Desde el 26 de septiembre está reabierta la frontera entre Colombia y Venezuela después de cinco años de cierre. Con ello, también debieran haberse retomado los vuelos por parte de las líneas aéreas de ambos países. Sin embargo, la reconexión aérea está entrampada en temas administrativos.
El caso más significativo es la suspensión de la venta de boletos aéreos para Wingo por decisión de Nicolás Maduro. La compañía colombiana de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés) de propiedad de Copa Holdings S.A. fija su regreso a Venezuela para el 04 de octubre. En un comunicado, la empresa señala que la medida es temporal y confían en obtener la pronta autorización para operar la ruta Bogotá – Caracas.
Previamente, el Instituto Nacional de Aviación Civil (INAC) de Venezuela indica que las líneas aéreas colombianas deben todavía esperar la oficialización de los itinerarios para comercializar los pasajes. En ese sentido, se infiere que la firma colombiana habría cometido un error al anticiparse en una comercialización suponiendo una autorización para la fecha que fija el regreso de vuelos.
Wingo reconoce haber vendido pasajes, por lo que se encuentra contactando a los viajeros para ofrecer soluciones. La compañía señala que reitera su compromiso con la conectividad de Colombia y Venezuela, siempre dentro de los plazos y condiciones que determinen los Gobiernos.
Desde Venezuela, la situación también es compleja. Conviasa también esperaba retomar los vuelos entre Caracas y Bogotá, a partir del 26 de septiembre. Sin embargo, los vuelos no pueden comenzar por las sanciones que impone los Estados Unidos a través de Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) para la empresa y sus aeronaves.
Si bien Colombia y Venezuela son países soberanos, la influencia política estadounidense es determinante. Por lo tanto, mientras no se levante las sanciones de los Estados Unidos contra Venezuela es difícil suponer una operación a territorio colombiano. Para sortear la restricción, el gobierno venezolano está buscando a otras líneas aéreas nacionales.
En ese ámbito, otra compañía que también atendería la reconexión aérea entre Colombia y Venezuela es Turpial Airlines. Si bien asegura que reciben los permisos de Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil) también deben contar con el permiso a la solicitud de operación de la INAC después de que esta institución la designe como transportador aéreo. Los 27 vuelos programados hasta diciembre todavía no se inician.
También están pendientes la situación para Avianca y LATAM, otras dos compañías aéreas que están interesadas en operar en Venezuela. A estas se podría sumar la estatal SATENA.
Petro incorpora a SATENA en la reconexión con Venezuela
Según reportes de prensa en Colombia, el ministro de Transportes, Guillermo Francisco Reyes, asegura que el gobierno de Gustavo Petro “tiene lista” a SATENA para volar a Venezuela. La línea aérea controlada por la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) no realiza vuelos internacionales, por lo que una eventual operación a Caracas u a otra ciudad venezolana desde cualquier punto de Colombia sería una novedad.
Para atender la ruta, SATENA utilice un Boeing 737-700 adquirido por la FAC a Delta Air Lines (registro FAC1220) para operar de manera más eficiente y sin afectar el resto de las operaciones en Colombia.
Según el embajador de Colombia en Caracas, la intención del gobierno de Petro es asignar a SATENA como la principal línea aérea en la ruta. La operación a Venezuela estaría enmarcada en un rol mayor de la empresa estatal en el mercado aéreo colombiano.
Cabe recordar que SATENA es una línea aérea calificada como de integración del país. Con un rol social atiende principalmente rutas y destinos que no sirven el resto de las líneas aéreas colombianas. En ese sentido, no hay conflicto con el resto de las compañías por eventuales competencias desleales. No obstante, una mayor participación podría cambiar el panorama.
Fotografía portada - Benjamín Concha