Después de cuatro años de su primer vuelo, finalmente la Autoridad de Aviación Civil de China (CAAC, por sus siglas en inglés) certifica al COMAC C919 como nueva aeronave de pasajeros para rutas medias. Las autoridades chinas celebran el logro y la futura puesta en servicio del avión. Celebran que su industria, ahora si está lista para ofrecer al mercado una alternativa a las propuestas que ofrece el mercado aeronáutico.
“Ustedes son los pilares y héroes del país. Gracias a sus esfuerzos, el proyecto de aviones grandes ha logrado logros gratificantes”, señala el Presidente de China Xi Jinping, a los desarrolladores del avión.
Finalmente, el C919 está listo para entrar al mercado. La autoridad aeronáutica china asegura que el diseño de la aeronave cumple con los estándares de seguridad de operación y con todos los requisitos exigidos. “La aprobación del certificado de tipo significa que el C919 tiene la entrada al mercado de la aviación civil”, explica Yang Zhenmei, directivo de la CAAC a cargo del proceso.
China cierra así, una etapa trascendental para su industria aérea y de la que quizás es la aeronave más emblemática que construye a la fecha, al menos para la aviación civil. Ahora, viene lo más importante: demostrar que el C919 es capaz de operar de acuerdo con los estándares internacionales y tener un respaldo post venta adecuado más allá de las fronteras chinas.
De acuerdo con información desde China, el C919 cuenta con un total de 815 pedidos por parte de 28 clientes, todos nacionales determinados por los factores culturales y por la injerencia del Estado chino en las compañías aéreas. China Eastern es el cliente de lanzamiento.
El C919 cuenta con una capacidad entre 150 y 160 pasajeros dependiendo de la configuración. Incluso, podría disponer de hasta 170 asientos suponiendo una configuración de alta densidad. Sus prestaciones entregan un alcance de hasta 2.900 millas náuticas o 5.500 kilómetros lo que le permite atender varias rutas medias. Sin embargo, distintas informaciones señalan que su desempeño óptimo está en rutas de hasta 2.000 mn (3.900 Km.).
Apuesta y demostración de poder de China
En 2008, China, a través de Commercial Aircraft Corporation of China (COMAC), lanza el programa C919 como nuevo avión de rutas medias. El proyecto forma parte del desarrollo de la industria aérea china, inserto como parte del posicionamiento del país en todo ámbito en el concierto internacional en una manifestación evidente de poder y capacidad.
El objetivo es contar con una aeronave disponible para el mercado en 2014. Sin embargo, después de varios retrasos, el avión recién puede ser presentado en 2015, en 2017 logra realizar su primer vuelo y cinco años después, consigue su certificación sólo en China. Para que sea exportable debe contar con la venia de las respectivas autoridades aeronáuticas y, muy especialmente, de la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos y la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), procesos que se ven por ahora lejanos.
Lo anterior, implica que la aeronave sólo puede entrar en servicio en China. Si no hay cambios, las operaciones futuras probablemente sean similares a las del ARJ21, ya en servicio desde hace algún tiempo y en algunas líneas aéreas chinas.
Rescatando experiencias anteriores de otros países que buscan desarrollar aeronaves para el servicio de pasajeros, COMAC recurre a la utilización de componentes extranjeros como una estrategia para asegurar mayores probabilidades de éxito del avión en los mercados internacionales. Por ejemplo, está los casos General Electric, Honeywell. El mismo fabricante reconoce que la participación internacional es fundamental para el éxito lo que sumado a los avances de la industria china es posible crear soluciones altamente competitivas.
La demora en el programa del C919 guarda relación con la política mundial, específicamente con los Estados Unidos, por las exigencias de licencias para exportar piezas a empresas relacionadas con el Ejército chino. Junto con ello, surgen en el camino otras situaciones específicas propias de la fabricación de aeronaves que retrasan los plazos respecto a las fechas originalmente presentadas.
Xi Jinping califica como un triunfo el hito que cumple el C919. Aunque todavía falta los resultados de su operación, la materialización de este proyecto allana el camino para el desarrollo de otras aeronaves de mayor capacidad.
