Dagoberto Godoy Fuentealba es uno de los pioneros de la aviación de Chile. Pasa a los annales de la historia aeronáutica chilena y mundial por ser la primera persona que sobrevuela la Cordillera de los Andes. A bordo de un monoplaza Bristol, une Santiago con Mendoza el 12 de diciembre de 1918.
Dagoberto Godoy es hijo de Abraham Godoy y Clotilde Fuentealba. A los dos años queda huérfano, por lo que es educado por sus tías maternas Petronila y Tránsito Fuentealba, quienes le inclinaron a la carrera sacerdotal.
Sin embargo, lo espiritual no es lo suyo, pero si el aire. Así, a los 21 años ingresa a la Escuela Militar y en 1915, se incorpora al servicio aéreo obteniendo sus respectivas licencias. Por esos años, la Fuerza Aérea de Chile (FACh) no existe ya que su creación data de 15 años después.
Sus primeras hazañas las realiza en el Aero Club de Chile. Ahí gana el premio Presidente de la República con la prueba de aterrizaje a motor detenido. También obtiene premios en el extranjero demostrando su habilidad como piloto.
Una hazaña para el país
El cruce de los Andes en avión se enmarca en la decisión del Ejército chileno de reorganizar el Servicio de Aviación Militar. Para ello, recibe la ayuda del Reino Unido con 12 aeronaves Bristol M1C equipados con un motor Le Rhone de 110 HP caballos de fuerza.
Durante la Primera Guerra Mundial, el Reino Unido utiliza estas aeronaves para el entrenamiento de sus pilotos, especialmente en el Medio Oriente. En Chile, la intención es más o menos similar, aunque no en tierras lejanas. La primera de estas aeronaves vuela en cielo chileno el 19 de noviembre de 1918 desde el aeródromo de El Bosque, al sur de Santiago.
Impulsado por sus aventuras como piloto y con los premios recibidos por sus hazañas, Godoy -que ese año tiene el grado de teniente-, consigue el permiso del jefe del Servicio Aéreo MIlitar, Pedro Pablo Dartnell, para intentar cruzar los Andes. De conseguirlo, daría a Chile una superioridad aérea indiscutible ya que podría vencer a la naturaleza no sólo en el ámbito de la defensa, sino que también para la futura conectividad aérea del país.
Los M1C demuestran ser superiores a otras aeronaves de la época como los Bleriot IX que utiliza previamente Godoy. Impulsados por un potente motor, podrían operar por sobre los 16.000 pies de altura (5.000 metros). La altura no es un problema para el joven teniente, ya que antes alcanza los 19.000 pies o superior.
El viaje es organizado en conjunto con un oficial británico que ayuda a preparar el vuelo. La aeronave seleccionada todavía dispone de las insignias británicas, por lo que la hazaña parece ser un esfuerzo compartido entre Chile y el Reino Unido.
El vuelo comienza el 12 de diciembre de 1918 a las 05:30 horas cuando recién el alba aparece sobre Santiago. Evitando las altas temperaturas de la capital, la aeronave despega desde El Bosque hacia el Norte del país para luego virar al Este rumbo a Mendoza. Para el cruce la referencia es el volcán Tupungato.
La aeronave desaparece de la vista humana a los 3.000 metros mientras asciende por las montañas. La ruta sigue hacia el volcán Tupungato, luego al paso Cristo Redentor y posteriormente por el valle de Uspallata, ya en Argentina, cerca de la cima del Aconcagua.
Tras avistar el río Mendoza y la ciudad, Godoy inicia rápidamente el descenso. En lugar llegar a la cancha Tamarindos, se decide hacerlo en un campo abierto en Lagunitas, donde se estrella contra una alambrada. El accidente destroza la hélice, el tren de aterrizaje y un ala. Godoy sale con contusiones debido a los golpes contra el tablero.
La razón de la decisión de donde aterrizar responda a las condiciones físicas del piloto. Los registros de la época señalan que Godoy baja con frío y falto de oxígeno, ya que vuela sin calefacción a más de 20.600 pies o 6.300 metros de altura. Sin embargo, sale prácticamente ileso.
Como héroe nacional, Godoy es recibido con alegoría en Santiago. En su honor, manifestaciones públicas, felicitaciones, condecoraciones y compensaciones económicas por haber llevado a Chile a lo más alto. También recibe el ascenso a capitán lo que lo lleva a permanecer en el Servicio Aéreo Militar y llega hasta ser mayor.
La proeza de Dagoberto Godoy anima a otros aviadores. El 5 de abril de 1919, el teniente Armando Cortínez Mújica cruza de nuevo los Andes en un viaje de ida y vuelta. Ese mismo año, el sargento José del Carmen Ojeda establece el primer récord sudamericano de altura (23.580 pies o 7.188 metros de altura.
Fotografía portada – Museo Aeronáutico