Con la restricciones político-sanitarias ya en el pasado en muchos países, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) reflexiona de dos años sumamente adversos para la aviación y especialmente para las personas. Desde su parecer, el COVID-19 deja nuevos desafíos especialmente para las Gobiernos después de las descoordinadas y adversas decisiones tomadas durante los dos últimos años.
En la Asamblea General de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) que se desarrolla en Montreal, IATA hace un llamado a las autoridades políticas a estar mejor preparadas para futuras emergencias sanitarias. El gremio que representa a las líneas aéreas pide a los Gobiernos repensar sus decisiones y evitar respuestas fragmentadas.
IATA dice que la tarea de eliminar las restricciones y volver a la normalidad todavía sigue. Muchos países, especialmente en Asia, mantienen restricciones que impiden reactivar. También en el mundo las medidas que persisten son descoordinadas y destruyen cualquier efectividad, además de crea confusión entre las personas. Por ejemplo, la obligación del uso de mascarillas a bordo de los aviones. En unos países o rutas si, en otras no.
“Los Gobiernos deben aprender las lecciones del COVID-19 para que la próxima pandemia no resulten en fronteras cerradas que se traduzcan en dificultades sociales y económicas”, sentencia Willie Walsh, director general de IATA.
El COVID-19 y la crisis generada muestra que la mayoría de las autoridades políticas se equivocaron. Algunas más que otras. Ni los cierres de fronteras extensos, ni las restricciones de viaje ni otras medidas impuestas a la población funcionaron para detener a un virus. La toma de decisiones da cuenta que las acciones para intentar detener a un organismo microscópico se toman como si se tratara de simples personas.
IATA plantea que a futuro las emergencias de carácter mundiales deben atenderse con respuestas estandarizadas y globales. En ese sentido, se deben recoger las lecciones aprendidas de lo sucedido en el COVID-19.
Como organismo de la aviación, también hay un mea culpa. No obstante, da a entender que es en un menor grado porque las decisiones no la toman las empresas o las organizaciones, sino que las autoridades de los Gobiernos.
Desde el sector aéreo, el desafío es revisar los protocolos establecidos del Grupo de Trabajo para la Recuperación del Transporte Aéreo (CART) de OACI. Las medidas y recomendaciones emanadas de ese grupo están basadas en la ciencia y una compresión acumulada de la crisis del COVID-19. De aplicarse, el mundo debiera tener un marco de preparación para evitar los desastrosos cierres de fronteras para reemplazarlos por una gestión de riesgos más proporcionados, comunes y, por sobre todas las cosas, transparentes.
En la 41va Asamblea General de OACI, IATA solicita el liderazgo de OACI y también de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para desarrollar una serie de respuestas a futuras crisis. Si bien OACI y OMS son organismos reconocidos, sólo emiten recomendaciones por lo que su actuar es limitado y sujeto a la voluntad política de las autoridades de turno.
En el sistema político internacional, las emergencias sanitarias forman parte de las nuevas amenazas a la seguridad global por sus consecuencias en distintos ámbitos y niveles. Con un mundo más conectado e interdependiente, además de acciones ambientales naturales o forzadas, la aparición de nuevas enfermedades, epidemias, pandemias o endemias es un hecho.
América Latina en buen momento
Después de vivir extensos cierres de fronteras y múltiples restricciones a la libertad de las personas -incluyendo a los viajes- las políticas de confinamiento están en el pasado. Tardíamente, recién el 01 de octubre, Chile -uno de los países con más limitaciones impuestas por la pandemia- quita casi todas las medidas impuestas a su población lo que sienta las bases para impulsar una recuperación. En la región quedan todavía restricciones, pero son mínimas.
Aprovechando el Día Mundial del Turismo, celebrado el 27 de septiembre, la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) señala que la región está en un buen momento para impulsar la recuperación después del COVID-19, impulsado por un fenómeno conocido como el “turismo de venganza”.
Para ALTA, la reactivación del turismo ha sido una de las claves para superar los efectos devastadores de la pandemia del COVID-19 en todo el mundo. Esto, porque a medida que las restricciones a los viajes desaparecen, las personas buscan viajar por el simple hecho de no quedarse en sus casas o reanudar sus actividades postergadas.
“En 2020 ALTA desarrolló un índice de apertura a los viajeros internacionales en los países de la región y, desde entonces, hemos venido monitoreando cómo los países que más rápidamente levantaron las restricciones de viaje han tenido una mayor recuperación e incluso crecimiento frente a los niveles 2019. Destacan México, Colombia y República Dominicana, todos con crecimientos entre 8% y 16%”, comenta José Ricardo Botelho, director general de ALTA. “En una región como Latinoamérica y el Caribe que cuenta con islas, países continentales, geografías intrincadas y menos carreteras o alternativas como el tren, más del 70% de los turistas se traslada por vía aérea. Se trata de un equipo fundamental: el sector aéreo y el turismo”, agrega.
Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), la reactivación de los viajes representa para 2021 un total de 289,5 millones de empleos para la industria, de los cuales 18,2 millones son nuevos empleos con un 6,7% de crecimiento respecto a 2020. Si bien la base comparativa es baja, no deja de ser significativa. Las cifras sugieren que uno de cada once empleos en el mundo corresponde al sector de viajes y el turismo.
Las proyecciones del WTTC muestran que en los próximos diez años, el sector tendrá un crecimiento promedio de 5,8% más del doble del crecimiento promedio de la economía global (estimada en 2,7%). Se estiman 126 millones empleos. En la región, destaca el rol de México con un aporte a 2,3% de esos puestos de trabajos y el resto de Latinoamérica un 4,7% del total global.
En materia de aviación, la tasa de recuperación en el número de pasajeros aéreos en Latinoamérica y el Caribe continúa siendo la más alta en el mundo. Con 90,5% de recuperación, sigue superando a regiones como Norteamérica y Europa que tienen 85,0% y 78,0%, respectivamente. Para ALTA, la región necesita de la aviación y las estadísticas (más el comportamiento de la gente) lo reflejan.
“Aún tenemos importante espacio para impulsar el sector viajes y turismo. Mientras que en Estados Unidos la población realiza en promedio unos 2,5 viajes aéreos por año, en nuestra región son 0.6. Por ello, en ALTA seguimos trabajando con autoridades y con la industria para generar entornos más competitivos que permitan seguir acercando este medio de transporte esencial a más personas”, agrega Botelho.
Fotografía portada – Ricardo J. Delpiano