Recientemente, Alemania, España y Francia anuncian que el programa Futuro Avión de Combate (FCAS, por sus siglas en inglés) está marcha tras confirmar la llegada a acuerdo con distintas empresas. Sin embargo, el eventual convenio es puesto en duda por un fabricante, mientras que otros señalan que lo único que se acuerda son conversaciones a seguir.
“Se ha llegado a un acuerdo entre nuestras empresas industriales, esto requiere la aprobación de los estados y creo que el proceso está en curso”, señala primera ministra francesa, Elisabeth Borne.
Sin embargo, empresas como Dassault Aviation niegan lo anterior. Otras firmas como Airbus e Indra señalan que lo que se destraba -según su perspectiva- son las conversaciones para avanzar hacia la siguiente fase. El propio CEO de la compañía, Eric Trappier, desmiente eventuales acuerdos, mientras que un portavoz indica que medios de prensa que “no hay nada hecho”. Dassault Aviation es uno de los principales fabricantes involucrados en el proyecto.
Desde Airbus, el 18 de noviembre publican que confirman las conversaciones entre la industria y los Gobiernos para la siguiente fase del FCAS. Sin embargo, todavía faltan pasos en los respectivos pasos para allanar la firma del contrato definitivo.
Algo similar ocurre en Indra. Sin mucha información, expresan que “a su debido tiempo”, entregarán más informaciones sobre el programa de defensa, una vez que el contrato entre la industria y los tres países esté listo para la firma final.
Un programa sometido a disputas
El FCAS es el futuro avión de combate europeo. Además de la aeronave, el programa considera el desarrollo de una serie de armamentos asociados, incluidos vehículos piloteados a distancia (RPAS o drones). El proyecto busca reemplazar al Eurofighter e integrar a otros como el Rafale (Dassault).
El lanzamiento del FCAS ocurre en 2017 por el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la ex Canciller de Alemania, Angela Merkel. Sin embargo, al poco tiempo, acusaciones mutuas entre Alemania y Francia amenazan con terminar la sociedad, además de proyectos individuales de los países por encargar sus propios futuros aviones cazas. El caso más emblemático es la reciente selección por parte de Alemania de Lockheed Martin F-35.
En 2021, Alemania, España y Francia, acuerdan financiar la Fase 1B que tiene como objetivo la creación de prototipos y demostradores. Ese mismo año, disputas entre Airbus y Dassault respecto a la carga de trabajo y propiedad intelectual vuelven a sembrar las dudas sobre el proyecto.
En lugar de marcar verdaderos avances, la negación de acuerdo por parte de Dassault marca un nuevo retroceso. Los comentarios de Trappier obligan al Canciller alemán, Olaf Scholz, a adoptar una postura de cautela. En un intento de bajar la tensión, indica que se habían podido acelerar las conversaciones sobre el proyecto.
¿Una señal política?
La anticipación en los anuncios respecto a eventuales acuerdos por el FCAS puede responder a una señal política que Europa. La intención dar una señal que revierta supuestos de falta de cooperación entre los países comunitarios generados por las compras en defensa que cada país está realizando de manera individual.
En la última reunión de ministros de Defensa de los países miembros de la Unión Europea, se acuerda que se deben priorizar proyectos conjuntos como una manera de establecer fuerzas integradas hacia el futuro. Se menciona que sólo el 18% de la inversión en programas de defensa están destinados a iniciativas conjuntas. Los cuestionados anuncios respecto al FCAS ocurren a días del término de esta reunión.
Fotografía portada – FCAS