Argentina quita prioridad a la compra de nuevo avión caza

Después de incluir en el presupuesto 2022 la compra de aviones caza para modernizar su Fuerza Aérea, el gobierno de Alberto Fernández da marcha atrás a sus propias intenciones al señalar que no se comprará ningún avión. De esta manera, el país trasandino continuará con una flota aérea desactualizada y en una posición inferior a la de Brasil o Chile.

“Argentina tiene que destinar recursos a cosas más importantes que la compra de aviones militares”, dice el Presidente Alberto Fernández, en su participación en The Global Boardroom organizado por The Financial Times. “Estamos en un continente muy desigual donde no hay problemas de guerra y la paz es el denominador común”.

Si bien las afirmaciones del Mandatario son correctas en lo que respecta a la ausencia de conflictos bélicos entre países, si existen distintas y nuevas amenazas a la seguridad que obligan a los Estados a disponer de equipamientos y sistemas de última generación. En ese aspecto, la falta de equipos adecuados para la Fuerza Aérea Argentina continuará generando desafíos al país en temas de seguridad, especialmente si se considera la pérdida de la capacidad supersónica desde hace varios años.

Con la adversa decisión de Alberto Fernández, continúa la falta de inversión en las Fuerzas Armadas lo que afecta sus capacidades. Esto, se explica por factores estrictamente políticos asociados a la clase gobernante, diferencias internas, falta de estrategias en defensa y por la situación económica que atraviesa el país.

Tras perder la Guerra de las Malvinas / Falklands, a principios de la década de 1980, Argentina viene perdiendo capacidad de defensa. La más importante es la pérdida de su capacidad supersónica con el retiro de los Dassault Mirage en 2015, después de 43 años de servicio.

¿Qué aviones estaban en consideración?

Con el bloqueo británico a la venta de armas y componentes, Argentina considera como posibles alternativas aeronaves cazas de otros países. Entre las opciones más cercanas están el Chengdu JF-17 Thunder Block III, de fabricación chino-paquistaní, para el cual se asigna un presupuesto de US$664 millones para este año con el fin de adquirir 12 unidades.

Otras alternativas exploradas son los Kfir ofrecidos por Israel Aircraft Industries (IAI) en 2006, que es desechada por el entonces gobierno, el FA-50 de KAI -cuya falta de decisión se atribuye a una cuestión económica del país-, los Lockheed Martin F-16, incluyendo una oferta reciente de los Estados Unidos, y el indio Tejas. También están ofertas de Rusia por aviones de combate MiG-29 y Sukhoi Su-30, además de aeronaves de entrenamiento Yakovlev Yak-130 y helicópteros Mi-171.

Pese a la decisión de Argentina de no renovar material aéreo, los fabricantes continuarán explorando oportunidades en ese país por el potencial que tiene como cliente y la necesidad imperiosa de volver a equipar a sus Fuerzas Armadas. Sin embargo, la falta de una visión política y estratégica a largo plazo por parte de su clase política seguirá dominando la escena en los próximos años.

Fotografía portada – Simón Blaise O.

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