El interés de Delta en Sudamérica no es nuevo. Décadas antes de la de la compra del 20% y acuerdo de negocio conjunto con LATAM, así como de su inversión anterior en Aeroméxico, los ojos de la compañía con sede en Atlanta ya están puesto en la región.
Transcurren los últimos años de la década de 1990. Por esos años, las operaciones de Delta en Sudamérica prácticamente son inexistentes, quizás Caracas es la excepción con sus vuelos desde Atlanta. En medio de un escenario en que sus competidores como American Airlines y United dominan la escena de los vuelos entre los Estados Unidos y Sudamérica, se presenta en el Perú una oportunidad de ingresar a la región.
Transcurre 1998, aunque probablemente los contactos comienzan antes. AeroPerú, la línea aérea de bandera del Perú, atraviesa serios problemas financieros por las deudas acumuladas, malos manejos y, sin dudas, por el desprestigio de la marca tras el accidente del vuelo PL603 en octubre de 1996, que tras un error humano cae al mar frente a las costas de Ancón al norte de Lima a pocos minutos de despegar rumbo a Santiago.
AeroPerú está controlada por el Grupo Cintra. Se trata de un conglomerado del Gobierno de México que adquiere los activos de los bancos mexicanos arruinados, así como de Aeroméxico y Mexicana de Aviación. Entre 1993 y 1999, la línea aérea peruana se integra a este grupo como parte de su privatización formando la alianza “Alas de América” con las firmas mexicanas que implica acuerdos de código compartido, servicios de mantenimiento, y entrenamiento de tripulaciones.
Por las deudas acumuladas y pérdidas, Cintra decide vender el 35% de su participación en AeroPerú a Delta Air Lines. Para la firma estadounidense, la compañía aérea peruana es una gran oportunidad para crecer en América Latina considerando la red de que disponía desde Los Ángeles y Miami por el Norte hasta Buenos Aires y Santiago de Chile por el sur.
AeroPerú es un perfecto complemento para la red de Delta. Para concretar la compra, la firma peruana debe trabajar en mejorar sus estándares para nivelarlos a las exigencias de Delta. Sólo de esta manera, los estadounidenses asegurarían la inversión. Como la quiebra es casi inminente sólo se inyecta dinero para sostener las operaciones.
Buscando salvavidas: American y Continental
Si bien el compromiso está en mejorar los estándares operacionales y de seguridad, además del servicio, AeroPerú no consigue cumplir ese objetivo. Ante esta situación, se negocia un posible aumento de la inversión para extender los plazos y evitar que la desaparición -considerada como un hecho en esos años en el Perú- se materialice.
Tanto Cintra como Delta no ven mejoras en AeroPerú, cuyas finanzas siguen en rojo generando un arrastre en toda la compañía. Por lo tanto, abandonan cualquier idea de invertir y ponen fin a su aventura en el Perú.
Como último recurso, se busca ofrecer la línea aérea de bandera a otras líneas aéreas estadounidenses. American Airlines y Continental Airlines se interesan por AeroPerú ya que la red de rutas que posee y la ubicación preferencial de Lima sientan muy bien para cualquier crecimiento. Continental ya viene incursionando en Copa Airlines por lo que una experiencia favorable en el Perú es una oportunidad para realizar sinergias.
Sin embargo, la situación política del Perú bajo los últimos años de Alberto Fujimori afecta las perspectivas de inversión. La inestabilidad no brinda la seguridad para ingresar en el país y la fuerte competencia de líneas aéreas locales como AeroContinente provocan el deterioro por completo de AeroPerú. Así, el 10 de marzo de 1999, la “línea aérea que hermana al Perú con el resto de América” llega a su fin al cesar todas sus operaciones.
Y si todo hubiera salido bien…
El imaginario aeronáutico da para mucho. Suponiendo que Delta hubiese logrado concretar su inversión en AeroPerú, es posible que la compañía peruana persista hasta el día de hoy. Su realidad sería comparable a la de una Aeroméxico o Copa Airlines. Probablemente, podría estar entre los grandes competidores, tal como lo llega a ser en años de mejor esplendor (a principios de la década de 1980).
En lo que respecta a aeronaves, la flota sería similar a Delta en algunos modelos. Para vuelos domésticos, los antiguos Boeing 727 y B737-200Adv habrían sido reemplazados por B737-700 o -800 que Delta posteriormente incorpora. Para las rutas medias, es altamente posible que se hubiese incrementado el número de B757-200, además de incorporar varios B767-200ER/-300ER para los tramos de mayor densidad. Si se proyectase hasta la actualidad la familia Airbus A320 o B737 MAX quizás estarían sumándose, tal como lo hacen en el resto de las líneas aéreas latinoamericanas.
Referente a la red, AeroPerú hubiese mantenido su red en América Latina y el Caribe con conexiones a los Estados Unidos en Miami, Los Ángeles y, posiblemente, un retorno a Nueva York (JFK). Todo mientras Delta opera los vuelos a Lima desde Atlanta como ocurre hoy. Desde Lima, la empresa peruana sería un alimentador de los vuelos de Delta y un conector entre destinos sudamericanos.
En materia de servicio, probablemente los estándares estarían muy similares a los de Delta o comparables al resto de las líneas aéreas de la región. Nuevamente, Aeroméxico o Copa Airlines podrían ser un nuevamente un referente imaginario.
Fotografía portada – Toni Marimon