fronteras, cuarentenas, pases de movilidad, restricciones a la libertad, demuestran ser efectivas para detener una enfermedad endémica. Por el contrario, se registran mayores daños a la población en términos económicos, sociales e incluso de salud (argumento al cual se apela para colocar todo tipo de arbitrariedades).
Las políticas chinas tienen un impacto importante en la segunda economía mundial y en todos los países por el efecto “bola de nieve”. También han aumentado el descontento social de la población hacia su gobierno tras años de confinamientos y bloqueos frecuentes determinados arbitrariamente por las autoridades. Tras las protestas del último mes, China vuelve a reportar aumentos de contagios y una nueva variante del SARS-CoV-2.
El daño económico que estaría afectando al país tras años de encierro y la presión social por las medidas impuestas parecieran que están doblegando la mano a las autoridades chinas. Por lo mismo, pese al alza de contagios insisten en terminar con la política “cero COVID”.
En el periodo de enero-noviembre, las ganancias de empresas industriales caen un 3,6% en respecto 2019, caída más profunda al 3,0% del periodo enero-octubre. Ambos como consecuencia de los costos que generan las restricciones colocadas. El tamaño de mercado y la importancia que tiene China en los mercados globales hacen que las caídas no sean más significativas.
Alza de viajes, pero con reactivación gradual
Como ocurre en otros mercados, la flexibilización de las restricciones en China tiene un efecto inmediato en el alza de las reservas de viaje. Tras el comunicado del Gobierno del fin de las restricciones de frontera, las búsquedas de vuelos aumentan de manera significativa a razón de 10 o un crecimiento de 254% en una comparación diaria.
Los principales destinos de los viajeros chinos son a países fronterizos o de la región como Japón, Tailandia, Corea del Sur. También hay aumentos de viaje a Macao y Hong Kong.
Sin embargo, se espera que el regreso de los viajes internacionales con China sea gradual. Las razones guardan con el temor que puede existir en la población extranjera respecto a la probabilidad de contagiarse de COVID-19 en un viaje a China y la situación económica de las personas. Además, es posible que los Gobiernos de países extranjeros puedan imponer requisitos especiales de ingreso a ciudadanos chinos. Sin embargo, la presión política de ese país puede determinar que ello no ocurra.
Por la presencia de fábricas de importantes marcas en China, es posible que los viajes corporativos comiencen a reactivarse de manera más rápida en comparación con otros países. Según publica Reuters, sólo las marcas de lujo dependen de los compradores en China. El país representa un 21% del mercado mundial para este tipo de artículos.
La evolución respecto al término de las restricciones será clave para avanzar en la recuperación de la demanda global de viajes y con ello, en la recomposición de la conectividad aérea, reactivación de flotas. Se espera que las líneas aéreas vuelan a abrir sus rutas con China en los próximos meses, especialmente hacia la próxima temporada de verano del hemisferio Norte.
El levantamiento de las restricciones de viaje visto como un impacto positivo para la economía. Sin embargo, no tendrá un efecto inmediato por las advertencias que existen todavía o que se pueden colocar.
Disminución del riesgo
Pese a que los medios reportan que la aparición de una nueva variante Ómicron del SARS-CoV-2 representa una amenaza “por ser la más peligrosa y contagiosa”, la clasificación de COVID de China se degrada a una categoría menos estricta. Como resultado, las autoridades no están obligadas a decretar cuarentenas a los pacientes y contactos estrechos, así como no podrán imponer bloqueos.
Fotografía portada – Keso S.