Apelando a la integración y conexión que genera la aviación, dos países del continente se lanzan en una particular aventura. Una hazaña que trasciende fronteras y barreras geográficas hasta nuestros días. Se trata del “Vuelo Panamericano”, un recorrido aéreo realizado por una escuadrilla aérea conjunta de Cuba y República Dominicana.
El “Vuelo Panamericano” emana de la Quinta Conferencia Internacional Americana en la que los países participantes, incluyendo los Estados Unidos, recomiendan a los Gobiernos del continente honrar a Cristóbal Colón con el levantamiento de un faro en su honor construido con la cooperación de los países en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana.
De esta acción, Cuba y República Dominicana establecen una escuadrilla de aeronaves para realizar un vuelo recorriendo los países. La flota la integran cuatro aeronaves. Tres son del modelo Stinston que aporta Cuba a través de la Sociedad Columbista Panamericana, al Ejército Constitucionalista de Cuba y a la Marina Constitucional Cubana, respectivamente. Se bautizan con el mismo nombre de las carabelas de Cristóbal Colón: “Niña, “Pinta” y “Santa María”. República Dominicana, por su parte, suma un Curtiss Wright R-19 adquirido por el gobierno de la época a los Estados Unidos.
La organización
Generado a instancias de la Quinta Conferencia Internacional Americana, el “Vuelo Panamericano” se materializa por el Presidente de la República Dominicana, Rafael L. Trujillo, el Presidente Constitucional de Cuba, Federico Laredo, el presidente de la Sociedad Colombista Panamericana; el coronel Fulgencio Batista, jefe de Estado Mayor del Ejército Constitucional de Cuba y el coronel Ángel A. González, jefe de la Marina Constitucional Cubana.
Para volar las aeronaves, Cuba escogen a los pilotos tenientes Antonio Menéndez Peláez, Feliciano Risech Amat y Alfredo Jiménez Alum, todos pertenecientes a la Marina Constitucional Cubana. República Dominicana encomienda la misión al mayor Frank Andrés Feliz Miranda del Cuerpo de Aviación del país. Los cuatro hombres del aire son apoyados por los técnicos Roberto Medina, Manuel Naranjo, Pedro Castillo, de Cuba y el sargento Ernesto Tejeda de la República Dominicana.
Para dar un cuerpo legal a la hazaña, el “Vuelo Panamericano” se establece por ley número 1.412. Esta, fija el 12 de noviembre como la fecha en que se debe iniciar la travesía cuyo nombre oficial es “Vuelo Panamericano Pro-Faro a Colón”.
La travesía
En conformidad con el documento legal, el 12 de noviembre de 1937 las aeronaves despegan desde el aeropuerto de Miraflores en Santo Domingo. Son despedidos por el Presidente Trujillo y altos funcionarios dominicanos, además de los miembros de la misión cubana y otros representantes diplomáticos. Como todo evento aéreo, las escuelas, organizaciones civiles y el público se da cita en el campo aéreo para ver despegar las aeronaves.
El primer destino es San Juan de Puerto Rico, ciudad a la que llegan pasado el mediodía. Ahí son recibidos por las autoridades y representantes consulares de la República Dominicana. La estadía en la isla es de dos días. El 14 de noviembre, las aeronaves toman rumbo a La Guaira para aterrizar en el aeropuerto de Maiquetía que atiende a la ciudad de Caracas, Venezuela.
La escala considera una estancia de tres días, periodo en el cual los pilotos son recibidos por el Ejército de Venezuela.
El siguiente tramo ocurre el 17 de noviembre. A primeras horas de la mañana, despegan de Maiquetía rumbo a Puerto España en la isla de Trinidad. La ruta continúa al día siguiente hacia Panamaribo, capital de la Guayana Holandesa, travesía que se complejiza por las altas temperaturas y el sol del trópico del mediodía.
El resto de los días de noviembre de 1937, la aventura está en Brasil. Comienza con el tramo Panamarinbo – Belén, para luego seguir a Fortaleza, Natal, Recife, Salvador y Río de Janeiro. La última escala brasilera ocurre el 29 de noviembre cuando salen de Porto Alegre rumbo a Montevideo.
El 03 de diciembre la escuadrilla despega desde la capital de la República Oriental del Uruguay para dirigirse hasta Argentina. En Buenos Aires, aterrizan en el aeropuerto de El Palomar, el mismo que atiende a una Base Aérea de la Fuerza Aérea Argentina y que hasta marzo 2020, se lo concibe como el eventual futuro primer aeropuerto de “bajo costo de la región”, proyecto que no tiene viabilidad hoy.
El 08 de diciembre se inicia el vuelo hasta Santiago de Chile, ciudad a la que llegan el 09 de diciembre. La escala es breve para seguir rumbo a La Paz, Bolivia. Se trata del último tramo normal para la expedición aérea. En adelante, la tragedia se hace presente.
La dura etapa final
El 15 de diciembre en tramo a Lima, desaparece en pleno vuelo la aeronave “La Niña” al mando del teniente cubano Feliciano Risech Amat. La falta de visibilidad por la densa neblina que cubre la capital peruana parece ser la causa del desastre y obliga a los pilotos del “Colón” y “La Pinta” a desviarse a Pisco. Sólo la aeronave “Santa María” llega a Lima, aterrizando en el aeropuerto de Limatambo (localizado en el actual distrito de San Isidro).
Las dos aeronaves en Pisco se encargan de la búsqueda de su compañero. Después de 35 horas sin lograr resultados positivos se unen con el resto de la aeronave. Tras arreglar desperfectos técnicos que fuerzan aterrizar en el valle de San Juan antes de llegar a Bogotá el 26 de diciembre.
El 29 de diciembre es el momento se seguir a Ciudad de Panamá. Sin embargo, según reportes de SCADTA (Avianca) parte de la flota se estrella en la cuenca del río Cali tras encontrarse encajonados por el relieve y no contar con la altura suficiente para sortearlo por la carga que llevan. Sólo la aeronave “Colón” de la República Dominicana sobrevive por estar volando a una altura superior. Su piloto se entera de la tragedia cuando llega a Panamá.
Finalmente, el mayor Frank Feliz Miranda, regresa a su país el 25 de enero de 1938 a bordo del del buque de guerra Presidente Trujillo. Es recibido con toda la gloria por circundar parte del continente junto con los aviadores cubanos que también son honrados como “héroes del cielo” para la posteridad.
Actualmente, la aeronave “Colón” está en la base aérea de San Isidro, lugar donde también hay un monumento al piloto Frank Feliz Miranda.
Fotografía portada - Archivo histórico