“Se han logrado mayores avances en la investigación tecnológica, se ha acelerado el desarrollo escalado y serializado, se ha promovido sólidamente la construcción de una potencia de fabricación y el sueño chino de construir un país socialista moderno de manera integral y realizar el gran rejuvenecimiento de la nación china ha sido un esfuerzo incansable”, dice el Presidente chino.
Una alternativa sólo en China
Desde el inicio del proyecto hace más de una década -y con varios inconvenientes- hasta su certificación el 30 de septiembre de 2022, China publicita COMAC como alternativa a las propuestas de los dos grandes fabricantes occidentales, específicamente, el Airbus A320neo y Boeing 737 MAX. Sin embargo, se trata más de una propaganda que una “amenaza real”.
Entre las razones que complican el posicionamiento de los aviones chinos en el mercado de pasajeros guardan relación con las dudas que existe sobre desempeño y operabilidad, además de la confiabilidad que tienen este tipo de aparatos. Hasta, ahora los aviones chinos que consiguen exportarse -principalmente por relaciones más políticas que comerciales- no tienen el éxito esperado. Un ejemplo cercano es el Xian Ma-60 en Bolivia que se adquiere para renovar la flota de Fokker F-27 del Transporte Aéreo Militar (TAM), pero al poco tiempo son retirados.
Xi Jinping reconoce que todavía hay desafíos. En su reunión con COMAC durante la última etapa previa a la certificación del C919, menciona que la industria (china) debe continuar trabajando para abordar los problemas clave. “Pongan la seguridad y la fiabilidad en primer lugar y eliminen todos los riesgos potenciales para la seguridad. ¡El negocio de los grandes aviones debe hacerse bien!”
Sólo a través de la política, el C919 podría conseguir un cupo fuera de las fronteras chinas. La posibilidad de que la nueva línea aérea Nigeria Air lo incorpore es un ejemplo de ello. Lo que no está en discusión es el impacto local del C919, principalmente por los factores culturales y por el rol del Estado chino en la aviación.
Independiente de lo anterior, se puede decir que el C919 marca un punto de inflexión. Si bien desde hace años China fabrica aviones, algunos para el transporte de pasajeros, sus líneas aéreas dejan de utilizarlos para privilegiar aparatos de fabricación occidental. Si bien la injerencia estatal siempre está presente, recién con el ARJ21 y ahora con C919, comienzan a existir cambios, pero circunscritos al ámbito local.
Para que el C919 y otras aeronaves estén en los mercados internacionales, COMAC tendrá que demostrar en los próximos años que sus aviones cumplen los requerimientos básicos de economía, prestaciones, soporte y la confiabilidad que demandan todos los operadores mundiales. Algo que va más allá de sumar a proveedores internacionales en la producción. Si el avión no logra satisfacer alguno de los aspectos mencionados, probablemente sea un intento más entre todos los nuevos proyectos que aparecen, tal como ocurren con nuevos aparatos de la industria rusa o algunos proyectos de la propia China.
Por lo anterior, Airbus, Boeing o Embraer no muestran mayores temores frente al nuevo producto chino. Basan su seguridad en la experiencia acumulada por décadas y la confiabilidad de sus productos como cartas de presentación positivas y seguras ante sus clientes, más un excelente nivel de relaciones políticas como resultado de una mayor cooperación internacional.
Lo anterior no quiere decir que no sean precavidos. Airbus construye aviones de la familia A320 en Tianjin y ha adaptado modelos -como el A330-, para atender necesidades de flota del mercado asiático. Boeing ha cerrado recientemente un acuerdo estratégico con la República Popular China, para cooperar en distintos ámbitos aeronáuticos y ayudar a las respectivas industrias –COMAC incluida-.
Independiente de su éxito y de su impacto, el C919 debe ser visto como una apuesta a futuro. Si el avión resulta exitoso, será un excelente punto partida para continuar con el programa o incursionar en otros de mayores dimensiones.
Fotografía portada – COMAC